Así descubrió la niña María Sanz de Sautuola las pinturas de Altamira
Este año de 1979 se cumple el primer centenario del descubrimiento para la humanidad de las mundialmente famosas pinturas en las Cuevas de Altamira.
Efemérides es ésta que hay que señalar como uno de los hechos más trascendentes en la historia del arte ya que estos dibujos, estas pinturas rupestres que el hombre primitivo trazó sobre una roca de aquellas cuevas donde vivía hace 15.000 años, por el interés científico que atesoran se les ha denominado como la “Capilla Sixtina del Arte Rupestre en el mundo”
Descubiertas en 1868
Sabido es cómo anteriormente, en 1868, un cazador descubrió casualmente estas cuevas persiguiendo a un zorro que se había escondido entre unos matorrales y penetrando en una oquedad.
Esperó pacientemente el cazador a que saliese el perro, cuando se sorprendió, en esta espera, de los aullidos que lanzaba su propio can al quedar atrapado en unas grietas. El hombre apartó como pudo aquellas piedras para sacar de allí a su perro, y fue entonces cuando quedó al descubierto la entrada de una gruta, hecho al cual no concedió mayor importancia.
Sin embargo, este fue el origen del descubrimiento de lo que más tarde serían las mundialmente famosas Cuevas de Altamira, con su fabuloso conjunto de pinturas sin igual en el mundo
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Siete años más tarde ...
Pero para que todo esto llegase, es decir, para que una vez descubiertas las oquedades que daban acceso a las cavernas se llegase a investigar cuanto atesoraban dentro de sí, tuvieron que pasar aún siete largos años, hasta que don Marcelino Sanz de Sautuola, un hidalgo montañés encariñado con la investigación, decidió comprobar si existía algún motivo interesante dentro de aquellas cuevas abandonadas …
En sus primeras visitas, don Marcelino excavó la primera de las salas, poniendo al descubierto una serie de hallazgos importantísimos del hombre primitivo. Es más, incluso vio unas pinturas en el fondo de la galería, pero que no eran las que existían celosamente guardadas por el tiempo, en el techo de la gran sala, y que hoy son tan famosas como únicas.
¡Mira, papá, ahí hay unos toros …!
Las investigaciones del hidalgo montañés continuaron, y en 1.879 -es decir, ahora hace los cien años justos-, acompañado de su hija María, que con sus 8 años de edad se había convertido en su eficaz colaboradora, fue cuando tuvo lugar el feliz hallazgo de las célebres pinturas.
La niña, en uno de aquellos momentos junto a su padre que investigaba, con toda su candidez y mientras le ayudaba a recoger algún hallazgo, exclamó en un momento mirando hacia el techo de la cueva. -¡Mira, papá, ahi, ahi, hay unos toros…!
Aquella llamada de la niña había servido para descorrer unos velos de más de 15.000 años de historia, porque a partir de aquel mismo momento, Altamira quedó clavada como un hito señero en el conocimiento de la vida de la humanidad
Ahora, el centenario de las pinturas
Así, pues, concretamente este año de 1979 es cuando se cumple el primer centenario del descubrimiento de las famosas pinturas de las cuevas de Altamira, las pinturas rupestres únicas en todo el mundo, fecha crucial en la historia del arte, repetimos, que suponemos se conmemorará con diversos e importantes actos, no sólo a nivel provincial, sino también nacional e incluso internacional, puesto que las cuevas de Altamira y sus excepcionales pinturas constituyen un auténtico patrimonio de la humanidad.
Julio PÓO SAN ROMÁN
DM/ Martes, 20 de marzo de 1979
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