jueves, 20 de mayo de 2021

El Gran Capitán José De la Guerra, natural de Novales


Retrato de don  José de la Guerra 

Una obra en inglés sobre el capitán don José de la Guerra, de Novales

Por Fray Mª Patricio Guerín  O.C.S.O.

El Gran Capitán José de la Guerra, por el P. Joseph A. Thompson, O.F.M. 25 x 17 cms.; doscientas cuarenta y cuatro páginas; 1961. Impresa por Cabrara & Sons, Los Ángeles.

CUALQUIERA creería que a tal título correspondería una obra en castellano, más no es así. El autor es bisnieto del biografiado y religioso franciscano, y publica la obra en inglés. Sin embargo, era justo se encabezase en castellano la biografía de quien nació en la Península, y más en concreto en el pueblo de Novales (Provincia de Santander), el 6 de marzo de 1779, como primogénito de don Juan José de la Guerra y Ceballos y de doña María Teresa de Noriega y Barreda.

A la edad de 13 años parte el joven Guerra para Méjico, en compañía de su tío don Pedro González de Noriega. Su deseo personal parece haber sido el de ingresar en la Orden de Predicadores, más, ya que a ello se opusieron sus familiares, se dedicó a la carrera militar. Con ese fin se encaminó a la alta California, en donde sería el brazo derecho de los misioneros franciscanos.

Alférez en 1801, fue nombrado al año siguiente habilitado de Monterrey. En 16 de mayo de 1801 contrajo matrimonio con doña María Antonia Carrillo, cuyos padres habían recibido la bendición nupcial de Fray Junípero Serra. Desde 1806 a 1809 fue habilitado de San Diego. En 1810 fue nombrado habilitado general de las Californias, pero cayó en manos de los rebeldes al dirigirse a Méjico. Fue liberado en 1811 y designado Ayudante Mayor de las fuerzas realistas. En 1815 se le nombró Comandante del presidio de Santa Bárbara. Dos años más tarde recibió el nombramiento de Capitán, y como tal fue conocido en adelante, por antonomasia.

Las peripecias de su largo período en activo (hasta 1842) no fueron muy brillantes, por cuanto era muy escaso el personal a sus órdenes y los medios de defensa que tenía a su disposición.

Al proclamarse la Independencia de Méjico en 1821, el Capitán Guerra aceptó el nuevo estado de cosas y siguió en su cargo hasta que fue elegido Diputado en 1827. En la página 95 se hallan las razones que le movieron a apoyar al nuevo régimen.

Después de retirarse en 1842, vivió aún dieciséis años. Falleció a las once y siete minutos del 11 de febrero de 1858. Es digno de notarse (aunque no parece se le ocurrió al autor) que estos fueron los momentos de la primera aparición en Lourdes. Es interesante su testamento, que se puede ver íntegro en el capítulo VII.

En el siguiente se leen diversos elogios póstumos. Antes de morir, en 1 de mayo de 1847, el Capitán volvió a adquirir la nacionalidad española.

El apéndice A contiene resumen histórico acerca del presidio de Santa Bárbara. También son de notable interés los restantes diez apéndices. Un buen número de láminas y facsímiles completan el acierto de esta obra, que bien merecería los honores de una traducción al castellano.

Fray Mª Patricio Guerín O.C.S.O.

(publicado en el nº 28 de la revista Altamira 1962-1963)


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