martes, 13 de abril de 2021

D. Daniel, fundador de la Obra San Martín (continuación)


ALERTA , sábado 17 mayo 1969

Primera plana:

HA MUERTO DON DANIEL

EL FALLECIMIENTO SE PRODUJO CUANDO EL EJEMPLAR SACERDOTE VISITABA EL COLEGIO P. APOLINAR, CREADO POR ÉL PARA NIÑOS SUBNORMALES

La conmoción producida ayer en la ciudad fue tan intensa como arrolladora era su personalidad. “Ha muerto don Daniel” fue la exclamación en la que, junto al estupor por la noticia inesperada, vibraba un dolor unánime. Nadie se resignaba a creer en la desaparición física del luchador infatigable, del creador de una Obra socialmente cristiana más sorprendente que pueda realizar un hombre, partiendo de cero. Pero el “milagro” lo hizo por la poderosa carga de una acción pastoral que queda como paradigma de tarea entrañable amplísimamente popular.  Se dio por entero a los niños, a los enfermos pobres, y Dios le iba ayudando cada día, encauzando hacia él la sosegada marea de las cooperaciones de todo el pueblo. El que hoy reza por él. Toda la Montaña reza por él y llora su muerte.

Página quinta

D. DANIEL HA MUERTO

REPENTINAMENTE Y EN EL COLEGIO P. APOLINAR POR EL FUNDADO PARA NIÑOS SUBNORMALES

LA INGENTE OBRA DE CARIDAD Y APOSTOLADO DE ESTE SACERDOTE EJEMPLAR SE PERPETUA EN SUS REALIZACIONES: ESCUELAS DE SAN MARTÍN, PREVENTORIOS, COLEGIOS PARA NIÑOS SUBNORMALES  

SANTANDER DEBE PERPETUAR LA MEMORIA DE ESTE BENEMÉRITO HOMBRE QUE CONSAGRÓ SU VIDA A LOS HUMILDES.

“HA MUERTO DON DANIEL”, “HA MUERTO DON DANIEL”. LA NOTICIA CORRIÓ AYER POR LA CIUDAD COMO REGUERO DE PÓLVORA, GENTES DE TODAS LAS ESFERAS SOCIALES  SINTIERON SU CORAZÓN ENCOGERSE CON LA NOTICIA, DON DANIEL GARCÍA, EL BENEMÉRITO SACERDOTE, EL DON DANIEL SENCILLO, EFECTIVAMENTE, HABÍA DEJADO DE EXISTIR DE REPENTINO ATAQUE CARDÍACO, ALLÁ, EN EL COLEGIO PADRE APOLINAR DE EL SARDINERO.

Era mediodía cuando el buen cura se sintió repentinamente indispuesto, muriendo como seguramente lo hubiera deseado; al pie de su trabajo cotidiano, entre sus niños. La noticia  tomó poco después un matiz aún más dramático, si cabe, cuando se supo que unas horas más tarde, en la misma finca, otro sacerdote, don Emilio Casuso, fallecía también repentinamente al conocer el inesperado fin de don Daniel.

Unas horas más tarde, allí en el vestíbulo, podían verse los cadáveres de ambos sacerdotes rodeados de familiares y más íntimos colaboradores. Luego el desfile de gentes se hizo incesante; pobres y ricos, jóvenes y mayores, sin distinción de clase, se unieron en una oración y en un llanto por el hombre bueno que se fue casi como había llegado, sin hacer ruido, haciendo el bien.

AL HABLA CON SUS COABORADORES

Sabedores de lo difícil de nuestra tarea. Tratamos de obtener alguna impresión sobre la ejemplar vida y obra del sacerdote, de sus más directos colaboradores. No bastaría un grueso torno para recoger tantos datos sobre su vida, sus gestos caritativos, su humildad, la ingente tarea de lo conseguido en pro de los niños santanderinos. Don Pedro Sanz, el hombre que ha trabajado junto a don Daniel desde que éste iniciara su tarea en la Obra San Martín, estaba allí, como anonadado, sentado en una silla, junto a otro compañero en la tarea de apoyo de la obra, don Gerardo  Cabarga. Uno y otro contaban.

-          Ha sido una pérdida irreparable. He estado más de veinte años junto a él desde aquel tiempo en que  la obra nacía en la bolera de San Martín, casi a la chita callando. Él era capellán entonces del Colegio de los Ángeles Custodios. Le preocupaban aquellos niños desharrapados del barrio e inició la tarea recogiéndoles allí, pidiendo para ellos, atendiéndoles en sus necesidades más perentorias.

-          Su carácter era el de un hombre esencialmente sencillo y sincero; podíamos siempre contar todos con él.

-          ¿Dónde inició su labor?

PRIMER PASO LAS ESCUELAS DE SAN MARTÍN

-          Todo es bien sabido, porque se ha dicho muchas veces: las escuelas de San Martín fue la materialización y base de las aspiraciones del sacerdote, que jamás dejaría de proyectar su labor hacia nuevas facetas de la caridad insaciable que ardía en su alma. Puede decirse que nunca se fijó una meta final, sino seguir, seguir siempre haciendo algo por los demás y así ha muerto. Realizar las escuelas fue un esfuerzo titánico. Aquello se iniciaba en el año 1938. Luego su preocupación primordial fue preservar a los niños de los posibles contagios tuberculosos y creó los preventorios. La clase pescadora no vivía bien, la terrible enfermedad no estaba erradicada. Y así nació el preventorio de Potes, un verdadero tamiz de toda su obra. Solo Dios sabe lo que don Daniel tuvo que trabajar, lo duro de sus viajes a la capital de Liébana.

-          Sí y menos mal que el hombre se vio siempre ayudado por el propio pueblo, a quien protegía. De Potes le trajeron muchas veces aquellas mujeres que iban a efectuar las compras. Porque no tenía él otros medios.

-          Su obra ha trascendido efectivamente.

-          Pero no porque él jamás dijera nada ni buscara publicidad alguna, nunca quiso compensaciones; quiso permanecer en el anonimato. Pero ocurre que la obra trascendía. Así llegó a fundar esos dos colegios de Canalejas; el preventorio Santiago Galas, estos dos centros de subnormales y el que pensaba abrir para subnormales profundos.

LA OBRA EN AMÉRICA

-          ¿Cómo llegó su Obra a conocimiento de los españoles de América?

-          De la misma forma sencilla que aquí. Nosotros escribimos unas cartas para aquellos montañeses y la contestación generosa no se hizo esperar. Luego fue allá a contagiarles con esa fuerza que él tenía para hacerles ver la necesidad de su ayuda y así surgió la acción decisiva de don Santiago Galas.

-          ¿Cómo veía él ahora su Obra?

-          Con una cierta tranquilidad, por ver que las cosas habían tomado un estado semioficial como si dijéramos y se le hacía sentirse más sosegado. Podemos decir que la Obra de San Martín era atendida por los propios que recibían sus beneficios.

-          Nos recordaba una anécdota de don Daniel. Un buen día se sentaba en un bar, le pedían un cigarro y dejaba allí su cajetilla para quienes deseaban fumar, marchándose tranquilamente. Pasaron los días y un niño se acerca al buen cura: Tenga, ha dicho mi mamá que todo está arreglado. Y con la misma  le devolvían aquella caja de tabaco, que él se había dejado para los demás.

PERPETUAR SU MEMORIA

Contar anécdotas de este tipo sería interminable. Así, por ejemplo, sabemos de la impaciencia del benemérito sacerdote.

-          Cuando nos reuníamos un rato, solía decir: “Estamos perdiendo el tiempo. Tengo que estar entre la gente para pedirles dinero para sus pobres”.

-          Su mejor epitafio puede ser ese que no por socorrido refleja su vida: “Pasó por la vida haciendo bien”.

-          Don Daniel era natural de Bustillo del Monte (Valderredible).Fue capellán en los Ángeles Custodios durante treinta y ocho años, para luego pasar al Colegio Padre Apolinar por él fundado y donde le ha sorprendido la muerte. Cuando ayer estuvimos en el Colegio de los Ángeles Custodios, las monjitas solo supieron decirnos: “Todo lo que se haga por él es poco. No solo nosotras, que tanto le queríamos, sino Santander todo estará conmovido”.

-          Y es cierto; todos los santanderinos estamos en deuda con don Daniel. Sus más íntimos colaboradores nos lo recordaban. “Hemos de perpetuar su memoria, en un monumento, en una calle, en algo”. MANN SIERRA


La nota triste de la jornada de ayer la constituyó el sepelio de don Daniel. Centenares de personas asistieron al funeral oficiado en el primer templo diocesano y posteriormente al traslado de sus restos al Preventorio “Santiago Galas”, una de sus obras predilectas. Todo el cariño de los santanderinos hacia este preclaro sacerdote se puso de manifiesto ayer con la emoción de cuantos asistieron a los piadosos actos. Pero quizá las escenas más emotivas fueron las desarrolladas en el Preventorio cuando los niños allí con el llanto asomado a sus ojos se abalanzaron sobre el féretro que contenía los restos de su protector y sobre él derramaron lágrimas de profundo dolor. Patética escena que Hojas recogió con su cámara.

Emotivas escenas en el entierro de don Daniel

ALERTA domingo 18 mayo 1969 1ª plana

 

Luto en la Asociación Montañesa Pro subnormales por la muerte de don Daniel

La Asociación Montañesa pro subnormales nos remite la siguiente nota:

Todavía, con la emoción y dolor que nos ha producido la pérdida de don Daniel, hemos querido rendir este tributo de cariño y admiración por lo mucho que trabajó en pro del grave problema de los subnormales, y es preciso hacer justicia a la hora de pulsar la balanza, para dejar bien patente que fue un paladín incansable en realizaciones y sin lugar a equivocarnos, uno de los primeros que en España supo hacer frente a la enseñanza de los niños intelectualmente menos dotados.

Ejemplar sacerdote, que partiendo de cero ha llegado a unas realizaciones dignas del mayor elogio y apartándose de su puesto en una parroquia, sin duda alguna con esa inspiración que Dios otorga a sus elegidos, desde hace muchos años todo su empeño era conseguir lo que ciertamente ha logrado con amplitud, llegando en un gesto de humildad y acierto a dar a una de sus instituciones el nombre de aquel otro preclaro sacerdote que fue el padre Apolinar.

Muchas lágrimas, disgustos y sinsabores le habrán proporcionado a don Daniel todas sus realizaciones, pues todos sabemos en aquellos años de su comienzo el trabajo que le habría de proporcionar la petición hecha de puerta en puerta, en la propia calle y en otros diversos lugares, de un donativo en favor de lo que para él era toda su ilusión.

No solo era un enamorado de cuanto él había conseguido sino antes por el contrario todo en don Daniel, cuando afectaba el problema de los subnormales, le cautivaba; para nosotros fue siempre un providencial asesor y no podemos olvidar su última visita a nuestro colegio Juan XXIII, en San Román el 26 de abril, Día Nacional del Subnormal, donde con su gracejo y cariño compartió con nuestros niños unos momentos de grata compañía, interesándose por todos nuestros problemas.

Santander ha perdido un ejemplar sacerdote que todos hemos de llorar; el obrero y el empresario, el pobre y el rico, todos formamos codo a codo en estos momentos de luto para la Montaña, pero todos sabemos que Dios le recompensará con creces cuanto ha hecho en vida, y nosotros, la Asociación Montañesa Pro Subnormales, también nos sentimos acongojados por esa pérdida imposible de restaurar, no pudiendo por menos que unirnos a este dolor y pedir desde este momento mismo se rinda el homenaje póstumo que se mereció y que nuestras autoridades, en su momento, acuerden la forma de perpetuar para el futuro ese recuerdo que jamás hemos de olvidar. A.R.A.


Entrada de la que se es continuación:



miércoles, 7 de abril de 2021

Ángel Gutiérrez Posada (continuación)


mi padre, su vida en Arroyo

Apuntes que  mi padre dejó escritos en Cabezón de la Sal. 

(año 1986).

Ángel Gutiérrez Posada (1901-1992) 

año de 1986 día 28-5

Tal día como hoy, hace 75 años, yo estaba en Santillana que era víspera del Corpus, se celebraba mucho y los críos de mi tiempo salían con sacos a buscar finojo (hinojo) por los praos (prados) para echarlo por las calles; todos los que vivían por donde pasaba la Procesión que salía de la Iglesia (Colegiata),  por el Río de la Calle, por el Cantón arriba, hasta donde estaba la cochera de los Marqueses que allí ponían un altar, allí paraban y después seguían hasta la Plaza que había otro altar, regresando a la Iglesia por la calle del Racial.

Todas las calles estas estaban tapadas de finojo y espadañas que íbamos pisando; desde todos los balcones que daban a las calles tiraban flores deshechas  al Palio. Esto lo vi yo hace bastantes años este día del Corpus.Fdo. Ángel Gutiérrez Posada

Cabezón de la Sal 28.5.1985,víspera del Corpus

Como está lloviendo y no hace para salir por ahí, me paso el tiempo escribiendo algo, aunque sea mal, y recordando algunas cosas.

Yo vivía en Arroyo con mis padres, pero entonces estaba viviendo en Santillana en casa de mi hermano que trabajaba en Solvay y tenía una vaca que le había dado mi padre y se la atendía yo; entonces no había radio ni televisión pero sí había fonógrafo que le tenían unos Señores que los llamaban los Mañosos y eran ricos estos Señores, vivían más arriba de la Plaza. Pero tenían la casa en obra y se bajaron a vivir al 2º piso de la casa de Primo el carnicero, y allí ponían todas las noches el fonógrafo y salíamos todos los críos a oírle, en el alto de la calle del Cantón, entonces también hacían bastantes comedias en la Plaza al aire libre y algunas veces teatro en un local que había en lo que es hoy el Parador que entonces era de los Marqueses y ese local era muy grande donde almacenaban todo el maíz de estos Señores que lo traían todos los renteros de Oreña, Arroyo, Ubiarco, Queveda, Camplengo, Yuso, Vispieres, Herrán y Santillana. Era un local muy grande, le llamaban la Panera y le llenaban de maíz a granel que traían los renteros.

En Arroyo, donde nací yo eran 10 vecinos, todos renteros, 4 de los Marqués y 6 de los Escribanos y de otros Señores de Santillana.

Cuando mi padre fue a vivir al pueblo de Arroyo casi todas las fincas que había cerradas eran de todos esos Señores de Santillana y todas las fincas de la mies mancomunadas también.

Pero a finales del siglo XIX llegaron a ese pueblo dos vecinos uno era de Cerrazo y otro de la Vega de Pas, que uno era mi padre y otro y un Pasiego que iban juntos a la cantera de Cerrazo a barrenar con barreno de veinte y fue cuando en ese pueblo de Arroyo se empezaron a cerrar fincas particulares con piedra calear que sacaban ellos.

Porque en aquellos tiempos eran los dos mejores barrenadores en aquella carretera de Cerrazo.

Mi padre se llamaba Eusebio Gutiérrez y el compañero Gumersindo Lavín, los dos cerraron 5 o 6 cierros con pared de piedra calear, de 100 carros, de 60 y de 40 que fueron las primeras fincas particulares en ese pueblo de Arroyo que cerraban ellos mismos; estas fincas las hicieron comprando trozos de terreno al pueblo de Arroyo y de Ubiarco y algunas que tenían ellos en propiedad que las llamaban helgueros, todas de monte y ellos las fueron empradando a fuerza de trabajar.

Las fincas de Gumersindo las llevan hoy familiares muy lejanos, las de mi padre las llevan todas, los nietos.

En Arroyo, ya son todos propietarios, ya hace más de 50 años.

Cuando hace más de 50 años casi todos eran renteros de Señores de Santillana y otro pueblos, que eran los dueños de casi todas las fincas de la mies que son buenas y producían mucha maíz y muchas alubias; que sembraban 60, 70, 80 carros de tierra cada vecino.

La casa de mi padre es de planta y piso, la planta era un portal muy grande que se llenaba de panojas que había que quitarle la hoja y subirlas al desván; esto lo vi hacer desde 1904 hasta 1915.

En 1905 estaban por la noche deshojando todos los de casa y yo estaba allí y no dormía, entonces mi madre mandó a mi hermano Nino que me subiera a la cocina que me diera una taza de sopas y me llevara a la cama; me subió a la cocina, hizo con unos palos una lumbre, calentó las sopas y me las dio y a la cama, y ellos seguían deshojando hasta altas horas, y después subían a la cocina, ya tenían castañas cocidas, las comían, bebían una copa de anisado y a dormir.

Esa era la vida de una familia unida. Esto fue a primeros de siglo, después ya fue cambiando, yo lo escribo como cierto y lo firmo

Fdo Ángel Gutiérrez Posada 30.5.1985

Cabezón de la Sal 31.5.1986

En casa de mi padre todo el año había fruta en la guerta (huerta), castañas y nueces; todos los árboles frutales habían sido plantados por mi padre, los castaños por los abuelos, y los nogales por mi padre, que los plantó detrás de la Ermita del pueblo, un terreno que había delante de casa, que me recuerdo yo de cuando los sacudían que daban 2 sacos de nueces o más, había castañas y nueces para todo el invierno, esto hará hace 70 u 80 años.

Hoy no sé, lo que habrá, en posesión de ello estará un nieto o un sobrino mío.

El terreno de la mies se empezó a vender en el año 1924 que fue cuando mi padre, uno de los renteros de los marqueses que había en Arroyo compró lo que llevaba, que eran unos 120 carros en varias fincas en la mies que le costaron entonces unas 6.000 pesetas. Las otras fincas de los marqueses también vendieron todas, así que en Arroyo hoy todos son propietarios.

Entonces con mi padre estábamos solos en Arroyo, mi padre, mi hermano Vicente, mi sobrino Eusebio y yo y una mujer que nos arreglaba, que era una parienta, ya vieja entonces, ya nosotros por esos años de 1920 en adelante nos defendíamos bien que fue cuando compramos el terreno, 120 carros, que llevábamos a renta de los marqueses y la finca de los Hoyucos a Gabriel el de Ubiarco que medía 110 carros cerrada de piedra calear; esta finca estaba sin empradar,  la empradamos nosotros, también nosotros terminamos de cerrar otra finca en alto de la Cotera de 70 carros, todas estas y las que había cerrado mi padre hacían un total de 700 carros que teníamos en Arroyo. 

La idea de mi padre siempre fue de dejarle una finca cerrada a cada hijo, que éramos 7 y las tenía, pero después no nos tocó más que media, a mí me tocaron 50 carros de una finca de 100 y 15 carros en fincas sueltas por la mies; estos 65 carros que me tocaron a mi, que en el año 1957 se valoraron en 65.000 pesetas, se las cambié a mi hermano Andrés por la que le tocaron a él por herencia de mi hermano Benigno en Oreña, que eran edificables y valían igual.

De los 145 carros que heredó mi hermano Vicente más que los demás hermanos; ahora, como no tuvo familia, el día que muera la viuda, que es usufructuaria mientras viva, volverán a los sobrinos según el testamento hecho por él. A unos más que a otros según dicen, ¡que quién se lo iba a decir a él! De los bienes que tenía él en matrimonio como gananciales, aunque fueran comprados con dinero del hermano, de eso son herederos los sobrinos de la viuda.

Como está lloviendo y no se puede salir de casa, me paso el tiempo escribiendo cosas, mal o bien.

Ángel Gutiérrez Posada 4.6.1986


Entrada de la que se es continuación:

Entrañable grupo de Arroyo

Mis abuelos paternos: