En el
Archivo Histórico Nacional de Madrid se guarda el expediente que se hizo en
1689 para ingreso de la Orden de Santiago de don Baltasar de la Torre de Cossío,
natural de Novales, en el que aparece la declaración que hizo a los informantes
de la Orden el escribano de Novales, don Francisco de Iglesia Bustamante, de
cómo se elegían en el Valle de Alfoz de Lloredo los cargos de Alcalde,
Regidores, Procuradores, etc., que transcribo por considerar de interés y en
especial para los que estudien las instituciones jurídicas de la Montaña, y
dice así:
“En dicho
lugar de Novales, dicho día, mes y año, en conformidad del auto antecedente,
fuimos al oficio de Francisco de Iglesia Bustamante, escribano del número y
Ayuntamiento del Concejo y Valle de Alfoz de Lloredo, vecino que dijo ser de
este lugar de Novales a quien recibimos juramento que hizo a Dios y la Cruz y
prometió decir verdad y guardar secreto en lo que supiese y le fuese preguntado
y siéndolo, si sabía que don Baltasar de
la Torre Cossío, pretendiente, su padre don Diego de la Torre y sus abuelos don Lorenzo de la Torre y don
Bartolomé de Cossío, hayan estado y estén asentados en los padrones por
hijosdalgo notorios y obtenido alguno de los oficios de Alcalde, Regidor y
demás que toquen y pertenezcan al estado de tales hijosdalgo, dijo que tiene
entendido por lo que ha visto, así en los papeles de su oficio, como en lo de
otros escribanos del número y Ayuntamiento de este Valle, que todos los
referidos, han ejercido dichos oficios honoríficos y que están empadronados por
caballeros hijosdalgo, para cuya comprobación se remite a los libros de
Padrones que parasen en dicho oficio y en los demás de este Valle de Alfoz de
Lloredo, que con el que está a su cargo son cuatro los que hay en dicho Valle.-
Y luego incontinenti le requerimos nos pusiese de manifiesto dichos papeles de
su oficio, pues así convenía al gobierno de Su Majestad y mejor cumplimiento de
la comisión que de su mandato traíamos, a que respondió estaba pronto para
ejecutarlo y en su cumplimiento nos introdujo en una sala baja de las casas de
su morada, donde había, frente a la entrada de dicha sala, tres estantes y dos
cajones en los cuales estaban colocados los Instrumentos y papeles que
pertenecían a su oficio de tal escribano, y habiéndole pedido nos exhibiera los
libros de padrones y elecciones que hubiese y perteneciesen a nuestras
diligencias y calidades del pretendiente, los buscó y buscamos con él con toda
diligencia y no hallamos entre ellos ningún libro de elecciones de los oficios
referidos de Alcaldes o Regidores y preguntándole dónde pararían y los
podríamos hallar, respondió que en su oficio, como lo hemos reconocido, no hay
tales libros de elecciones y que tiene entendido sucederá lo mismo con todos
los demás de este Valle, respecto de que el estilo y costumbre que hay en él,
como en los demás de esta comarca, es en cuanto a elecciones de Alcaldes
Ordinarios, el que viene es un juez de Residencia de orden del Consejo Real de
Castilla, con su Audiencia y hace juntar los Capitulares de cada Valle,
recibiendo de cada uno de por sí, sus votos secretos, escogiendo seis de los
que tienen más votos y “encantarándolos”, se llama a un niño el cual saca una
cédula y se lee en voz alta por el escribano del Juez de Residencia, declarando
al que expresa la cédula por Alcalde Ordinario por un año y recibiéndole todos
por tal, queda en el ejercicio de dicho oficio sin que dicho nombramiento quede
escrito, ni asentado en ninguno de los libros del Ayuntamiento y que así lo vio
practicar el declarante el año pasado de 1688, que se halló como tal escribano
en el Ayuntamiento de dicho Valle de cuyo acto capitular, no quedó en su poder
instrumento ni papel que condujese a la dicha elección y que el instrumento
original de ella lo llevó el dicho Juez de Residencia al Consejo, como tiene
entendido y lo ha oído, es de estilo y costumbre, como el que no quede dicha
elección tanto, ni traslado alguno en ninguno de los oficios de escribanos del
Ayuntamiento del Valle.-
Y que cuanto a las elecciones de Regidores, Contadores
y Tenientes, sabe que el estilo y costumbre de los lugares de este Valle de
Alfoz de Lloredo, es que cada uno de por sí, estando en su Concejo van votando
y cuatro de los que tienen más votos, pasan a hacer la elección de dichos
oficios y para ello entran en la Iglesia parroquial de cada lugar y a la puerta
de ella está el Procurador General actual con un escrito en sus manos y recibe
juramento a cada uno de por sí, de que no se elegirá para ninguno de los dichos
oficios de Regidores, Tenientes y Procuradores, quien no sea notorio hijodalgo
y jurándolo así, les permite entrar en la dicha Iglesia, cerrándolos dentro
solos y él con los demás quedándose de la parte de afuera, hasta que los
electores han concluido su elección y piden se abran las puertas en voz alta,
uno de ellos, el más anciano, publica los elegidos, para que los tengan por
tales capitulares y así se ejecuta, sin que haya Juez, ni escribano, que lo
ponga por diligencia, siendo esta costumbre guardada inviolablemente de tiempo
inmemorial a esta parte, en todos los lugares de este Valle menos en la Villa
de Comillas, que aunque es jurisdicción de él, por obviar los inconvenientes y
tumultos que se han ofrecido en algunas ocasiones por la mucha vecindad de
dicha Villa y los muchos que desean entrar a ejercer dichos oficios, han tomado
por acuerdo el que el Alcalde Ordinario que a la sazón fuere de dicho Valle,
asista a las elecciones de dichos oficios de Regidores y Procuradores Generales
y con su asistencia y de los electores nombrados por dicha Villa se hacen
dichas elecciones ante el escribano de ella con decreto que se hace del acto y
lo pone por diligencia el dicho escribano, a todo lo cual se ha hallado el que
declara repetidas veces, y que no hay más libro de elecciones para que conste
de las personas que ejercen y han ejercido los referidos oficios de Alcaldes,
Regidores y Procuradores, que los actos judiciales, que paran en los oficios de
los escribanos y cuentas que dan y toman los tales que han sido Regidores y
Procuradores, y concluye el que declara, que todos los que son electos y
ejercen dichos oficios son precisamente Caballeros hijosdalgo, sin que pueda
llegar el caso de suceder lo contrario a causa del rigor que en esto hay e
interés público.
Lorenzo
Correa Ruiz
(28 Revista
Altamira 1962-1963)
Baltasar de la Torre Cossío, su padre Diego de la Torre y sus abuelos Lorenzo de la Torre y Bartolomé
de Cossío, principales actores del expediente relatado, comprobamos sus
raíces en Novales acudiendo a
(Ascagen 9 primavera 2013) “Linaje y mayorazgos de Torre en Comillas” por Carlos Argüeso Seco.
“Tercer
mayorazgo de Torre, en Novales
Lorenzo de la Torre y del Tejo -hijo varón tercero de Baltasar de la Torre y de Mencía González del Tejo- nació el 23
de junio de 1596 en Comillas, donde casó con Ángela de la Guerra, natural de Casar de Periedo e hija de Diego
Gómez de la Guerra, natural del lugar de Novales y descendiente de la noble
Casa de Guerra en el lugar de Ibio, y de Francisca Gómez de la Torre, natural
de dicho lugar de Casar de Periedo,. Ángela
capituló en el año 1620 para casarse por palabras de futuro con Gerónimo de la
Sierra, hijo mayor de Alonso de la Sierra y Pérez de la Bara, escribano, y de
su primera mujer, María Martínez de la Rabia, vecinos de la villa de Comillas.
Este matrimonio no tuvo efecto y Gerónimo terminó ingresando como monje profeso
en el convento de San Zuill de la villa palentina de Carrión de los Condes, de
la orden de San Benito. Ángela acabó
casándose con Lorenzo de la Torre,
siendo las velaciones el 27 de diciembre de 1623. Lorenzo fue curador durante varios años de Baltasar y Pedro de la
Torre y de la Cerda, sus sobrinos, vecinos de Comillas e hijos de su hermano
Juan, primer mayorazgo de los vínculos Torre en dicha villa. Fueron vecinos del
lugar de Novales, donde fueron padres de Diego,
Mencía, Juan, José y Francisco. Lorenzo
murió en dicho lugar el 6 de agosto de 1638 y su viuda testó ante Domingo
Fernández de la Cotera, escribano vecino de Comillas.
Diego de la Torre y Guerra, nació en Casar de Periedo el 26 de
enero de 1626 y se casó el 8 de noviembre de 1649 con Juliana de Cossío, nacida en Cigüenza el 2 de abril de 1630 e hija
de Bartolomé de Cossío y Sánchez de Isla,
natural de Cigüenza, y de Catalina de la Sierra Cos y Cossío, natural de la
villa de Comillas.
Fueron
vecinos de Novales donde testaron. Juliana de Cossío el día 7 de enero de 1705
ante Francisco Antonio José de Iglesia Bustamante, escribano por su Majestad en
el número y ayuntamiento del valle de Alfoz de Lloredo, en el que lega el
tercio y quinto de sus bienes en su hijo mayor Diego de la Torre Cossío. Diego de la Torre y Guerra testó el día
4 de octubre de 1706 y su codicilo el día 12 del mismo mes y año ante el mismo
escribano. En su testamento, Diego
manda ser enterrado en la parroquia de Santa María de Novales, en mitad de la
capilla de Nuestra Señora del Rosario, en la parte donde él tenía su asiento,
heredado de sus progenitores. Manda 20 ducados de vellón para la realización de
110 misas por su alma y el de su mujer difunta y otros 20 más para poner en
censo a favor de la fábrica de la parroquia de Novales. Declara ser poseedor de
un vínculo en Novales y funda, así mismo, un nuevo mayorazgo regular sobre el
tercio y remaneciente del quinto de sus bienes de libre disposición en su nieto
mayor Juan de la Torre Cossío, su hijo, y de doña María de la Torre de Trassierra,
su nuera. En dicho mayorazgo incluye la casa baja que es cocina y vivienda con
su caballeriza, según todo está junto e incorporado, que tiene en el lugar de
Casar, concejo de Periedo, del Valle de
Cabezón, con más el solar que está a la trasera, incorporado con dicha casa que
la cerca y rodea linda con el campo que
llaman de San Roque de dicho lugar, delante del hospital, según y en la forma
que lo heredó de doña Ángela de la
Guerra, su madre legítima. Juliana
murió en 1705 y Diego al año
siguiente, siendo padres en Novales de Diego,
nuevo mayorazgo, Lorenzo, Baltasar,
Mencía, Juan Antonio, Catalina, Alejandro y Francisco.
Baltasar de la Torre Cossío nació en Novales el 21 de diciembre
de 1653. Fue caballero de la orden de Santiago y vecino de Sevilla, donde casó
con Juliana Laureana de Alfaro, hija
de Francisco Rodríguez de Alfaro, igualmente caballero de Santiago y familiar
del Santo Oficio de la Inquisición, y de Ana María Ortiz de Morales. Fueron
padres, en Sevilla, de Diego Leandro (casó con Antonia de Casaus). Baltasar
(también fue caballero de la orden y hábito de Santiago y veinticuatro de la
ciudad de Sevilla), de Francisco de
Juliana de la Torre Cossío. Con fecha 5 de octubre de 1688 recibió
certificación de armas. Baltasar y
su hijo del mismo nombre ocuparon diferentes cargos en el Consulado, Diputación
y Cabildo de la ciudad de Sevilla".
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