viernes, 27 de septiembre de 2024

Los Reyes Magos en Santillana del Mar, año 1967

 


El “Auto Sacramental” de la adoración de los Reyes Magos, representado en las calles de Santillana del Mar


No fue obstáculo la lluvia, que no cesó en ningún momento


Los actores son vecinos de la villa, y el Belén está compuesto de figuras vivientes

    En la noche de ayer tuvimos ocasión de presenciar ese magno festival que organizado por la Delegación Provincial del Ministerio de Información y Turismo, nació el año pasado en el marco incomparable de Santillana del Mar, que en la noche del día 5 de enero escenifica la llegada de los Reyes Magos, utilizando para ello sus calles y sus casa-palacio.

    Alma impulsora de la escenificación de este auto sacramental es don Antonio Niceas, capellán del convento de las Clarisas, el cual se mostraba muy satisfecho por haber logrado que todo resultase con el éxito apetecido.

    Este año existía la permanente amenaza del mal tiempo. Si desde hace cuarenta y ocho horas ha llovido en toda la provincia, a la hora de dar comienzo a este acontecimiento, , se intensificó de forma alarmante, pero no para los vecinos de Santillana que viven como nadie esta jornada y nos habían asegurado que no sería ésta, causa para la suspensión del festival; en el que ellos tienen puestas todas sus ilusiones.

EL AUTO SACRAMENTAL, UN GRAN ESPECTÁCULO

    A la hora en punto partió la comitiva, compuesta por más de 80 personajes, entre Reyes, pajes, portadores, etc., saliendo desde las afueras de Santillana, para hacer su entrada en la villa por el cruce, frente al convento de las Clarisas, donde eran esperados por dos simpáticos personajes situados en una tribuna levantada al efecto y representando al alcalde y alcaldesa, que les dieron el saludo en nombre de los vecinos y entregaron al Rey Melchor la vara de mando.

    Formaba en cabeza de la cabalgata la banda de tambores y cornetas de Sniace, tras de lo cual marchaban portadores llevando los palanquines conteniendo regalos, siendo precedidos por los Reyes Magos, montando magníficos corceles, así como sus pajes y resto de la comitiva.

    Desde el lugar donde fueron recibidos sus majestades, continuó el desfile hacia el centro de la villa, parando frente al Palacio de la Marquesa de Benemejís, donde se celebró el encuentro de los Reyes Magos con la “hebrea”, que desde el balcón del palacio imploró a los Reyes la curación para su hijo enfermo, a lo cual contestaron Melchor, Gaspar y Baltasar, tras lo cual se continuó por las calles hasta la casa palacio del señor Guerra, donde se representó el encuentro con Herodes.

    Se continuó hasta el patio de la Colegiata, donde de nuevo se encuentran con la mujer “hebrea” que les ha seguido y que les da las gracias por la curación de su hijo; que lo transmitan al Niño Dios, al que ellos van a adorar.

    Por la calle del Cantón llegan hasta la Plaza de Ramón Pelayo, que se encontraba completamente abarrotada de público. Allí se había instalado en los soportales del Palacio de la Infanta María Paz, el Belén viviente. Los Reyes Magos descendieron de sus caballos mientras que la banda de tambores y cornetas interpretaba el himno nacional. Los Reyes Magos pasaron a hacer el ofrecimiento de sus presentes al Niño, momento que el publico allí congregado en gran cantidad vivió en medio de un gran silencio.

    Como final, la Masa Coral de Torrelavega, bajo la dirección de don Lucio Lázaro, interpretó “Alegría”, de la cual es autor su director; “Adeste fideles” del P. Otaño, y el “Aleluya”, de Haendel. Este último con acompañamiento de la Banda Municipal de Torrelavega, dirigida por don Aurelio Sanchiz.

    Presidió estos actos, que tuvieron como escenario toda la villa de Santillana del Mar, el delegado provincial del Ministerio de Información y Turismo, don José Luis Herrero Tejedor, acompañado de las autoridades locales.

    Para terminar, diremos que la representación de este auto sacramental, de cuyo diálogo es autor don Leopoldo Rodríguez Alcalde, ha sido un gran éxito en todos los sentidos, y sólo se vio empañado, en parte, por la pertinaz lluvia caída durante la representación, la cual restó la presencia de mucho público de la capital y pueblos de los contornos.

(DM// Viernes, 6 de enero de 1967)


Otras entradas relacionadas:


Antonio Niceas, un capellán distinto




No hay comentarios:

Publicar un comentario