ALERTA , sábado 17 mayo 1969
Primera plana:
HA MUERTO DON DANIEL
EL FALLECIMIENTO SE PRODUJO CUANDO EL EJEMPLAR SACERDOTE
VISITABA EL COLEGIO P. APOLINAR, CREADO POR ÉL PARA NIÑOS SUBNORMALES
La conmoción producida ayer en la ciudad fue tan intensa
como arrolladora era su personalidad. “Ha muerto don Daniel” fue la exclamación
en la que, junto al estupor por la noticia inesperada, vibraba un dolor
unánime. Nadie se resignaba a creer en la desaparición física del luchador
infatigable, del creador de una Obra socialmente cristiana más sorprendente que
pueda realizar un hombre, partiendo de cero. Pero el “milagro” lo hizo por la
poderosa carga de una acción pastoral que queda como paradigma de tarea
entrañable amplísimamente popular. Se
dio por entero a los niños, a los enfermos pobres, y Dios le iba ayudando cada
día, encauzando hacia él la sosegada marea de las cooperaciones de todo el
pueblo. El que hoy reza por él. Toda la Montaña reza por él y llora su muerte.
Página quinta
D. DANIEL HA MUERTO
REPENTINAMENTE Y EN
EL COLEGIO P. APOLINAR POR EL FUNDADO PARA NIÑOS SUBNORMALES
LA INGENTE OBRA DE CARIDAD Y APOSTOLADO DE ESTE SACERDOTE
EJEMPLAR SE PERPETUA EN SUS REALIZACIONES: ESCUELAS DE SAN MARTÍN,
PREVENTORIOS, COLEGIOS PARA NIÑOS SUBNORMALES
…
SANTANDER DEBE PERPETUAR LA MEMORIA DE ESTE BENEMÉRITO
HOMBRE QUE CONSAGRÓ SU VIDA A LOS HUMILDES.
“HA MUERTO DON DANIEL”, “HA MUERTO DON DANIEL”. LA NOTICIA
CORRIÓ AYER POR LA CIUDAD COMO REGUERO DE PÓLVORA, GENTES DE TODAS LAS ESFERAS
SOCIALES SINTIERON SU CORAZÓN ENCOGERSE
CON LA NOTICIA, DON DANIEL GARCÍA, EL BENEMÉRITO SACERDOTE, EL DON DANIEL
SENCILLO, EFECTIVAMENTE, HABÍA DEJADO DE EXISTIR DE REPENTINO ATAQUE CARDÍACO,
ALLÁ, EN EL COLEGIO PADRE APOLINAR DE EL SARDINERO.
Era mediodía cuando el buen cura se sintió repentinamente
indispuesto, muriendo como seguramente lo hubiera deseado; al pie de su trabajo
cotidiano, entre sus niños. La noticia
tomó poco después un matiz aún más dramático, si cabe, cuando se supo
que unas horas más tarde, en la misma finca, otro sacerdote, don Emilio Casuso,
fallecía también repentinamente al conocer el inesperado fin de don Daniel.
Unas horas más tarde, allí en el vestíbulo, podían verse los
cadáveres de ambos sacerdotes rodeados de familiares y más íntimos colaboradores.
Luego el desfile de gentes se hizo incesante; pobres y ricos, jóvenes y
mayores, sin distinción de clase, se unieron en una oración y en un llanto por
el hombre bueno que se fue casi como había llegado, sin hacer ruido, haciendo
el bien.
AL HABLA CON SUS COABORADORES
Sabedores de lo difícil de nuestra tarea. Tratamos de
obtener alguna impresión sobre la ejemplar vida y obra del sacerdote, de sus
más directos colaboradores. No bastaría un grueso torno para recoger tantos
datos sobre su vida, sus gestos caritativos, su humildad, la ingente tarea de
lo conseguido en pro de los niños santanderinos. Don Pedro Sanz, el hombre que
ha trabajado junto a don Daniel desde que éste iniciara su tarea en la Obra San
Martín, estaba allí, como anonadado, sentado en una silla, junto a otro
compañero en la tarea de apoyo de la obra, don Gerardo Cabarga. Uno y otro contaban.
-
Ha sido una pérdida irreparable. He estado más
de veinte años junto a él desde aquel tiempo en que la obra nacía en la bolera de San Martín,
casi a la chita callando. Él era capellán entonces del Colegio de los Ángeles
Custodios. Le preocupaban aquellos niños desharrapados del barrio e inició la
tarea recogiéndoles allí, pidiendo para ellos, atendiéndoles en sus necesidades
más perentorias.
-
Su carácter era el de un hombre esencialmente
sencillo y sincero; podíamos siempre contar todos con él.
-
¿Dónde inició su labor?
PRIMER PASO LAS ESCUELAS DE SAN MARTÍN
-
Todo es bien sabido, porque se ha dicho muchas
veces: las escuelas de San Martín fue la materialización y base de las
aspiraciones del sacerdote, que jamás dejaría de proyectar su labor hacia
nuevas facetas de la caridad insaciable que ardía en su alma. Puede decirse que
nunca se fijó una meta final, sino seguir, seguir siempre haciendo algo por los
demás y así ha muerto. Realizar las escuelas fue un esfuerzo titánico. Aquello
se iniciaba en el año 1938. Luego su preocupación primordial fue preservar a
los niños de los posibles contagios tuberculosos y creó los preventorios. La
clase pescadora no vivía bien, la terrible enfermedad no estaba erradicada. Y
así nació el preventorio de Potes, un verdadero tamiz de toda su obra. Solo
Dios sabe lo que don Daniel tuvo que trabajar, lo duro de sus viajes a la
capital de Liébana.
-
Sí y menos mal que el hombre se vio siempre
ayudado por el propio pueblo, a quien protegía. De Potes le trajeron muchas
veces aquellas mujeres que iban a efectuar las compras. Porque no tenía él
otros medios.
-
Su obra ha trascendido efectivamente.
-
Pero no porque él jamás dijera nada ni buscara
publicidad alguna, nunca quiso compensaciones; quiso permanecer en el
anonimato. Pero ocurre que la obra trascendía. Así llegó a fundar esos dos
colegios de Canalejas; el preventorio Santiago Galas, estos dos centros de
subnormales y el que pensaba abrir para subnormales profundos.
LA OBRA EN AMÉRICA
-
¿Cómo llegó su Obra a conocimiento de los
españoles de América?
-
De la misma forma sencilla que aquí. Nosotros
escribimos unas cartas para aquellos montañeses y la contestación generosa no
se hizo esperar. Luego fue allá a contagiarles con esa fuerza que él tenía para
hacerles ver la necesidad de su ayuda y así surgió la acción decisiva de don
Santiago Galas.
-
¿Cómo veía él ahora su Obra?
-
Con una cierta tranquilidad, por ver que las
cosas habían tomado un estado semioficial como si dijéramos y se le hacía
sentirse más sosegado. Podemos decir que la Obra de San Martín era atendida por
los propios que recibían sus beneficios.
-
Nos recordaba una anécdota de don Daniel. Un
buen día se sentaba en un bar, le pedían un cigarro y dejaba allí su cajetilla
para quienes deseaban fumar, marchándose tranquilamente. Pasaron los días y un
niño se acerca al buen cura: Tenga, ha dicho mi mamá que todo está arreglado. Y
con la misma le devolvían aquella caja
de tabaco, que él se había dejado para los demás.
PERPETUAR SU MEMORIA
Contar anécdotas de este tipo
sería interminable. Así, por ejemplo, sabemos de la impaciencia del benemérito
sacerdote.
-
Cuando nos reuníamos un rato, solía decir:
“Estamos perdiendo el tiempo. Tengo que estar entre la gente para pedirles
dinero para sus pobres”.
-
Su mejor epitafio puede ser ese que no por
socorrido refleja su vida: “Pasó por la vida haciendo bien”.
-
Don Daniel era natural de Bustillo del Monte
(Valderredible).Fue capellán en los Ángeles Custodios durante treinta y ocho
años, para luego pasar al Colegio Padre Apolinar por él fundado y donde le ha
sorprendido la muerte. Cuando ayer estuvimos en el Colegio de los Ángeles
Custodios, las monjitas solo supieron decirnos: “Todo lo que se haga por él es
poco. No solo nosotras, que tanto le queríamos, sino Santander todo estará
conmovido”.
- Y es cierto; todos los santanderinos estamos en deuda con don Daniel. Sus más íntimos colaboradores nos lo recordaban. “Hemos de perpetuar su memoria, en un monumento, en una calle, en algo”. MANN SIERRA
La nota triste de la jornada de ayer la constituyó el sepelio de don Daniel. Centenares de personas asistieron al funeral oficiado en el primer templo diocesano y posteriormente al traslado de sus restos al Preventorio “Santiago Galas”, una de sus obras predilectas. Todo el cariño de los santanderinos hacia este preclaro sacerdote se puso de manifiesto ayer con la emoción de cuantos asistieron a los piadosos actos. Pero quizá las escenas más emotivas fueron las desarrolladas en el Preventorio cuando los niños allí con el llanto asomado a sus ojos se abalanzaron sobre el féretro que contenía los restos de su protector y sobre él derramaron lágrimas de profundo dolor. Patética escena que Hojas recogió con su cámara.
Emotivas escenas en el entierro de don Daniel
ALERTA domingo 18 mayo 1969 1ª plana
Luto en la Asociación Montañesa Pro subnormales por la
muerte de don Daniel
La Asociación
Montañesa pro subnormales nos remite la siguiente nota:
Todavía, con la emoción y dolor que nos ha producido la
pérdida de don Daniel, hemos querido rendir este tributo de cariño y admiración
por lo mucho que trabajó en pro del grave problema de los subnormales, y es
preciso hacer justicia a la hora de pulsar la balanza, para dejar bien patente
que fue un paladín incansable en realizaciones y sin lugar a equivocarnos, uno
de los primeros que en España supo hacer frente a la enseñanza de los niños
intelectualmente menos dotados.
Ejemplar sacerdote, que partiendo de cero ha llegado a unas
realizaciones dignas del mayor elogio y apartándose de su puesto en una
parroquia, sin duda alguna con esa inspiración que Dios otorga a sus elegidos,
desde hace muchos años todo su empeño era conseguir lo que ciertamente ha
logrado con amplitud, llegando en un gesto de humildad y acierto a dar a una de
sus instituciones el nombre de aquel otro preclaro sacerdote que fue el padre
Apolinar.
Muchas lágrimas, disgustos y sinsabores le habrán
proporcionado a don Daniel todas sus realizaciones, pues todos sabemos en
aquellos años de su comienzo el trabajo que le habría de proporcionar la
petición hecha de puerta en puerta, en la propia calle y en otros diversos
lugares, de un donativo en favor de lo que para él era toda su ilusión.
No solo era un enamorado de cuanto él había conseguido sino
antes por el contrario todo en don Daniel, cuando afectaba el problema de los
subnormales, le cautivaba; para nosotros fue siempre un providencial asesor y
no podemos olvidar su última visita a nuestro colegio Juan XXIII, en San Román
el 26 de abril, Día Nacional del Subnormal, donde con su gracejo y cariño
compartió con nuestros niños unos momentos de grata compañía, interesándose por
todos nuestros problemas.
Santander ha perdido un ejemplar sacerdote que todos hemos de llorar; el obrero y el empresario, el pobre y el rico, todos formamos codo a codo en estos momentos de luto para la Montaña, pero todos sabemos que Dios le recompensará con creces cuanto ha hecho en vida, y nosotros, la Asociación Montañesa Pro Subnormales, también nos sentimos acongojados por esa pérdida imposible de restaurar, no pudiendo por menos que unirnos a este dolor y pedir desde este momento mismo se rinda el homenaje póstumo que se mereció y que nuestras autoridades, en su momento, acuerden la forma de perpetuar para el futuro ese recuerdo que jamás hemos de olvidar. A.R.A.
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