lunes, 31 de mayo de 2021

Cómo se elegían los oficios en el antiguo Valle de Alfoz de Lloredo por Lorenzo Correa Ruiz

 
En el Archivo Histórico Nacional de Madrid se guarda el expediente que se hizo en 1689 para ingreso de la Orden de Santiago de don Baltasar de la Torre de Cossío, natural de Novales, en el que aparece la declaración que hizo a los informantes de la Orden el escribano de Novales, don Francisco de Iglesia Bustamante, de cómo se elegían en el Valle de Alfoz de Lloredo los cargos de Alcalde, Regidores, Procuradores, etc., que transcribo por considerar de interés y en especial para los que estudien las instituciones jurídicas de la Montaña, y dice así:

“En dicho lugar de Novales, dicho día, mes y año, en conformidad del auto antecedente, fuimos al oficio de Francisco de Iglesia Bustamante, escribano del número y Ayuntamiento del Concejo y Valle de Alfoz de Lloredo, vecino que dijo ser de este lugar de Novales a quien recibimos juramento que hizo a Dios y la Cruz y prometió decir verdad y guardar secreto en lo que supiese y le fuese preguntado y siéndolo, si sabía que don Baltasar de la Torre Cossío, pretendiente, su padre don Diego de la Torre y sus abuelos don Lorenzo de la Torre y don Bartolomé de Cossío, hayan estado y estén asentados en los padrones por hijosdalgo notorios y obtenido alguno de los oficios de Alcalde, Regidor y demás que toquen y pertenezcan al estado de tales hijosdalgo, dijo que tiene entendido por lo que ha visto, así en los papeles de su oficio, como en lo de otros escribanos del número y Ayuntamiento de este Valle, que todos los referidos, han ejercido dichos oficios honoríficos y que están empadronados por caballeros hijosdalgo, para cuya comprobación se remite a los libros de Padrones que parasen en dicho oficio y en los demás de este Valle de Alfoz de Lloredo, que con el que está a su cargo son cuatro los que hay en dicho Valle.-

 Y luego incontinenti le requerimos nos pusiese de manifiesto dichos papeles de su oficio, pues así convenía al gobierno de Su Majestad y mejor cumplimiento de la comisión que de su mandato traíamos, a que respondió estaba pronto para ejecutarlo y en su cumplimiento nos introdujo en una sala baja de las casas de su morada, donde había, frente a la entrada de dicha sala, tres estantes y dos cajones en los cuales estaban colocados los Instrumentos y papeles que pertenecían a su oficio de tal escribano, y habiéndole pedido nos exhibiera los libros de padrones y elecciones que hubiese y perteneciesen a nuestras diligencias y calidades del pretendiente, los buscó y buscamos con él con toda diligencia y no hallamos entre ellos ningún libro de elecciones de los oficios referidos de Alcaldes o Regidores y preguntándole dónde pararían y los podríamos hallar, respondió que en su oficio, como lo hemos reconocido, no hay tales libros de elecciones y que tiene entendido sucederá lo mismo con todos los demás de este Valle, respecto de que el estilo y costumbre que hay en él, como en los demás de esta comarca, es en cuanto a elecciones de Alcaldes Ordinarios, el que viene es un juez de Residencia de orden del Consejo Real de Castilla, con su Audiencia y hace juntar los Capitulares de cada Valle, recibiendo de cada uno de por sí, sus votos secretos, escogiendo seis de los que tienen más votos y “encantarándolos”, se llama a un niño el cual saca una cédula y se lee en voz alta por el escribano del Juez de Residencia, declarando al que expresa la cédula por Alcalde Ordinario por un año y recibiéndole todos por tal, queda en el ejercicio de dicho oficio sin que dicho nombramiento quede escrito, ni asentado en ninguno de los libros del Ayuntamiento y que así lo vio practicar el declarante el año pasado de 1688, que se halló como tal escribano en el Ayuntamiento de dicho Valle de cuyo acto capitular, no quedó en su poder instrumento ni papel que condujese a la dicha elección y que el instrumento original de ella lo llevó el dicho Juez de Residencia al Consejo, como tiene entendido y lo ha oído, es de estilo y costumbre, como el que no quede dicha elección tanto, ni traslado alguno en ninguno de los oficios de escribanos del Ayuntamiento del Valle.- 

Y que cuanto a las elecciones de Regidores, Contadores y Tenientes, sabe que el estilo y costumbre de los lugares de este Valle de Alfoz de Lloredo, es que cada uno de por sí, estando en su Concejo van votando y cuatro de los que tienen más votos, pasan a hacer la elección de dichos oficios y para ello entran en la Iglesia parroquial de cada lugar y a la puerta de ella está el Procurador General actual con un escrito en sus manos y recibe juramento a cada uno de por sí, de que no se elegirá para ninguno de los dichos oficios de Regidores, Tenientes y Procuradores, quien no sea notorio hijodalgo y jurándolo así, les permite entrar en la dicha Iglesia, cerrándolos dentro solos y él con los demás quedándose de la parte de afuera, hasta que los electores han concluido su elección y piden se abran las puertas en voz alta, uno de ellos, el más anciano, publica los elegidos, para que los tengan por tales capitulares y así se ejecuta, sin que haya Juez, ni escribano, que lo ponga por diligencia, siendo esta costumbre guardada inviolablemente de tiempo inmemorial a esta parte, en todos los lugares de este Valle menos en la Villa de Comillas, que aunque es jurisdicción de él, por obviar los inconvenientes y tumultos que se han ofrecido en algunas ocasiones por la mucha vecindad de dicha Villa y los muchos que desean entrar a ejercer dichos oficios, han tomado por acuerdo el que el Alcalde Ordinario que a la sazón fuere de dicho Valle, asista a las elecciones de dichos oficios de Regidores y Procuradores Generales y con su asistencia y de los electores nombrados por dicha Villa se hacen dichas elecciones ante el escribano de ella con decreto que se hace del acto y lo pone por diligencia el dicho escribano, a todo lo cual se ha hallado el que declara repetidas veces, y que no hay más libro de elecciones para que conste de las personas que ejercen y han ejercido los referidos oficios de Alcaldes, Regidores y Procuradores, que los actos judiciales, que paran en los oficios de los escribanos y cuentas que dan y toman los tales que han sido Regidores y Procuradores, y concluye el que declara, que todos los que son electos y ejercen dichos oficios son precisamente Caballeros hijosdalgo, sin que pueda llegar el caso de suceder lo contrario a causa del rigor que en esto hay e interés público.
Lorenzo Correa Ruiz
(28 Revista Altamira 1962-1963)
 
Baltasar de la Torre Cossío, su padre Diego de la Torre y sus abuelos Lorenzo de la Torre y Bartolomé de Cossío, principales actores del expediente relatado, comprobamos sus raíces  en Novales acudiendo a
(Ascagen 9 primavera 2013) “Linaje y mayorazgos de Torre en Comillas” por Carlos Argüeso Seco.

“Tercer mayorazgo de Torre, en Novales

Lorenzo de la Torre y del Tejo -hijo varón tercero de Baltasar de la Torre y de Mencía González del Tejo- nació el 23 de junio de 1596 en Comillas, donde casó con Ángela de la Guerra, natural de Casar de Periedo e hija de Diego Gómez de la Guerra, natural del lugar de Novales y descendiente de la noble Casa de Guerra en el lugar de Ibio, y de Francisca Gómez de la Torre, natural de dicho lugar de Casar de Periedo,. Ángela capituló en el año 1620 para casarse por palabras de futuro con Gerónimo de la Sierra, hijo mayor de Alonso de la Sierra y Pérez de la Bara, escribano, y de su primera mujer, María Martínez de la Rabia, vecinos de la villa de Comillas. Este matrimonio no tuvo efecto y Gerónimo terminó ingresando como monje profeso en el convento de San Zuill de la villa palentina de Carrión de los Condes, de la orden de San Benito. Ángela acabó casándose con Lorenzo de la Torre, siendo las velaciones el 27 de diciembre de 1623. Lorenzo fue curador durante varios años de Baltasar y Pedro de la Torre y de la Cerda, sus sobrinos, vecinos de Comillas e hijos de su hermano Juan, primer mayorazgo de los vínculos Torre en dicha villa. Fueron vecinos del lugar de Novales, donde fueron padres de Diego, Mencía, Juan, José y Francisco. Lorenzo murió en dicho lugar el 6 de agosto de 1638 y su viuda testó ante Domingo Fernández de la Cotera, escribano vecino de Comillas.

Diego de la Torre y Guerra, nació en Casar de Periedo el 26 de enero de 1626 y se casó el 8 de noviembre de 1649 con Juliana de Cossío, nacida en Cigüenza el 2 de abril de 1630 e hija de Bartolomé de Cossío y Sánchez de Isla, natural de Cigüenza, y de Catalina de la Sierra Cos y Cossío, natural de la villa de Comillas.
Fueron vecinos de Novales donde testaron. Juliana de Cossío el día 7 de enero de 1705 ante Francisco Antonio José de Iglesia Bustamante, escribano por su Majestad en el número y ayuntamiento del valle de Alfoz de Lloredo, en el que lega el tercio y quinto de sus bienes en su hijo mayor Diego de la Torre Cossío. Diego de la Torre y Guerra testó el día 4 de octubre de 1706 y su codicilo el día 12 del mismo mes y año ante el mismo escribano. En su testamento, Diego manda ser enterrado en la parroquia de Santa María de Novales, en mitad de la capilla de Nuestra Señora del Rosario, en la parte donde él tenía su asiento, heredado de sus progenitores. Manda 20 ducados de vellón para la realización de 110 misas por su alma y el de su mujer difunta y otros 20 más para poner en censo a favor de la fábrica de la parroquia de Novales. Declara ser poseedor de un vínculo en Novales y funda, así mismo, un nuevo mayorazgo regular sobre el tercio y remaneciente del quinto de sus bienes de libre disposición en su nieto mayor Juan de la Torre Cossío, su hijo, y de doña María de la Torre de Trassierra, su nuera. En dicho mayorazgo incluye la casa baja que es cocina y vivienda con su caballeriza, según todo está junto e incorporado, que tiene en el lugar de Casar, concejo de Periedo, del  Valle de Cabezón, con más el solar que está a la trasera, incorporado con dicha casa que la cerca y rodea  linda con el campo que llaman de San Roque de dicho lugar, delante del hospital, según y en la forma que lo heredó de doña Ángela de la Guerra, su madre legítima. Juliana murió en 1705 y Diego al año siguiente, siendo padres en Novales de Diego, nuevo mayorazgo, Lorenzo, Baltasar, Mencía, Juan Antonio, Catalina, Alejandro y Francisco.

Baltasar de la Torre Cossío nació en Novales el 21 de diciembre de 1653. Fue caballero de la orden de Santiago y vecino de Sevilla, donde casó con Juliana Laureana de Alfaro, hija de Francisco Rodríguez de Alfaro, igualmente caballero de Santiago y familiar del Santo Oficio de la Inquisición, y de Ana María Ortiz de Morales. Fueron padres, en Sevilla, de Diego Leandro (casó con Antonia de Casaus). Baltasar (también fue caballero de la orden y hábito de Santiago y veinticuatro de la ciudad de Sevilla), de Francisco  de Juliana de la Torre Cossío. Con fecha 5 de octubre de 1688 recibió certificación de armas. Baltasar y su hijo del mismo nombre ocuparon diferentes cargos en el Consulado, Diputación y Cabildo de la ciudad de Sevilla".


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jueves, 20 de mayo de 2021

El Gran Capitán José De la Guerra, natural de Novales


Retrato de don  José de la Guerra 

Una obra en inglés sobre el capitán don José de la Guerra, de Novales

Por Fray Mª Patricio Guerín  O.C.S.O.

El Gran Capitán José de la Guerra, por el P. Joseph A. Thompson, O.F.M. 25 x 17 cms.; doscientas cuarenta y cuatro páginas; 1961. Impresa por Cabrara & Sons, Los Ángeles.

CUALQUIERA creería que a tal título correspondería una obra en castellano, más no es así. El autor es bisnieto del biografiado y religioso franciscano, y publica la obra en inglés. Sin embargo, era justo se encabezase en castellano la biografía de quien nació en la Península, y más en concreto en el pueblo de Novales (Provincia de Santander), el 6 de marzo de 1779, como primogénito de don Juan José de la Guerra y Ceballos y de doña María Teresa de Noriega y Barreda.

A la edad de 13 años parte el joven Guerra para Méjico, en compañía de su tío don Pedro González de Noriega. Su deseo personal parece haber sido el de ingresar en la Orden de Predicadores, más, ya que a ello se opusieron sus familiares, se dedicó a la carrera militar. Con ese fin se encaminó a la alta California, en donde sería el brazo derecho de los misioneros franciscanos.

Alférez en 1801, fue nombrado al año siguiente habilitado de Monterrey. En 16 de mayo de 1801 contrajo matrimonio con doña María Antonia Carrillo, cuyos padres habían recibido la bendición nupcial de Fray Junípero Serra. Desde 1806 a 1809 fue habilitado de San Diego. En 1810 fue nombrado habilitado general de las Californias, pero cayó en manos de los rebeldes al dirigirse a Méjico. Fue liberado en 1811 y designado Ayudante Mayor de las fuerzas realistas. En 1815 se le nombró Comandante del presidio de Santa Bárbara. Dos años más tarde recibió el nombramiento de Capitán, y como tal fue conocido en adelante, por antonomasia.

Las peripecias de su largo período en activo (hasta 1842) no fueron muy brillantes, por cuanto era muy escaso el personal a sus órdenes y los medios de defensa que tenía a su disposición.

Al proclamarse la Independencia de Méjico en 1821, el Capitán Guerra aceptó el nuevo estado de cosas y siguió en su cargo hasta que fue elegido Diputado en 1827. En la página 95 se hallan las razones que le movieron a apoyar al nuevo régimen.

Después de retirarse en 1842, vivió aún dieciséis años. Falleció a las once y siete minutos del 11 de febrero de 1858. Es digno de notarse (aunque no parece se le ocurrió al autor) que estos fueron los momentos de la primera aparición en Lourdes. Es interesante su testamento, que se puede ver íntegro en el capítulo VII.

En el siguiente se leen diversos elogios póstumos. Antes de morir, en 1 de mayo de 1847, el Capitán volvió a adquirir la nacionalidad española.

El apéndice A contiene resumen histórico acerca del presidio de Santa Bárbara. También son de notable interés los restantes diez apéndices. Un buen número de láminas y facsímiles completan el acierto de esta obra, que bien merecería los honores de una traducción al castellano.

Fray Mª Patricio Guerín O.C.S.O.

(publicado en el nº 28 de la revista Altamira 1962-1963)


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