lunes, 25 de abril de 2022

El Padre General del Cister en el Monasterio de Viaceli, Cóbreces


"El Padre Gabriel Sortais, General del Cister, en el Monasterio de Viaceli, Cóbreces

Las horas del mundo de las grandes locuras traen también las de las grandes corduras
Hay un fuerte movimiento hacia el Catolicismo y la vida contemplativa en Japón y Estados Unidos

La pérdida de la guerra última trajo la detección en la teocracia sintoísta y en el budismo
Un reportaje de PERTINAX

Mucho y muy bien se ha escrito sobre el Cister y los cistercienses. Pueril empeño el nuestro en escribir algo más en estas cuartillas que, diariamente, acuciados por la prisa que apremia, lanzamos al viento de la publicidad. Han de volar un tiempo efímero. Por eso nos resistimos a intentar nada serio. Pero… ¡menudas ganas que nos quedas dentro! Porque en nuestra visita del domingo al Monasterio Cisterciense de Viaceli . Cóbreces, hemos visto, hemos vivido, algo muy serio. Algo que sobrepasa en importancia y categoría a todo lo que la banal ligereza periodística toca de continuo. Nuestro propósito se nos antoja difícil. No vamos a entristecerte con nuestras líneas. Porque el espíritu nos rebosa confianza y alegría. Vayamos a los elementos humanos y externos, y nada más.

CUARENTA Y DOS KILÓMETROS, Y UNA DISTANCIA ASTRONÓMICA

Solamente separan Santander de Cóbreces cuarenta y dos kilómetros. Dicen que las distancias no se miden ahora por kilómetros, sino por las horas que se tardan en recorrer. De esta forma, tenemos Santander mucho más lejos de Teruel que de la república de Cuba. Efectivamente. Es un criterio. Pero también lo es que las distancias, las morales y aún las físicas, no se miden ni por los kilómetros ni por las horas, sino por la diferencia de ambientes.

Si a alguien le apasiona si Oriente Lejano, la India misteriosa, o la Indochina arriera e implacable, es solamente por la diferencia de ambiente que se observan  y respiran. El valor actual de un escritor –léase periodista- lo da el contraste de los ambientes que copia. Ambientes que deben contrastar con los que diariamente viven el periodista y sus lectores. Pues bien, en este orden, yo acabo de hacer, la mañana del domingo, un viaje muy lejano.

Esta distancia astronómica, la cubrimos, el domingo, mi Director, mi inseparable gemelo reporteril, armado del “flash”, y el que esto escribe. A ellos, les era muy familiar el ambiente de Viaceli, de Cóbreces. A mí, no. Y por ello me ha herido mucho más el contraste.

“EL COCHE DE SAN JOSÉ”

Fue el vehículo que nos sirvió para salvar la infinita distancia.

Es el coche que San José puso a disposición, como atento regalo del Padre Abad de Viaceli. M.R. Dom María Luis Yagüe. Lo conduce el cisterciense Padre José Cid.

Insensiblemente, a bordo del “coche de San José”, se han transformado las conversaciones. Tal cual alusión a la destreza del conductor incipiente, que sortea con prudente seguridad los vericuetos y encrucijadas del camino. Pero, nada más, ¡Cóbreces, a la vista! Con la visión de sus tres agujas disparadas  desde las torres al cielo parecemos haber pasado el Jordán purificador.

Dejamos a un lado la campiña y vegas montañesas que reflejan los afanes de la vida material y da los sentidos para pasar al Monasterio, este cenobio de traza airosa y moderna, que encarna la inalterabilidad del espíritu de sus moradores. Perfecta impasividad ante el rugir de las humanas impaciencias.

LA MISA CONVENTUAL CISTERCIENSE

Ya estamos sumidos en el silencio del Cister. En su expresión más profunda, porque al silencio humano le acompaña el suave y característico contrapunto del hablar de los monjes con Dios, Están en la misa conventual del Cister. Vestimentas blancas y pardas abiertas en el severo abanico del coro bajo el dosel adusto de sus bóvedas, apenas se mueven, como secretamente impulsadas por la marcha de la Santa Misa en el altar mayor. Habíamos oído misa rezada en Santander. Pero… ¡dichoso espectáculo el de la conventual del Cister!...

Los compases del canto llano, interpretado al modo de los códices belgas, sonaban como murmullo suavísimo, firme y preciso; confesión de fe, pero suave y rumorosa como el latir de una fuente.

Perdón, por la presentación de mi recuerdo. Yo oí, de muy joven, la grandiosa leyenda wagneriana de “Parsifut”. Mi ánimo tenía en la misa conventual de la Trapa idénticas reacciones. Salvemos los humanos elementos de la paganía que mezcla la ópera. Pero los monjes cistercienses, cantando en gregoriano, se me antojaban los caballeros de Monsalvat, el castillo amurallado del Pirineo español, custodios, al lado de su rey, del Santo Grial. La importante riqueza orquestal de la ópera la supera el ambiente.

El ceremonial, hondo, impresionante, severo, acabó por ganarnos definitivamente. Y nos prestaba la coyuntura de abstraernos de nuestra verdadera personalidad y nuestra miserable vida, ¡Habíamos salvado la distancia astronómica entre Santander y Cóbreces!... cuarenta y dos kilómetros, que valen por cuarenta y dos millones de leguas.

EL SILENCIO DEL CISTER DELEITA Y CONVENCE

Nos da vergüenza usar la frase, pero la piden las circunstancias. ¿Cuántos millones de veces se habrá dicho que el silencio es elocuente? Vamos a repetirlo una más. Pero digamos las causas del convencimiento. El silencio del Cister es elocuente porque deleita y convence. ¿No es elocuencia, al modo de la clásica definición el arte de convencer y deleitar? Pues el silencio de Viaceli convence y deleita. Convence a los moradores que con él se abrazan para siempre; convence y enamora a quienes tratan de abrazarse con él; y también convence a los extraños por ajenos y reacios que lleguen a conocerlo. Y al convencer, agrada y deleita porque en la fraticida extática de este silencio encuentran su más alta compensación quienes a él se dedicaron por entero o los que gustan gozar de él en unas fugaces horas de los humanos afines. Sé que muchos caballeros Amigos del Cister lloran efectivamente cuando tras la última “Salve” de la tarde tienen que abandonar los encantos de aquel silencio. Convence y deleita… luego es elocuente por derecho propio el silencio de los hijos de San Bernardo.

EL PADRE GENERAL DEL CISTER

Dom Gabriel Sortais fue, un día, apuesto joven parisino que brilló en sus estudios de arquitecto en la Escuela Superior de París. Parisino de nacimiento, iba a coronar su brillante ciclo de formación titular, cuando fue conquistado por la vida activa y contemplativa de los cistercienses y por el silencio de sus cenobios. Hoy es el Abad Mitrado, reverendísimo Padre Dom Gabriel Sortais. General de la Orden Cisterciense en el mundo entero. Viene en viaje de visita a todos los Monasterios y está en Viaceli. Acaba de recorrer los Monasterios del Japón y los de Estados Unidos.

El propósito periodístico se nos antojaba en principio como un sacrilegio, ¿Hacer hablar a un trapense?... Pero las primeras palabras de la conversación han alejado los temores y timideces, irradia una elevación sobrenatural su persona y fluyen sus palabras precisas, insinuantes. Precisión y nada más.

Nos habla del movimiento hacia el catolicismo en el Japón. Es pujante y arrollador en los últimos años. ¿Cifras?... allá van.

-Antes de la guerra última había en Japón 120.000 católicos. Por efecto de la misma, murieron veinte mil. Solamente en Nagasaki, en 1945, cuando la bomba atómica, perecieron ocho mil católicos. De cien mil católicos japoneses al final de las hostilidades, en octubre de 1952, había aumentado el censo de los católicos a 170.000. Es decir, que en siete años han subido los católicos en la consoladora proporción de 70.000. Esto nos expresa en números el renacer del catolicismo japonés de la postguerra con toda su fuerza.

LAS GRANDES LOCURAS Y LAS GRANDES CORDURAS

¿Procedencia de ese aumento de católicos?

-La mayor parte nuevas conversiones. Se han producido en ritmo de verdadera sorpresa. También contribuye, aunque en pequeña escala, la proliferación natural de las familias católicas. Pero la fuente principal son las conversiones de la gente adulta que busca la Verdad.

-¿Causas?

-Pues el tremendo vacío que ha dejado el pueblo japonés la derrota de la guerra última. El Emperador, majestad divina y descendiente de los dioses, en la creencia sintoista, ante el acontecimiento definitivo de la derrota bélica proclamó públicamente, por radios y periódicos, que él no era Dios. Porque, si lo hubiese sido, no habría perdido la guerra.

Esto ha creado una confusión y vacío muy grandes de la masa japonesa respecto al Sintoismo y Budismo. Y se produce el movimiento consolador hacia la verdad católica.

Sigue el Padre Abad General enumerando otras circunstancias, y nos dice:

-La nueva Constitución que Norteamérica impuso y Japón aceptó deroga la ley de que ningún católico podría desempeñar cargos públicos. Aunque en la práctica había sido derogado el precepto en el caso del almirante Yamamoto y en otros escasísimos y menos significativos. Ahora ha desaparecido aquel impedimento para profesar el catolicismo todos los japoneses.

LAS LEYES NIPONAS Y SU CONCORDANCIA CON LA CONSTITUCIÓN

-Norteamérica pidió al Emperador, y éste lo ha puesto en práctica, que nombrase unos magistrados comisionados para poner de acuerdo la nueva Constitución japonesa con sus leyes tradicionales. Sobre todo en el punto fundamental de la libertad de la profesión religiosa. Y el actual Emperador ha nombrado para presidir esa Comisión codificadora y rectificadora,  a Tanaka, un insigne Jurista, católico práctico acendrado.

-¿Florece la vida monástica en el Japón?

-La de los Monasterios cistercienses, de manera extraordinaria. Lleva un ritmo parecido al de los progresos del Catolicismo. Al fin de la guerra había en Japón un solo monasterio de religiosas, con sesenta y cinco monjas. En octubre de 1952, existían tres, una de monjes, con cien religiosos, y dos de religiosas con doscientas siete monjas. En total 272 religiosos de ambos sexos.

EL CISTER ATRAE A LOS JAPONESES

-La observancia del Cister atrae profundamente a los japoneses. Tenemos casos en que los “bonzos”, o monjes “budistas”, ingresan en nuestra Orden. Y es que encuentran una analogía entre la austera severidad de su profesión de religiosos budistas y la nuestra.

Como expresión típica de este caso, le contaré que una joven budista japonesa pidió ser admitida en un monasterio nuestro, cercano a Tokio. La contestaron que era necesario se instruyese en las verdades de la Religión católica. Insistió varias veces pidiendo el ingreso en el Cister. Hasta cinco veces lo intentó. Una mañana, con el paisaje nevado, apareció la joven sintoísta a la puerta del Monasterio del Cister, asida al tirador y muerta. Se había suicidado, con el afán de entrar en la Orden y no comprendiendo la negativa.

EL “ORA ET LABORA” DE SAN BERNARDO, TRADUCIDO A LA EFICACIA YANQUI

También hay unos giros en la conversación para Norteamérica. Allí, también, hay un pujante renacer de la vida cisterciense. Al final de 1945, solamente tenían los Estados Unidos tres monasterios con ciento cincuenta religiosos. Actualmente cuentan con once y con casi mil profesos. Diez son de monjes y uno de monjas, solamente, en diez años se han fundado nueve cenobios. Y es que la médula de la vida contemplativa, bajo el tema de San Bernardo “ora et labora”, reza y trabaja” que preside la actividad y el alma del Cister, ha entrado muy profundamente en Norteamérica.

Cuando preguntamos al Padre General del Cister la razón, nos dice:

-En los tiempos de las grandes locuras, se producen también las grandes “corduras”.

Con la misma facilidad que salvamos la inmensa distancia del abismo que existe entre Santander y Cóbreces, regresamos de Cóbreces a Santander. ¡Tremendo contraste! Cuando llegamos a nuestra ciudad, al filo de las siete y media del domingo, las multitudes se apelotonan a la puerta de los cines y dentro de los bares… PERTINAX"

(Diario Montañés 04.05.1954)


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lunes, 18 de abril de 2022

Consagración del Monasterio de Viaceli

 "El domingo se celebró, en Cóbreces, la solemne consagración del Monasterio de Viaceli

Asistieron a los brillantes actos el Prelado de la Diócesis y seis Abades y Priores de los monasterios cistercienses

Durante la misa pontifical celebrada, hizo sus votos solemnes perpetuos el Hermano Antonio Cid 


De izqda a drcha: Abad Vicario General, Abad de San Isidro de Dueñas, Obispo de Santander, Abad de Santa María de la Oliva, Abad de Thymane (Francia), Abad de San Pedro de Cardeña, Abad Visitador

El domingo, se celebró, en Cóbreces, la solemne consagración del Monasterio de Viaceli

Asistieron a los brillantes actos el Prelado de la Diócesis y seis Abades y Priores de los monasterios cistercienses

Durante la misa pontifical celebrada, hizo sus votos solemnes perpetuos el Hermano Antonio Cid

En Cóbreces, en el Monasterio cisterciense de Santa María de Viaceli, se celebraron el domingo solemnes y brillantes actos, con motivo de la consagración de aquel templo abacial restaurado recientemente. Con este motivo en lo alto de la Abadía ondearon las banderas de España, del Vaticano y de la Orden Cisterciense. La escalinata principal del edificio se hallaba engalanada con colgaduras de los colores nacionales.

Para asistir a la solemne ceremonia llegó de Santander el Ilustrísimo y reverendísimo señor Obispo de la Diócesis doctor don José Eguino y Trecu que quiso oficiar personalmente el acto de la consagración del templo.

Procedente de Roma y con el mismo fin, llegó el Vicario General de la Orden Dom Gabriel Sortais, acompañado del traductor de Lengua española, don Carlos Azcárate.

Igualmente asistieron el Abad Visitador Dom Juan de la Cruz; Abad de Thymane Dom Gabriel Bleurdier; de San Isidro de Dueñas (Venta de Baños-Palencia), Dom Buenaventura Ramos; el de San Pedro de Cardeña (Burgos), Dom Jesús Lastra; y el de Santa María de la Oliva (Navarra), Dom Manuel Olmedo. Los Priores de Santa María de Oseira (Orense), reverendo Padre Ernesto Escandón y de Santa María de Oña (Soria) reverendo Padre Ignacio Astorga, así como diversidad jerarquías cistercienses españolas.

De Santander asistieron las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, la Asociación de feligreses Amigos del Cister, en pleno; representantes de órdenes religiosas y numerosísimas personalidades.

De Valladolid y Salamanca también asistieron conocidos y numerosas representaciones y personalidades y los familiares del hermano Antonio Cid, que hacía los votos solemnes en ese día y que en lo sucesivo se llamará Padre José.   

Los actos de consagración del templo dieron comienzo a las siete y media de la mañana y terminaron a las dos y media de la tarde, oficiando en ellos el excelentísimo y reverendísimo señor Obispo de la Diócesis, Doctor D. José Eguino y Trecu, revestido de Pontifical y ayudado por el muy Ilustre señor don Epifanio Ruiz, Canónigo de la Santa Iglesia Catedral, y por el reverendo señor don Elías Rodríguez asistiendo toda la Comunidad.

PROCESIÓN DE LAS RELIQUIAS

A las nueve y media se dio por terminada la primera parte de la consagración del templo, que se hizo a puertas cerradas, con arreglo al ritual, organizándose a continuación la Procesión de las Reliquias, las cuales quedaron depositadas más tarde en los diferentes altares del templo, y que son las siguientes: de San Lorenzo, mártir, y de San Bernardo de Alcira, para el altar mayor; de San Sebastián y de Santa Beata, mártir para el altar de San José; de Santa Inés y de San Bernardo de Alcira, para el altar de San Bernardo; de San Esteban, Papa y mártir y de San Vicente, para el altar del Sagrado Corazón; de San Vicente y de Santa María de Goretta, para el altar del Corazón de María; de San Hipólito y de San Juan Bosco, para el altar de San Emérito, y de San Eumelio y de Santa Beata, mártires, para el altar de Santa Teresa. Estas reliquias han sido traídas de Roma y de Valencia.

La procesión, en la que figuraban los Abades antes citados y el del Monasterio, Dom Luis Yagüe Martín, con mitra y báculo, y el obispo oficiante, doctor Eguino y Trecu revestido de pontifical, dio una vuelta alrededor del Monasterio, seguido de las autoridades, personalidades y demás invitados al acto. Desde este momento quedó suspendida la clausura del Monasterio, cuya suspensión durará ocho días.

CONSAGRACIÓN DE ALTARES Y DE CRUCES

Al regresar al templo la procesión, dio comienzo el acto de la consagración de los altares, verificando el excelentísimo señor Obispo la del altar mayor, después de haber hecho entrega de las reliquias que se habían de depositar en los mismos,  a cada Abad que había de consagrar cada uno de los demás altares.

El Prelado ungió, a continuación, con crisma, las doce cruces de piedra colocadas en las paredes del templo, que simbolizan la iglesia levantada sobre los doce apóstoles. Finalmente, se procedió a la bendición  de ornamentos y manteles litúrgicos.

Durante la ceremonia de la consagración, la Schola Cantarum del Monasterio, entonó las antífonas del ritual  al acto, que duró dos horas, hubo un intervalo de media hora de descanso, para dar comienzo, a continuación, la solemne misa pontifical.

A las doce, penetró de nuevo en el templo el cortejo Abacial, dando comienzo, seguidamente, la misa pontifical, oficiada por el Abad de Viaceli, Dom Luis Yagüe asistido de diácono y subdiácono por el reverendo señor don Blas Rodríguez y por el reverendo Padre Amado Alamanzón, de la Orden del Císter, capellán del Monasterio “Sancti Spiritus”, de Olmedo (Valladolid), actuando de maestro de ceremonias, el muy ilustre señor don Martín Manso, Canónigo de la Santa Iglesia Catedral, ayudado por el reverendo señor don Eugenio Esteban Hurtado.

Presidió el acto el excelentísimo señor Obispo, bajo dosel, en el presbiterio, acompañado  de las altas jerarquías cistercienses antes mencionadas.

VOTOS SOLEMNES DEL HERMANO JOSÉ (REVERENDO PADRE CID)

Después del Evangelio tuvo lugar el solemnísimo y conmovedor acto de emitir sus votos solemnes el Hermano José  (reverendo Padre Cid), que le fueron tomados por el Abad del Monasterio, Dom Luis Yagüe, pronunciando una bellísima alocución alusiva a los actos de la gran solemnidad que se celebraba, el muy Ilustre señor don Alfonso Ávila, Canónigo de la S.I. Metropolitana de Valladolid.

Hecha la profesión solemne, el Abad impuso la casulla al nuevo Padre cisterciense y le dio, con el abrazo de paz y hermandad, la bendición abacial.

El reverendo Padre José, que éste será su nombre en lo sucesivo, pasó,  después a recibir el abrazo del Prelado, de los Abades presentes y de toda la Comunidad, acto que resultó en extremo emocionante.

Verificada, esta solemnísima ceremonia, continúa la misa Pontifical, que terminó a las dos y media de la tarde.

INAUGURACIÓN DEL CENTRO TELEFÓNICO DE CÓBRECES

Después de la misa pontifical, se procedió a la bendición inauguración del teléfono público en Cóbreces, en la que ofició el Abad de Viaceli, Dom Luis Yagüe, el cual inauguró después el servicio celebrando una conferencia telefónica con las Bernardas de Santander.

Al acto asistió el jefe del Centro Telefónico de Santander, don Manuel Tarifa, quien pronunció unas palabras en nombre de C.T.N.E. para dar las gracias a las autoridades y personalidades que asistían al acto de la inauguración.

Continuando el plan iniciado por la Excma. Diputación provincial –siguió diciendo-, y previas las gestiones realizadas con la dirección de la Compañía Telefónica para incluir en sus proyectos la creación de Centros telefónicos en determinados pueblos de la provincia, de los trámites reglamentarios para la asignación de cupos de cobre y otros materiales, construcción de edificios y de las necesarias líneas telefónicas, corresponde hoy a Cóbreces celebrar la primera inauguración de esta serie de poblaciones proyectadas para el año actual, a la que han de seguir, Dios mediante, las de Santa Cruz de Bezana, Bádames, Setién, Villacarriedo, Selaya y Suesa, todas ellas, y no obstante su importancia comercial, agrícola y ganadera, carentes de este servicio tan importante.

Hace referencia a la importancia que tiene para Cóbreces, que cuenta con importantes Centros religiosos y culturales y una nutrida colonia veraniega, la instauración del servicio telefónico, por lo cual –añade el señor Tarifa-  nos sentimos hoy satisfechos y felicitamos a su vecindario y autoridades las cuales que desde hoy disponen de un moderno servicio que les une con la red telefónica nacional.

A continuación don Juan Diego, delegado provincial de Sindicatos, en representación del Presidente de la Diputación, dio las gracias a la C.T.N. de E. por la implantación del servicio, expresando el deseo de la Diputación de que pronto sean terminados los trabajos para la inauguración de los demás Centros de la provincia en proyecto.

Cerró los discursos el Abad del Monasterio dando las gracias a cuantos han contribuido con sus trabajos a la implantación de tan necesario servicio para Cóbreces.

COMIDA EN HONOR DE LOS INVITADOS

Terminada la bendición e inauguración del nuevo Centro telefónico, todos los invitados a los actos religiosos, fueron obsequiados con una comida.

En el refectorio de la Comunidad se hallaban los Abades, Priores y las autoridades y representaciones, presididos por el excelentísimo señor Obispo de la Diócesis, Doctor don José Eguino y Trecu; el Abad Vicario General, Dom Gabriel Sortais; el Abad Visitador, Dom Juan de la Cruz Przylusky, y el Abad del Monasterio, Dom Luis Yagüe.

A los postres el Abad Vicario General pronunció un discurso en francés, y el Prior de Oseira, lo fue traduciendo frase a frase. Habló primero como Abad francés, y, dijo entre otras cosas, que España salva a Europa de la anarquía, ¿Qué hubiera sido de Francia y de Europa si no se hubiera levantado la nación española en defensa de la civilización cristiana?

Después habló como Abad Vicario General y recordó la época en que Francia se hallaba invadida por todas partes. ¿Qué hubiera sido de Francia –pregunta- si España hubiera entrado entonces en la guerra?

El Ilustre cisterciense ha visitado todos los Monasterios de la Orden en España y ha quedado sorprendido, no solamente del espíritu de los monjes, sino de la piedad y el fervor admirables del clero (secular y regular) y de los Amigos del Císter, de los que hizo un encendido elogio.

Afirma que en los próximos Capítulos generales de la Orden informará a todos los Abades del mundo sobre todo lo que ha visto en España, para que en todas partes se ame a España como él la ama ya.

Cada frase fue acogida con enormes ovaciones y vivas al Císter, a la Francia católica y al Abad Vicario.

El reverendo Padre Santiago Hernández, de Viaceli, pronunció en correcto francés un breve discurso agradeciendo las conmovedoras alteraciones de su Vicario.

El reverendo Padre José Cid –que acababa de hacer los votos solemnes- fue acogido, al aparecer en el refectorio, con una clamorosa ovación. Hubo de dirigir la palabra para agradecer la presencia en Viaceli de tantos amigos suyos; expresó su fe en un inmediato y espléndido porvenir para el Monasterio de Viaceli y encareció a todos una intensa y confiada devoción a San José. Terminó agradeciendo la colaboración que el vecindario de Cóbreces había prestado al éxito y brillantez de aquellas solemnidades.

El secretario de los “Amigos del Císter” anunció que se iba a proceder a repartir un artístico folleto ilustrado sobre Viaceli, como recuerdo de estos actos.

El presidente de la Junta Diocesana de A.C.  y del Consejo de Administración de EDITORIAL CANTABRIA – EL DIARIO MONTAÑÉS, miembro de la Asociación de “Amigos del Císter”, el cual, para sumarse a aquella fiesta, había llegado a Viaceli en la mañana del domingo, desde Madrid, donde se hallaba, improvisó un bellísimo y breve discurso.

Refiriéndose al episodio cidiano de Machado, en su poema “El Cid cabalga”, hizo una poética evocación del paso de don Rodrigo,  camino del destierro, para hacer oportunísima aplicación al paso de este otro Cid –el Padre José- hacia el retiro consolador del Císter. Dice que los pecados de la Montaña son borrados providencialmente por las pisadas de estos santos monjes y por la de estos ilustres Abades que han honrado a la Montaña con su presencia.

Después de otras intervenciones de maestros y alumnos de las Escuelas de Cristo-Rey, fundadas en Valladolid por el Padre José Cid, hizo uso de la palabra el Abad de Viaceli, Dom Luis Yagüe, para expresar su agradecimiento y el de toda la Comunidad al Abad Vicario General, al Prelado de la Diócesis, a los Amigos del Císter y a todos cuantos con su colaboración y su presencia han contribuido a enaltecer la solemnidad que se celebraba.

Por último, el doctor Eguino y Trecu habló brevemente para explicar la significación de la doble ceremonia celebrada por la mañana: la consagración del templo abacial, y la emisión de votos solemnes por el Padre Cid. Se siente orgulloso de confiar nuestra Diócesis con un Monasterio cisterciense y se refiere a la eficacia de la explicación que alcanzan los monjes de vida contemplativa por los pecados del mundo; y merced a sus sacrificios, oraciones y penitencias alcanzan del Cielo nuestro perdón. Terminó excitando a los monjes a que se entregaren a su propia santificación.

Todos los oradores fueron aplaudidísimos.

Los brillantísimos actos celebrados terminaron por la tarde con vísperas solemnísimas, con exposición de Su Divina Majestad y con la Salve tradicional cisterciense.”

 (D.M. 30.10.1951)


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lunes, 4 de abril de 2022

Primeras Comuniones del año 1955

 

"OREÑA.- Primeras Comuniones

El día de la Ascensión hicieron la Primera Comunión los niños siguientes: Juan Pérez Fernández, Saturnino González Noriega, Gumersindo Aguazo Celis, Laureano Calderón Cayuso, Bernardino Cobo Santos, Manuel Pedraja Cayuso, Joaquín Gutiérrez Pérez, José M. Usamentiaga Ruiz, José Francisco González Pérez, Margarita González Pérez, Aurora Aguazo Celis, Pilar Cotera Solórzano, María Florinda Usamentiaga Noriega, María de los Ángeles Noriega Piñera, Eva Alonso Cayuso.

A las ocho y media hubo misa de comunión por nuestro párroco, don David Ruiz Rabre, cantando preciosos metetes acompañado de armonio, nuestra maestra nacional, doña Carmen Cuadrado García.

Recibieron el Pan Eucarístico todos los niños de nuestras escuelas, pasando de cien, y bastantes personas mayores.

Después de la santa misa, en los locales-escuelas se les sirvió un desayuno. Las pastas fueron donadas galantemente por la panadería de don Tomás Sordo e hijos, Paseo de Torres, de Torrelavega.

Fue servido magistralmente por las simpáticas señoritas de la localidad, cocineras y camareras: Carmen García, Agustina Cianca, Cuca Alonso, Ludivina Escalona, Raquel Ruiz, Trinidad Abascal, Caitu Abascal, Trinidad Usamentiaga, Lituca Noriega, María Blanco, María Martínez, María Amor Piñera, Emilia Abascal, Lolita Abascal, Tere Usamentiaga, Angelines Valdés y Carmen Gutiérrez.- El Corresponsal."

(D.M. 25.05.1955)


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