mi padre, su vida en Arroyo |
Apuntes que mi padre dejó escritos en Cabezón de la Sal.
(año 1986).
Ángel Gutiérrez Posada (1901-1992)
año de
1986 día 28-5
Tal día como
hoy, hace 75 años, yo estaba en Santillana que era víspera del Corpus, se
celebraba mucho y los críos de mi tiempo salían con sacos a buscar finojo
(hinojo) por los praos (prados) para echarlo por las calles; todos los que vivían por
donde pasaba la Procesión que salía de la Iglesia (Colegiata), por el Río de la Calle, por el Cantón arriba,
hasta donde estaba la cochera de los Marqueses que allí ponían un altar, allí
paraban y después seguían hasta la Plaza que había otro altar, regresando a la
Iglesia por la calle del Racial.
Todas las calles estas estaban tapadas de finojo y espadañas que íbamos pisando; desde todos los balcones que daban a las calles tiraban flores deshechas al Palio. Esto lo vi yo hace bastantes años este día del Corpus.Fdo. Ángel Gutiérrez Posada
Cabezón de
la Sal 28.5.1985,víspera del Corpus
Como está
lloviendo y no hace para salir por ahí, me paso el tiempo escribiendo algo,
aunque sea mal, y recordando algunas cosas.
Yo vivía en
Arroyo con mis padres, pero entonces estaba viviendo en Santillana en casa de
mi hermano que trabajaba en Solvay y tenía una vaca que le había dado mi padre
y se la atendía yo; entonces no había radio ni televisión pero sí había
fonógrafo que le tenían unos Señores que los llamaban los Mañosos y eran ricos
estos Señores, vivían más arriba de la Plaza. Pero tenían la casa en obra y se
bajaron a vivir al 2º piso de la casa de Primo el carnicero, y allí ponían
todas las noches el fonógrafo y salíamos todos los críos a oírle, en el alto de
la calle del Cantón, entonces también hacían bastantes comedias en la Plaza al
aire libre y algunas veces teatro en un local que había en lo que es hoy el
Parador que entonces era de los Marqueses y ese local era muy grande donde
almacenaban todo el maíz de estos Señores que lo traían todos los renteros de
Oreña, Arroyo, Ubiarco, Queveda, Camplengo, Yuso, Vispieres, Herrán y
Santillana. Era un local muy grande, le llamaban la Panera y le llenaban de
maíz a granel que traían los renteros.
En Arroyo,
donde nací yo eran 10 vecinos, todos renteros, 4 de los Marqués y 6 de los
Escribanos y de otros Señores de Santillana.
Cuando mi
padre fue a vivir al pueblo de Arroyo casi todas las fincas que había cerradas
eran de todos esos Señores de Santillana y todas las fincas de la mies
mancomunadas también.
Pero a
finales del siglo XIX llegaron a ese pueblo dos vecinos uno era de Cerrazo y
otro de la Vega de Pas, que uno era mi padre y otro y un Pasiego que iban
juntos a la cantera de Cerrazo a barrenar con barreno de veinte y fue cuando en
ese pueblo de Arroyo se empezaron a cerrar fincas particulares con piedra
calear que sacaban ellos.
Porque en
aquellos tiempos eran los dos mejores barrenadores en aquella carretera de
Cerrazo.
Mi padre se
llamaba Eusebio Gutiérrez y el compañero Gumersindo Lavín, los dos cerraron 5 o
6 cierros con pared de piedra calear, de 100 carros, de 60 y de 40 que fueron
las primeras fincas particulares en ese pueblo de Arroyo que cerraban ellos
mismos; estas fincas las hicieron comprando trozos de terreno al pueblo de
Arroyo y de Ubiarco y algunas que tenían ellos en propiedad que las llamaban
helgueros, todas de monte y ellos las fueron empradando a fuerza de trabajar.
Las fincas
de Gumersindo las llevan hoy familiares muy lejanos, las de mi padre las llevan
todas, los nietos.
En Arroyo,
ya son todos propietarios, ya hace más de 50 años.
Cuando hace
más de 50 años casi todos eran renteros de Señores de Santillana y otro
pueblos, que eran los dueños de casi todas las fincas de la mies que son buenas
y producían mucha maíz y muchas alubias; que sembraban 60, 70, 80 carros de
tierra cada vecino.
La casa de
mi padre es de planta y piso, la planta era un portal muy grande que se llenaba
de panojas que había que quitarle la hoja y subirlas al desván; esto lo vi
hacer desde 1904 hasta 1915.
En 1905
estaban por la noche deshojando todos los de casa y yo estaba allí y no dormía,
entonces mi madre mandó a mi hermano Nino que me subiera a la cocina que me
diera una taza de sopas y me llevara a la cama; me subió a la cocina, hizo con
unos palos una lumbre, calentó las sopas y me las dio y a la cama, y ellos
seguían deshojando hasta altas horas, y después subían a la cocina, ya tenían
castañas cocidas, las comían, bebían una copa de anisado y a dormir.
Esa era la
vida de una familia unida. Esto fue a primeros de siglo, después ya fue
cambiando, yo lo escribo como cierto y lo firmo
Fdo Ángel Gutiérrez Posada 30.5.1985
Cabezón de
la Sal 31.5.1986
En casa de
mi padre todo el año había fruta en la guerta (huerta), castañas y nueces;
todos los árboles frutales habían sido plantados por mi padre, los castaños por
los abuelos, y los nogales por mi padre, que los plantó detrás de la Ermita del
pueblo, un terreno que había delante de casa, que me recuerdo yo de cuando los
sacudían que daban 2 sacos de nueces o más, había castañas y nueces para todo
el invierno, esto hará hace 70 u 80 años.
Hoy no sé,
lo que habrá, en posesión de ello estará un nieto o un sobrino mío.
El terreno de la mies se empezó a vender en el año 1924 que fue cuando mi padre, uno de los renteros de los marqueses que había en Arroyo compró lo que llevaba, que eran unos 120 carros en varias fincas en la mies que le costaron entonces unas 6.000 pesetas. Las otras fincas de los marqueses también vendieron todas, así que en Arroyo hoy todos son propietarios.
Entonces con mi padre estábamos solos en Arroyo, mi padre, mi hermano Vicente, mi sobrino Eusebio y yo y una mujer que nos arreglaba, que era una parienta, ya vieja entonces, ya nosotros por esos años de 1920 en adelante nos defendíamos bien que fue cuando compramos el terreno, 120 carros, que llevábamos a renta de los marqueses y la finca de los Hoyucos a Gabriel el de Ubiarco que medía 110 carros cerrada de piedra calear; esta finca estaba sin empradar, la empradamos nosotros, también nosotros terminamos de cerrar otra finca en alto de la Cotera de 70 carros, todas estas y las que había cerrado mi padre hacían un total de 700 carros que teníamos en Arroyo.
La idea de mi padre siempre fue de
dejarle una finca cerrada a cada hijo, que éramos 7 y las tenía, pero después
no nos tocó más que media, a mí me tocaron 50 carros de una finca de 100 y 15
carros en fincas sueltas por la mies; estos 65 carros que me tocaron a mi, que
en el año 1957 se valoraron en 65.000 pesetas, se las cambié a mi hermano
Andrés por la que le tocaron a él por herencia de mi hermano Benigno en Oreña,
que eran edificables y valían igual.
De los 145
carros que heredó mi hermano Vicente más que los demás hermanos; ahora, como no
tuvo familia, el día que muera la viuda, que es usufructuaria mientras viva,
volverán a los sobrinos según el testamento hecho por él. A unos más que a
otros según dicen, ¡que quién se lo iba a decir a él! De los bienes que tenía
él en matrimonio como gananciales, aunque fueran comprados con dinero del hermano,
de eso son herederos los sobrinos de la viuda.
Como está
lloviendo y no se puede salir de casa, me paso el tiempo escribiendo cosas, mal
o bien.
Ángel
Gutiérrez Posada 4.6.1986
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