martes, 19 de abril de 2016

Oreña, su legado, año 2016

Pongo en esta entrada a cinco eruditos que nos han dejado su legado escrito.

Me extiendo a la Real Abadía de Santillana, en cuyo territorio los Abades ejercían la jurisdicción pleno jure desde 1512 hasta el  8 de noviembre de 1869, cuando  el lugar de  Oreña dejó de pertenecer a la Abadía y queda incorporado al Ayuntamiento de Alfoz de Lloredo.

En 1726 el lugar de Oreña era el  más importante en la Abadía con 26 vecinos que harían unos 150 habitantes.


Por orden de antigüedad:


Don Valentín Usamentiaga Jareda (1915-1991)


Retrato de D. Valentín Usamentiaga

Su obra escrita: "OREÑA pueblo con mil años" (1966), "La leyenda de Cualventi" (1969) y  "Apuntes históricos del pueblo de Oreña" (1973-1974).

Su biografía en:




Fray Mª Patricio Guerín Betts O.C.S.O. (1910-2002)


Fray Mª Patricio


En Altamira nº 60 (2002) Necrológica del P. Fr. Patricio Guerín Betts (O.C.S.O.) (Cisterciense) por D. José Mª del Val (O.F.M.)

Transcribo: 

“La figura del P. Guerín, enfundada en su hábito monacal y su impermeable largo negro se hizo familiar a partir de los años “50” y hasta los “70”, por los húmedos caminos y carreteras de Cantabria, desplazándose en una sobria bicicleta, con su cartera de cuero en ristre; bajo los rigores del sol o de la lluvia hacia los archivos de Santillana o Santander, u otros parroquiales y particulares, donde frecuentemente acopiaba abundantes notas y reseñas para sus investigaciones; solo, así es posible comprender y abarcar su basta producción editada y por publicar; más de medio centenar de trabajos entre libros, artículos de revistas y colaboraciones. Perteneció a la Institución Cultural de Cantabria desde su fundación”.

Selecciono  de sus publicaciones en la Revista Altamira : “Los Quirós de Cóbreces” (1958), Nuevas aclaraciones acerca de los Quirós (1960) y “La iglesia de Cigüenza y los Tagle Bracho” (1962).



Don David Ruiz Rabre, Pbtro. (1902-1985)

D. David Ruiz Rabre

El archivo parroquial de Oreña, en  los 54 años que estuvo  Don David,  es  completo y ordenado. El libro de bautismos, el libro de matrimonios, el libro de finados y el  libro de fábrica contienen todos los hechos acaecidos  allí,  certificados por Don David,  son una garantía.

Su biografía en: Don David Ruiz Rabre   



Don Mateo Escagedo Salmón, Pbtro. (1880-1934)

Retrato de Don Mateo Escagedo

Con título honorífico de Abad de la Colegiata de Santa Juliana, que recibió del papa Pío XI en reconocimiento a su labor prestada.
La obra de las genealogías y linajes montañeses de don Mateo Escagedo, es la escritura de más autoridad y de mayor cumplimiento y certidumbre que en esta materia tenemos.
No se remonta nunca la antigüedad mayor de las que arrojan los documentos que maneja. 

Transcribo:

"Domingo, 8 de septiembre de 1996/ EL DIARIO MONTAÑÉS

Retrato

Mateo Escagedo Salmón

El investigador genealogista infatigable

MANN SIERRA

    Párroco de Caviedes, Cabuérniga y en Santillana del Mar, Mateo Escagedo Salmón casi no tuvo tiempo más que para investigar el pasado. Todos los lugares, todos los rincones, todos los sitios y momentos eran buenos para ver de desempolvar un documento revelador que sirviera a su propósito de sacar a la luz pública el origen de una estirpe, una costumbre, una tradición .. Y a esa tarea se entrega en cuerpo y alma. No en balde, decía Cossío, amigo personal de Escagedo, huésped frecuente en la Casona de Tudanca, que “sacaba papeles de debajo de las piedras y en Terán encontró bien provisto el archivo de la familia del apellido Calderón, que le dio materia para más de un libro”, al igual que ocurriera en la biblioteca de su anfitrión.

    Mateo Escagedo Salmón nació en Maliaño en 1880. Su vida inquieta de sacerdote, tuvo especial celo en la búsqueda y estudio de los archivos a que sus destinos parroquiales le iban acercado, de manera muy concreta en la propia Santillana, pues, como dice uno de sus biógrafos, Miguel de Asúa, “modesto de origen, según él decía, pero conceptuadísimo de todos por su trabajo y buena fe, el padre Escagedo ha sido en todo momento un sacerdote dignísimo, y ello se prueba citando el caso de que monseñor Tedeschini, nuncio de S.S., estimara conveniente la petición que se le hiciera nombra al párroco de Santillana del Mar “abad ad honorem” de la Colegiata de Santillana, tratando de premiar con ello la inmensa labor que realizó el señor Escagedo y que alguien se lo hizo conocer al nuncio, inspirándose siempre en el amor al prójimo”.

    Conocí al padre Escagedo en una de mis estancias en Comillas -comenta Asúa- y me sorprendió -oírle comentar con excesiva pasión páginas de historia de autores de gran fama, con cuyas teorías no parecía estar muy conforme”. Se trabó una sincera amistad entre Asúa y Escagedo. Lo testimonia este texto transcrito del primero: “Años después él había escrito unas cosas y yo me había enfrascado en asuntos de más empleo cuando apareció por mi casa una mañana y me dijo que si él dispusiera de 600 pesetas sería feliz, porque con ellas iría a Madrid y a Simancas y recorrería todos los archivos y podía ver los manuscritos que le hacían falta, referentes a la provincia de Santander. Le prometí buscárselas. Cuando vi en Madrid a un amigo al que quiero con fraternal cariño y que, a pesar de sus ocupaciones y de sus asuntos tiene tiempo para escribir obras interesantísimas, le dije: “Un amigo mío, al que conoces, tiene necesidad, para trabajar en favor de Santander y de su historia, de buscarse unas 600 pesetas”. Abrió la cartera y me dijo: “Coge lo que quieras”. Cogí mil, pensando que con 600 no podría vivir más de un mes, y le dije: “Ya te iré diciendo como se las gasta”.

    A los quince días llegaba Escagedo a Madrid, a casa de Asúa. Este trató de darle las mil pesetas prestadas por el amigo. Escagedo no las quiso coger, tomó tan solo cien y le pidió que guardara el resto. “Con cien pesetas tengo para los gastos de ahora”. Salió contento y agradecido de aquella casa, prometiendo que cuanto se le había dado lo emplearía en escribir de Santander. Cuando volvió a recoger las segundas cien pesetas ya le habían buscado una habitación del edificio de la Academia de Historia.

    Su vida en Madrid era austera; se levantaba a las seis de la mañana a decir misa en un oratorio, por lo que le daban cuatro pesetas. Desde allí se iba a la Biblioteca Nacional hurgando en manuscritos, hasta que cerraban la puerta, a la una del mediodía. Se tomaba luego un bocadillo y volvía a la sección de manuscritos. Hasta las seis de la tarde, en que se cerraba aquel servicio. De allí se iba a la biblioteca de la Academia de Historia para visitar luego el ateneo, en la calle del Prado. Y cuando cerraba las puertas la docta casa se retiraba a la suya a descansar. “Jamás -dice su biógrafo-, jamás, se le ocurrió entrar en un teatro o en un cine; su pensamiento no se apartaba de Santander para que su historia apareciera envuelta en aplausos y honores…”.

    Y hay otro párrafo de la vida del historiador camargués que recoge una anécdota significativa: “El día que Escagedo marchó a Santander, pasando por
Simancas, vino a verme-cuenta Asúa-, y, al coger lo que le quedaba de las mil pesetas que había pedido para él, le ofrecí más, por si lo necesitaba: “No necesito más -me dijo-. Me has hecho feliz, porque llevo mi maleta abarrotada de apuntes y tengo cuanto podía apetecer. Y para su tranquilidad -me añadió en tono zumbón- me llevo una sotana nueva, pues la que tenía estaba en tal estado que una vez en vuestra casa de El Astillero me dijo uno que debía ser hermano tuyo, que yo siempre sería la lámpara viva del Señor … Y tenía razón, porque el más pobre no lo hubiera aceptado”

    Queda entonces hecho el retrato vivo de este personaje singular, a quien se debe el reconocimiento oficial y del que sólo con citar su obra habremos hecho el mejor elogio: nada menos que ocho tomos de más de 350 páginas cada uno de la “Historia de los hijos de la Montaña santanderina” recogen el fruto de todo este intenso trabajo investigador dentro y fuera de nuestra provincia, títulos como “Estudios de historia montañesa”, “Monte Corbán”, “la casa de la Vega, Behetrías” y “Pleito de los valles”, “Vida monástica y religiosa en la Montaña”, “Importancia de los estudios históricos y genealógicos”, “Cien montañeses ilustres”, “Costumbres pastoriles cántabro-montañesas”, “Nobleza del valle de Peñamelleara”, “Centralismo y regionalismo”, “San Vicente de la Barquera (notas históricas)”, “Informe y memoria del señor Escagedo”, “Crónica de la provincia de Santander”, “El Real Valle de Cabuérniga”, “Castro Urdiales es y fue montañés”, “Colección diplomática (A. Santillana)” y “Abadía de Santillana”, con “Solares montañeses”…

    Don Mateo fue miembro del Centro de Estudios Montañeses, de la Sociedad Menéndez Pelayo, catedrático de Historia de España, Latín y Geografía en el seminario de Corbán, correspondiente, entre otras, de la Real Academia de la Historia y cronista de Santander.

    Murió en noviembre de 1934."



Don Blas María de Barreda y Horcasitas (1783-1836)


    Notabilísimo genealogista. Reunió en su casa de Santillana una magnífica biblioteca.

    Nació don Blas María en Santillana del Mar, el 8 de marzo de 1783.

    Correspondiente de la Real Academia de la Historia, alférez mayor y regidor perpetuo de la villa y valle de Cabezón de la Sal, como señor de la casa de Cos. Pariente mayor de las casas y mayorazgos de Barreda de la Plaza, Barreda Bracho, Barreda Polanco y Barreda Estrada, señor de las casas de Peredo y Herrera y de las de Horcasitas Montano Salazar y Quintana en las Encartaciones.

    Pasó los primeros años en Burgos al cuidado de su abuelo materno don José Antonio de Horcasitas, caballero de Calatrava y del Supremo Consejo de Guerra y a la sazón Intendente General de la provincia, hasta que muerto éste en 1794 volvió a Santillana, en donde estuvo hasta el fallecimiento de su madre doña María Margarita de Horcasitas, ocurrido en Comillas el 27 de febrero de 1806. Luego marchó a Vizcaya a posesionarse de las casas y vínculos de esta señora, que como a hijo mayor le pertenecían.

    En 22 de agosto de 1815 casó con doña María Concepción de Larreta, descendiente de la casa de Larreta-Acelain, del lugar de Soravilla (Guipúzcoa) y tuvo a don Joaquín María de Barreda, que dio su mano a doña Gumersinda de Mena, marquesa de Robledo de Chavela y condesa de Casa-Mena, de quien tuvo a don Leopoldo de Barreda y Mena, que casó con doña María del Carmen de Fuentes y la Peña y tuvo por hija única a doña María de Barreda y Fuentes, marquesa de Robledo de Chavela, condesa de Casa-Mena, que dio su mano a don Joaquín de Pedro y Urbano, nacido en Valencia, marqués de Benamejís de Sistallo, Grande de España, Gentil-hombre de Cámara con ejercicio y servidumbre. Son sus hijas doña Blanca, doña Ángeles, doña Laura y doña Mercedes de Pedro y Barreda.

    Fue don Blas María de Barreda peritísimo paleógrafo y registró con paciencia benedictina los archivos de las casas nobles de la montaña en la época en que aún se conservaban las vinculaciones. La obra maestra de Barreda y Horcasitas fue la: “Historia Genealógica de la casa de Barreda y de las de Horcasitas, Peredo, Cos, Herrera y Montano Salazar reunidas a ella y justificada con documentos auténticos. Por Don Blas María de Barreda y Horcasitas, su actual poseedor”. Al final lleva esta fecha: “Santillana a 29 de Septiembre de 1833” y la firma del autor. Tardó éste en hacer este trabajo veinticinco años. Se conserva manuscrito en la biblioteca de sus descendientes en Santillana. También escribió don Blas la “Vida de Santa Juliana, Virgen y Mártir. Patrona de la Villa de Santillana”. Un tomo m.s. en 4.º, 62 hojas. Contiene la vida de la Santa. A continuación de esta obra escribe sobre “los tres grandes pedazos de la Cruz de Jesucristo que se conservan en Santillana”. Nota al m.s. genealógico anteriormente citado, firmada en Santillana por don Leopoldo de Barreda, conde de Casa-Mena, a 7 de Noviembre de 1884. Ignoro dónde está esta Vida de Santa Juliana.

    Descripción, armas y origen de la casa de Bracho en la Montaña. Manuscrito de Barreda, en la colección de Pedraja

    El conde de Casa-Mena, don Leopoldo de Barreda, escribió: “Nobiliario de la Montaña, m.s. que no tiene importancia genealógica. En la segunda época de “La Tertulia” (1876) publicó: “Solares montañeses. 1. Solar de Villanueva de la Barca, págs. 156 a 160. II. La torre de Hoja Marta, págs.220-222. III. Los Agüeros, pgs. 308 a 316. La Pila de Agua bendita de la catedral de Santander, págs. 243 a 247.


“Conferencia acerca de la Genealogía Montañesa, leída por don Mateo Escagedo Salmón, el día 24 de abril de 1916 en el Ateneo de Santander.

“La biblioteca de D. Blas María de Barreda, donde se guardan parte de los libros impresos y manuscritos que fueron del Camarista Velasco y Ceballos, la poseen hoy sus descendientes los Excelentísimos señores Marqueses de Benamejís, Sistayo y Robledo de la Chavela, en su casa solariega de Santillana, donde yo, gracias a la amabilidad exquisita, a la cortesanía nunca bastante ponderada de sus simpáticos dueños, he podido consultar gran número de obras genealógicas; porque señores, en aquella mansión digna de príncipes se guarda la mejor biblioteca que en este género hay en la montaña. Allí existen manuscritas las genealogías que de los Velascos escribió el famoso camarista D. Fernando José de Velasco, inmenso infolio, más bien en preparación que terminado, pero que indica que D. Fernando pasó la mayor parte de su vida trabajando en archivos y bibliotecas.”


( SOLARES MONTAÑESES, TOMO I )


2 comentarios:

  1. Saludos,

    Mateo Escagedo Salmón nació el 21 de diciembre 1880, en maliaño. Fue hijo de Diego Millán Escagedo Mier y Balbina Salmón Escagedo. Eran siete hermanos: Juan; Mateo; Patricio Félix (mi bisabuelo); Benita; Vicente Pedro; Fernando; y Gregorio Escagedo Salmón.

    Eloy Escagedo Gutiérrez
    Miami, Florida

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eloy, muchas gracias por aportar más datos de Mateo Escagedo Salmón. Siento contestar tan tarde. He corregido el título de la entrada y también he añadido más datos a don Mateo Escagedo Salmón y a don Blas María de Barreda y Horcasitas. Ángel (Lin el de Leonor)

      Eliminar