"El domingo se celebró, en Cóbreces, la solemne consagración del Monasterio de Viaceli
Asistieron a los brillantes actos el Prelado de la Diócesis y seis Abades y Priores de los monasterios cistercienses
Durante la misa pontifical celebrada, hizo sus votos solemnes perpetuos el Hermano Antonio Cid
De izqda a drcha: Abad Vicario General, Abad de San Isidro de Dueñas, Obispo de Santander, Abad de Santa María de la Oliva, Abad de Thymane (Francia), Abad de San Pedro de Cardeña, Abad Visitador |
El domingo, se celebró, en Cóbreces, la solemne consagración
del Monasterio de Viaceli
Asistieron a los brillantes actos el Prelado de la Diócesis
y seis Abades y Priores de los monasterios cistercienses
Durante la misa pontifical celebrada, hizo sus votos
solemnes perpetuos el Hermano Antonio Cid
En Cóbreces, en el Monasterio cisterciense de Santa María de
Viaceli, se celebraron el domingo solemnes y brillantes actos, con motivo de la
consagración de aquel templo abacial restaurado recientemente. Con este motivo
en lo alto de la Abadía ondearon las banderas de España, del Vaticano y de la
Orden Cisterciense. La escalinata principal del edificio se hallaba engalanada
con colgaduras de los colores nacionales.
Para asistir a la solemne ceremonia llegó de Santander el
Ilustrísimo y reverendísimo señor Obispo de la Diócesis doctor don José Eguino
y Trecu que quiso oficiar personalmente el acto de la consagración del templo.
Procedente de Roma y con el mismo fin, llegó el Vicario
General de la Orden Dom Gabriel Sortais, acompañado del traductor de Lengua
española, don Carlos Azcárate.
Igualmente asistieron el Abad Visitador Dom Juan de la Cruz;
Abad de Thymane Dom Gabriel Bleurdier; de San Isidro de Dueñas (Venta de
Baños-Palencia), Dom Buenaventura Ramos; el de San Pedro de Cardeña (Burgos),
Dom Jesús Lastra; y el de Santa María de la Oliva (Navarra), Dom Manuel Olmedo.
Los Priores de Santa María de Oseira (Orense), reverendo Padre Ernesto Escandón
y de Santa María de Oña (Soria) reverendo Padre Ignacio Astorga, así como
diversidad jerarquías cistercienses españolas.
De Santander asistieron las autoridades civiles, militares y
eclesiásticas, la Asociación de feligreses Amigos del Cister, en pleno;
representantes de órdenes religiosas y numerosísimas personalidades.
De Valladolid y Salamanca también asistieron conocidos y
numerosas representaciones y personalidades y los familiares del hermano
Antonio Cid, que hacía los votos solemnes en ese día y que en lo sucesivo se
llamará Padre José.
Los actos de consagración del templo dieron comienzo a las
siete y media de la mañana y terminaron a las dos y media de la tarde,
oficiando en ellos el excelentísimo y reverendísimo señor Obispo de la
Diócesis, Doctor D. José Eguino y Trecu, revestido de Pontifical y ayudado por
el muy Ilustre señor don Epifanio Ruiz, Canónigo de la Santa Iglesia Catedral,
y por el reverendo señor don Elías Rodríguez asistiendo toda la Comunidad.
PROCESIÓN DE LAS RELIQUIAS
A las nueve y media se dio por terminada la primera parte de
la consagración del templo, que se hizo a puertas cerradas, con arreglo al
ritual, organizándose a continuación la Procesión de las Reliquias, las cuales
quedaron depositadas más tarde en los diferentes altares del templo, y que son
las siguientes: de San Lorenzo, mártir, y de San Bernardo de Alcira, para el
altar mayor; de San Sebastián y de Santa Beata, mártir para el altar de San
José; de Santa Inés y de San Bernardo de Alcira, para el altar de San Bernardo;
de San Esteban, Papa y mártir y de San Vicente, para el altar del Sagrado
Corazón; de San Vicente y de Santa María de Goretta, para el altar del Corazón
de María; de San Hipólito y de San Juan Bosco, para el altar de San Emérito, y
de San Eumelio y de Santa Beata, mártires, para el altar de Santa Teresa. Estas
reliquias han sido traídas de Roma y de Valencia.
La procesión, en la que figuraban los Abades antes citados y
el del Monasterio, Dom Luis Yagüe Martín, con mitra y báculo, y el obispo
oficiante, doctor Eguino y Trecu revestido de pontifical, dio una vuelta
alrededor del Monasterio, seguido de las autoridades, personalidades y demás
invitados al acto. Desde este momento quedó suspendida la clausura del
Monasterio, cuya suspensión durará ocho días.
CONSAGRACIÓN DE ALTARES Y DE CRUCES
Al regresar al templo la procesión, dio comienzo el acto de
la consagración de los altares, verificando el excelentísimo señor Obispo la
del altar mayor, después de haber hecho entrega de las reliquias que se habían
de depositar en los mismos, a cada Abad
que había de consagrar cada uno de los demás altares.
El Prelado ungió, a continuación, con crisma, las doce cruces
de piedra colocadas en las paredes del templo, que simbolizan la iglesia
levantada sobre los doce apóstoles. Finalmente, se procedió a la bendición de ornamentos y manteles litúrgicos.
Durante la ceremonia de la consagración, la Schola Cantarum
del Monasterio, entonó las antífonas del ritual al acto, que duró
dos horas, hubo un intervalo de media hora de descanso, para dar comienzo, a
continuación, la solemne misa pontifical.
A las doce, penetró de nuevo en el templo el cortejo
Abacial, dando comienzo, seguidamente, la misa pontifical, oficiada por el Abad
de Viaceli, Dom Luis Yagüe asistido de diácono y subdiácono por el reverendo
señor don Blas Rodríguez y por el reverendo Padre Amado Alamanzón, de la Orden
del Císter, capellán del Monasterio “Sancti Spiritus”, de Olmedo (Valladolid),
actuando de maestro de ceremonias, el muy ilustre señor don Martín Manso,
Canónigo de la Santa Iglesia Catedral, ayudado por el reverendo señor don
Eugenio Esteban Hurtado.
Presidió el acto el excelentísimo señor Obispo, bajo dosel,
en el presbiterio, acompañado de las
altas jerarquías cistercienses antes mencionadas.
VOTOS SOLEMNES DEL HERMANO JOSÉ (REVERENDO PADRE CID)
Después del Evangelio tuvo lugar el solemnísimo y conmovedor
acto de emitir sus votos solemnes el Hermano José (reverendo Padre Cid), que le fueron tomados
por el Abad del Monasterio, Dom Luis Yagüe, pronunciando una bellísima
alocución alusiva a los actos de la gran solemnidad que se celebraba, el muy
Ilustre señor don Alfonso Ávila, Canónigo de la S.I. Metropolitana de
Valladolid.
Hecha la profesión solemne, el Abad impuso la casulla al
nuevo Padre cisterciense y le dio, con el abrazo de paz y hermandad, la
bendición abacial.
El reverendo Padre José, que éste será su nombre en lo
sucesivo, pasó, después a recibir el
abrazo del Prelado, de los Abades presentes y de toda la Comunidad, acto que
resultó en extremo emocionante.
Verificada, esta solemnísima ceremonia, continúa la misa
Pontifical, que terminó a las dos y media de la tarde.
INAUGURACIÓN DEL CENTRO TELEFÓNICO DE CÓBRECES
Después de la misa pontifical, se procedió a la bendición
inauguración del teléfono público en Cóbreces, en la que ofició el Abad de
Viaceli, Dom Luis Yagüe, el cual inauguró después el servicio celebrando una
conferencia telefónica con las Bernardas de Santander.
Al acto asistió el jefe del Centro Telefónico de Santander,
don Manuel Tarifa, quien pronunció unas palabras en nombre de C.T.N.E. para dar
las gracias a las autoridades y personalidades que asistían al acto de la
inauguración.
Continuando el plan iniciado por la Excma. Diputación
provincial –siguió diciendo-, y previas las gestiones realizadas con la
dirección de la Compañía Telefónica para incluir en sus proyectos la creación
de Centros telefónicos en determinados pueblos de la provincia, de los trámites
reglamentarios para la asignación de cupos de cobre y otros materiales,
construcción de edificios y de las necesarias líneas telefónicas, corresponde
hoy a Cóbreces celebrar la primera inauguración de esta serie de poblaciones
proyectadas para el año actual, a la que han de seguir, Dios mediante, las de
Santa Cruz de Bezana, Bádames, Setién, Villacarriedo, Selaya y Suesa, todas
ellas, y no obstante su importancia comercial, agrícola y ganadera, carentes de
este servicio tan importante.
Hace referencia a la importancia que tiene para Cóbreces,
que cuenta con importantes Centros religiosos y culturales y una nutrida
colonia veraniega, la instauración del servicio telefónico, por lo cual –añade
el señor Tarifa- nos sentimos hoy satisfechos
y felicitamos a su vecindario y autoridades las cuales que desde hoy disponen
de un moderno servicio que les une con la red telefónica nacional.
A continuación don Juan Diego, delegado provincial de
Sindicatos, en representación del Presidente de la Diputación, dio las gracias
a la C.T.N. de E. por la implantación del servicio, expresando el deseo de la
Diputación de que pronto sean terminados los trabajos para la inauguración de
los demás Centros de la provincia en proyecto.
Cerró los discursos el Abad del Monasterio dando las gracias
a cuantos han contribuido con sus trabajos a la implantación de tan necesario
servicio para Cóbreces.
COMIDA EN HONOR DE LOS INVITADOS
Terminada la bendición e inauguración del nuevo Centro
telefónico, todos los invitados a los actos religiosos, fueron obsequiados con
una comida.
En el refectorio de la Comunidad se hallaban los Abades,
Priores y las autoridades y representaciones, presididos por el excelentísimo
señor Obispo de la Diócesis, Doctor don José Eguino y Trecu; el Abad Vicario
General, Dom Gabriel Sortais; el Abad Visitador, Dom Juan de la Cruz Przylusky,
y el Abad del Monasterio, Dom Luis Yagüe.
A los postres el Abad Vicario General pronunció un discurso
en francés, y el Prior de Oseira, lo fue traduciendo frase a frase. Habló
primero como Abad francés, y, dijo entre otras cosas, que España salva a Europa
de la anarquía, ¿Qué hubiera sido de Francia y de Europa si no se hubiera
levantado la nación española en defensa de la civilización cristiana?
Después habló como Abad Vicario General y recordó la época
en que Francia se hallaba invadida por todas partes. ¿Qué hubiera sido de
Francia –pregunta- si España hubiera entrado entonces en la guerra?
El Ilustre cisterciense ha visitado todos los Monasterios de
la Orden en España y ha quedado sorprendido, no solamente del espíritu de los
monjes, sino de la piedad y el fervor admirables del clero (secular y regular)
y de los Amigos del Císter, de los que hizo un encendido elogio.
Afirma que en los próximos Capítulos generales de la Orden
informará a todos los Abades del mundo sobre todo lo que ha visto en España,
para que en todas partes se ame a España como él la ama ya.
Cada frase fue acogida con enormes ovaciones y vivas al
Císter, a la Francia católica y al Abad Vicario.
El reverendo Padre Santiago Hernández, de Viaceli, pronunció
en correcto francés un breve discurso agradeciendo las conmovedoras
alteraciones de su Vicario.
El reverendo Padre José Cid –que acababa de hacer los votos
solemnes- fue acogido, al aparecer en el refectorio, con una clamorosa ovación.
Hubo de dirigir la palabra para agradecer la presencia en Viaceli de tantos
amigos suyos; expresó su fe en un inmediato y espléndido porvenir para el
Monasterio de Viaceli y encareció a todos una intensa y confiada devoción a San
José. Terminó agradeciendo la colaboración que el vecindario de Cóbreces había
prestado al éxito y brillantez de aquellas solemnidades.
El secretario de los “Amigos del Císter” anunció que se iba
a proceder a repartir un artístico folleto ilustrado sobre Viaceli, como recuerdo
de estos actos.
El presidente de la Junta Diocesana de A.C. y del Consejo de Administración de EDITORIAL
CANTABRIA – EL DIARIO MONTAÑÉS, miembro de la Asociación de “Amigos del
Císter”, el cual, para sumarse a aquella fiesta, había llegado a Viaceli en la
mañana del domingo, desde Madrid, donde se hallaba, improvisó un bellísimo y
breve discurso.
Refiriéndose al episodio cidiano de Machado, en su poema “El
Cid cabalga”, hizo una poética evocación del paso de don Rodrigo, camino del destierro, para hacer oportunísima aplicación al paso de
este otro Cid –el Padre José- hacia el retiro consolador del Císter. Dice que
los pecados de la Montaña son borrados providencialmente por las pisadas de
estos santos monjes y por la de estos ilustres Abades que han honrado a la
Montaña con su presencia.
Después de otras intervenciones de maestros y alumnos de las
Escuelas de Cristo-Rey, fundadas en Valladolid por el Padre José Cid, hizo uso
de la palabra el Abad de Viaceli, Dom Luis Yagüe, para expresar su
agradecimiento y el de toda la Comunidad al Abad Vicario General, al Prelado de
la Diócesis, a los Amigos del Císter y a todos cuantos con su colaboración y su
presencia han contribuido a enaltecer la solemnidad que se celebraba.
Por último, el doctor Eguino y Trecu habló brevemente para
explicar la significación de la doble ceremonia celebrada por la mañana: la
consagración del templo abacial, y la emisión de votos solemnes por el Padre
Cid. Se siente orgulloso de confiar nuestra Diócesis con un Monasterio
cisterciense y se refiere a la eficacia de la explicación que alcanzan los
monjes de vida contemplativa por los pecados del mundo; y merced a sus
sacrificios, oraciones y penitencias alcanzan del Cielo nuestro perdón. Terminó
excitando a los monjes a que se entregaren a su propia santificación.
Todos los oradores fueron aplaudidísimos.
Los brillantísimos actos celebrados terminaron por la tarde
con vísperas solemnísimas, con exposición de Su Divina Majestad y con la Salve
tradicional cisterciense.”
(D.M. 30.10.1951)
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