jueves, 30 de marzo de 2023

Robo en la ermita de Ubiarco. Año 1977

 

Playa y ermita de Santa Justa (foto Pedro F. Palazuelos)

“EL ROBO SACRÍLEGO EN LA ERMITA DE UBIARCO

. TODAVÍA NO HAN APARECIDO LOS AUTORES

Sigue siendo, en Ubiarco, motivo del general comentario el sacrílego robo cometido en la ermita de Ubiarco, cuya construcción según la historia data del siglo diecinueve o principios del XX. La desaparición de las imágenes de Santa Justa y Santa Rufina, además de inmensa pena han producido honda indignación.

Se piensa que los desconocidos que robaron las imágenes después de romper la puerta de aquella iglesia, las hayan podido vender a algún anticuario, y que supieran de antemano el importante valor que, por su antigüedad podían tener.

Cariño y devoción las tenía el pueblo, y por eso no puede extrañar a nadie que el asunto haya apasionado a las gentes.

Todos desean la recuperación de las imágenes para que vuelvan a su ermita, que junto al mar y las rocas constituye un hito de nuestra historia religiosa. Quiera Dios que aparezcan pronto.

SILES”

(DM 24.04.1977)


sábado, 25 de marzo de 2023

Mejoras de electrificación y alumbrado público, Santillana 1977

 

Torre del Merino (Libro de Santillana)

“Santillana del Mar

MEJORAS DE ELECTRIFICACIÓN Y ALUMBRADO PÚBLICO

. POR BELLAS ARTES Y COLABORACIÓN DEL AYUNTAMIENTO Y DEL PUEBLO

Nuestras aspiraciones parece que van a cumplirse.

Por Bellas Artes y con la colaboración de todo el vecindario se están realizando en Santillana del Mar importantes mejoras de electrificación y alumbrado público, consistentes en la total desaparición de postes y ocultación de cables dentro de la histórica villa montañesa.

Blanca Iturralde, Alcaldesa, nos ha complacido una vez más con esa amabilidad y sencillez que le caracteriza, para informar sobre el tema a los lectores de EL DIARIO MONTAÑÉS. He aquí nuestra conversación, sostenida ayer tarde en uno de los salones del parador nacional Gil Blas de Santillana.

-Efectivamente, esto tiende a ser pronto una realidad. Así, pues, en la zona monumental el tendido tendrá que ser subterráneo desapareciendo los postes. Los cables que por necesidad tengan que ir al exterior irán grapados en algunos edificios, procurando que se vean lo menos posible. En estos momentos, como ocurre siempre que se está desarrollando una obra, habrá gente que se puede asustar más no saben que los cables, además de ir grapados y lo más disimulados posible irán pintados de forma que queden difuminados dentro del conjunto del edificio. Como en este momento no se han quitado todavía las enormes y tremendas “palomillas”, ni “maraña” de cables que quedan de la anterior instalación, ni todos los postes que van a desaparecer, el espectador que no esté enterado queremos tranquilizarle.

La verdad es que nos ha parecido oportuno hacer declaraciones a la Prensa, porque lo que deseamos es dar una información más completa cuando la obra esté más adelantada. Por de pronto se van a hacer fotografías de cómo están las cosas, para poder compararlas con otras que se hagan después. Posiblemente la gente se dará cuenta entonces de la ingente obra realizada. Va a ser un capítulo muy importante. Pero en fin, demos hoy la noticia.

-Una iluminación más artística?

Sí, estos faroles van a ser cambiados en su lugar se pondrán otros más artísticos, pero al mismo tiempo muy sencillos, que no desentonen con el conjunto de Santillana.

-¿Cómo será el tendido antes de entrar en el casco urbano?

-Lo más disimulado posible. Algunos postes estarán cubiertos de yedra.

-¿Quién realiza estas obras, Blanca?

-Bellas Artes.

-¿Colabora el Ayuntamiento?

-Todo lo que puede.

-¿Y el vecindario?

-Mira José Manuel; los vecinos de Santillana del Mar dándose cuenta de esta gran obra que es casi, casi de artesanía, colaboran todos como si fuera uno solo para que ella se lleve a cabo lo antes posible.

-Muchas gracias, Blanca, y enhorabuena.

José Manuel SILES”


(DM 18.03.1977)


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sábado, 18 de marzo de 2023

El libro de Santillana del Mar

 


“Santillana del Mar ya tiene su historia

Sobre Santillana se ha escrito mucho, pero hasta ahora todo habían sido trabajos de investigación a exteriores líricas totalmente fragmentarios y a veces interiores. Es ahora cuando acaba de aparecer un auténtico libro de oro de Santillana, en el que la estupenda villa es vista y contemplada desde todos los ángulos posibles, con un criterio de sabia y rica ilustración al mismo tiempo que con fina elasticidad. Y esta proeza intelectual y artística sólo la podía llevar a feliz término un ilustre de la preparación y gusto de Lafuente Ferrari. Nuestro Lafuente Ferrari –hay que decirlo así porque su nombre es nombre que se cotiza, y por lo alto, en todos los lugares europeos y americanos de la cultura- ha prestado con este libro a España un servicio realmente enaltecedor.

Merced a sus pesquisas científicas y a sus hallazgos artísticos, merced, sobre todo, a su paciencia recreadora, una de las más ilustres y venerables villas españolas revive y actualiza su pasado en huellas y magistrales páginas, que transpiran el abolengo de sus maravillosos monumentos. Se necesitaba, no sólo ciencia, sino un gran alarde de poder  positivo, para darnos junto a la fría nomenclatura de los datos de entrañable y sabrosa vibración espiritual que hacen del “Libro de Santillana”, de Lafuente Ferrari, un devocionario para entender ese diálogo eternal que es siempre la Historia.

En este libro de Santillana, quedan retratados magistralmente, como un bello troncal arquetipo, los esplendores y decadencias de cientos de vidas y ciudades españolas. Es un libro escrito con concisión y sobriedad, con emoción y cadencia de gran pieza orquestal. Todos sus capítulos; “La caverna de Altamira”. “Los infantes”. “Las casonas”. “Los retablos”. “Los claustros”. “Los sepulcros”, las visiones de los escritores, están esmaltadas de fascinantes evocaciones y exactas citas. Y por si fuera poco, acompañan al feliz texto unas extraordinarias fotografías, como no estamos acostumbrados a ver en las guías de nuestras ciudades. 

El libro de Lafuente es algo más también que un itinerario exhaustivo, de la milagrosa existencia de este incomparable rincón de la Montaña. Es el descubrimiento de un Santillana intacto y revestido, sobre el que parece estar resurgiendo, a cada página todo un mundo de impresiones que, si en algún caso, ya habían sido dudas constatadas,  nunca lo fueron con la exquisita madurez y el sugestivo poder creador que nuestro crítico e historiador del arte ha puesto en la empresa.

Santillana hoy se pone de puntillas, no para ver ese mar que se hace tímido ante su recoleta hermosura, sino para dar la mano a este viajero, tan artífice de sus glorias, como le fueron aquellos reyes y monjas que la presenciaron de blasones y carismas y la han dotado de una existencia imperecedera para el arte y para la historia.

Santillana ha encontrado, si no la norma para sus monumentos sí el historiador justo y eficaz de sus reliquias y escudos. Y Santillana queda en este libro, y gracias a este libro como la presencia viva a un hábito, al que ni la técnica, ni las prisas, ni los vaivenes del tiempo, lo serán capaces de hacer cambiar, la historia de Santillana es ya, desde ahora, una lección de pureza en la sangre, de primor en las piedras y de eternidad en el espíritu.

Enhorabuena a Lafuente Ferrari

J.L.CASTILLO PUCHE

(Palabras preliminares de la entrevista con Lafuente Ferrari, publicada en “El Español” número 350, de 14-20 agosto de 1955.”

(DM 17.08 1955)


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