Francisco Gutiérrez Posada (1887-1969). Besando la reliquia de Santa Juliana |
Plácida (1879-1918), Benigno, Francisco, Andrés, Joaquín, Vicente, Victoriana (1898-) y Ángel eran hijos de:
Eusebio Gutiérrez Sánchez (n. 1856 Cerrazo, m. 1941 Arroyo) y Josefa Posada Iglesias (n. 1857 Arroyo, m. 1920 Arroyo), casados el 23 de noviembre de 1878 en la Iglesia Parroquial de Santa Juliana de la Villa de Santillana.
Benigno, Joaquín y Ángel estaban casados en Oreña y de allí eran vecinos. (véase en este blog "Ángel y Leonor" "Nino y Adela" "Joaquín y Maximina" "Eusebio Gutiérrez y Josefa Posada".
Plácida estaba casada en Madrid con Agustín Ramos Rosón (n. Cerredo Oviedo), su residencia en Madrid.
Andres casado el 25 de febrero de 1922 en la Iglesia Parroquial de Santa Juliana de la Villa de Santillana con Benita Oreña Herrera (1895-1976) y su residencia en Santillana.
Francisco casado el 10 de agosto de 1912 en la Iglesia Parroquial de Santa Juliana de la Villa de Santillana con Antonia Rodríguez Cuevas (1892-) y su residencia en Santillana.
Vicente casado el 21 de diciembre de 1940 en la Iglesia Parroquial de Santa Juliana de la Villa de Santillana con Misericordia Ansorena Bárcena (1909-1995) y su residencia en Santillana.
Victoriana, soltera, murió de joven en Arroyo.
Raíces:
Mi padre y sus hermanos.
Anecdotario:
mi padre, su vida en Arroyo |
Apuntes que mi padre dejó escritos en Cabezón de la Sal.
(año 1986).
“Nací en Arroyo, del Ayuntamiento de Santillana del Mar, el año 1901, en octubre, mis padres Eusebio y Josefa, mi padre era de Cerrazo, mi madre de Arroyo, Santillana.
A los siete años fui a la escuela de Santillana, andando con la comida envuelta en una servilleta, un trozo de tortilla o un trozo de chorizo y pan y una pieza de fruta, el pan se lo cambiaba a los críos de Ubiarco por el pan que traían ellos que era de trigo, íbamos a las ocho de la mañana y volvíamos a las cinco de la tarde a merendar a casa.
A los diez años me sacaron de la escuela para ir a atender una vaca que tenía mi hermano Francisco que vivía en Santillana y él trabajaba en Solvay, andando desde Santillana y ganaba cinco pesetas. (*)
A los doce años volví otra vez a casa y a la escuela desde Arroyo con la comida en la mano; antes de salir por la mañana tenía que ir a atropar verde hasta las ocho que iba andando a la escuela. Así hasta los catorce años que salí de la escuela y a ordeñar vacas.”
(**) véase en este blog "Valentín Valdés y Beatriz Sánchez".
“Voy a ver si recuerdo algo de lo que sería el pueblo de Arroyo por los años 1880 cuando vino mi padre a vivir en él y que me contaba mi madre:
Había siete casas de planta baja, tres o cuatro de piso con balcón, una de ellas la compró mi padre y aprovechando horas por la noche después de venir de trabajar de la carretera de Cerrazo donde iba a barrenar con un barreno a pura fuerza, haciendo el de albañil la arregló.
En esa casa nos criamos ocho hermanos, hoy vive en ella un nieto, en Arroyo, está como a seiscientos metros de Santillana, hoy tiene carretera, pero cuando yo iba a a la escuela la carretera estaba muy mala, los mismos vecinos hicieron un trozo de carretera que se llamaba la canvera nueva.
Cuando vino mi padre a Arroyo, propietarios había pocos, uno el abuelo de mi madre que había venido de Asturias y traía unas onzas de oro, con las que compró unas fincas en la mies y algunos helgueros, en ellos plantó castaños y los injertó; un helguero llamado la castañera daba castañas para todo el pueblo. Este abuelo de mi madre vivió más que el abuelo materno. Este vivía con una hermana de mi madre que fue la que heredó lo del abuelo de mi madre y luego lo vendió.
Mi padre compró algunos helgueros, los que pudo, pero la castañera y algunas fincas se las compró otro. Mi padre empezó a cerrar esos helgueros con pared de piedra, como unos seis cierros, esto me lo contaba mi madre, se llamaba Josefa Posada.”
“mi madre cuando éramos ocho hermanos no se vería muy bien para darnos de
comer pero hambre nunca pasamos, se mataba un chón muy grande, se comía borona,
yo como era el más pequeño ya comí poca
borona ya se amasaba pan en casa¸ una vez a la semana lo cocían en el horno que
había hecho mi padre ocho o diez panes gordos, dos rosquillas y a veces mi
madre a un pan le echaba azúcar que gustaba mucho, esto lo cocían una vez a la
semana, esto sería así hasta el año 1914 o 1915 que ya se compraban tortas de
pan cocidas de tres kilos y que costaban a una setenta cada torta. Algún día lo leerán y se acordarán del que lo escribe.”
"y me queda algo por decir, de lo que me dijo mi madre cuando nació Andrés hace 94 años mi madre se fue a criar una hija de los Marqueses de Santillana (***), ésta que tendría hoy como Andrés 94 años. Fue ganando 75 pesetas al mes, antes de ir a eso mi madre ya dejaba en casa 13 celemines de trigo limpios para moler, por lo que ya no se pasaba hambre en casa. A mi hermano Andrés le darían algo de leche de alguna vaca tudanca y por lo menos pan de trigo tendrían para no pasar hambre, la cosa era ganar esos 15 duros mensuales, que serían más que hoy 15.000 duros."
(***) Blanca de Pedro y Barreda (VIII Marquesa de Robledo de Chavela y VII Marquesa de Benamejís de Sistallo, Grande de España)
"Una de ellas que yo recuerdo, cuando en Arroyo había una fuente de manantial abierta, que sacaban el agua a calderos con una cuerda de aquél pozo para el gasto de casa. Y cuando la hicieron nueva la fuente, un bebedero y el río para lavar las mujeres. Lo hicieron los vecinos con ayuda del Ayuntamiento de Santillana. Cuando echaron el ramo de esa obra todos los vecinos y los mozos, entre ellos un hermano mío, que en 1905 se marchó a La Habana, recuerdo de verle cantar ese día la canción de la flor del romero".
Cómo describe mi padre, en estos apuntes de 1986, la agricultura y ganadería de Arroyo.
“Casi todos los vecinos eran renteros de los Marqueses de Benamejís de Santillana, de Dª Elena, de las Escribanas, de los Señores de Tagle, estos de Santillana.
La mayoría tenían las vacas en aparcería, todas ellas tudancas, las echaban a los puertos y dejaban una en la cuadra que daba dos litros de leche a cada hora, para en casa.
Casi todos tenían quince o veinte ovejas que las echaban al monte y tenían un pastor que estaba un mes en casa de los que las tenían, se encargaba de guardarlas y cada uno tenía que darle de comer y darle cama, un mes cada uno.
Esto estaría así hasta que fueron vendiendo las ovejas, dejaron de mandar el ganado al puerto en 1910.
En mi casa compraron dos becerras mixtas y otras dos holandesas, cuando estas llegaron a parir se empezó a vender leche a 16 céntimos litro a los trapenses, se vendían treinta litros.
Al año siguiente ya subía la leche a 18 céntimos litro, se vendían cuarenta
litros.
Cuando yo tenía dieciséis años ya se vendía la leche a 20 céntimos, se
vendían hasta setenta litros al día y a 22 céntimos litro subió en 1920.
De 1920 para acá echaban el ganado a pacer a la mies que se decía a la derrota, que se abría en noviembre y se cerraba a primeros de febrero.
Al cerrar la mies, se empezaban a limpiar las tierras de labrantío de rastrojos de maíces y los quemaban después, se empezaban a arar las tierras con un arado de orejeras, que era un pedazo de madera como de cuatro metros de largo y una vuelta atrás, una manguera de metro y medio, una reja de hierro debajo y dos tablas de madera una a cada lado; no hacía más que mover la tierra, así araban sesenta o setenta carros de tierra.
Mi padre tenía dos vacas campurrianas muy grandes que lo hacían bien,
araban sin nadie delante, esto lo hacían en febrero y en la Semana Santa le
echaban el rastro, quedaban bastantes terrones, que había que machacarlos, se empezaba a sembrar en abril, se sembraba el
maíz a voleo, después ya se sembraba al suco.
Después vino un arado que tenía una tabla de hierro que se daba vuelta
cuando a un lado cuando a otro y por fin el arado bravant".
La venta de una vaca en 1916
"Tal día como hoy día de Viernes Santo, hace unos setenta años era vigilia, mi madre nos hacía guardarla, mi padre vendió una vaca muy gorda para Pascua y mi hermano Vicente y yo fuimos desde Arroyo a Torrelavega a llevarla andando, uno tras de otro, después de entregarla nos fuimos a comer a la Villa de Santillana, nosotros comíamos de vigilia, pero allí estaban comiendo los guardias de Santillana carne, para aquellos no era vigilia, cuando se lo contamos a mi madre, la extrañaba mucho, decía que cómo harían eso siendo guardias?. Nosotros comimos bien (de vigilia) y pagamos seis pesetas por los dos y como habíamos cobrado ochenta duros por la vaca, andando de vuelta otra vez para casa, unos doce kilómetros.
Entonces siempre se preparaba alguna vaca para Pascua porque se pagaban más, hoy (1986) una vaca como aquella igual vale treinta o cuarenta mil duros ¡algo más que entonces!
La Semana Santa ya no es como entonces, el Jueves Santo de las diez de la mañana para "lante" no se daba golpe, el Viernes Santo de las diez para "lante" ya se podía hacer algo."
Más apuntes, encontrados en otro cuaderno y que transcribo:
víspera del Corpus
Como está lloviendo y no hace para salir. Por hoy, me paso el tiempo escribiendo algo, aunque sea mal y recordando algunas cosas, yo vivía en Arroyo con mis padres, pero entonces estaba viviendo en Santillana en casa de mi hermano que trabajaba en Solvay, y tenía una vaca que le había dado mi padre y se la atendía yo; entonces no había radio, ni Televisión.
Pero si había fonógrafo que le tenían unos señores (los Mañosos), y eran ricos, estos señores vivían más arriba de la Plaza, pero tenían la casa en obra y se bajaron a vivir al 2º piso de la casa de Primo el carnicero, y allí ponían todas las noches el fonógrafo y salíamos todos los críos a oirle, en el alto de la calle del Cantón; entonces también hacían bastantes comedias en la Plaza, al aire libre, y algunas veces teatro en un local que había en lo que es hoy el Parador, que entonces era de los Marqueses y, ese local era muy grande donde almacenaban todo el maíz que le traían todos los renteros de estos señores: de Oreña, Arroyo, Ubiarco, Queveda, Camplengo, Yuso, Vispieres, Herrán y Santillana. Era un local muy grande, le llamaban la Panera y le llenaban de maíz a granel que traían los renteros.
En Arroyo, donde nací yo, eran 10 vecinos, todos renteros, 4 de los Marqueses y 6 de las Escribanas y de otros Señores de Santillana.
Cuando mi padre fue a vivir al pueblo de Arroyo casi todas las fincas que había cerradas eran de todos esos Señores de Santillana y todas las fincas de la mies mancomunadas, también.
Pero a finales del siglo XIX, llegaron a este pueblo de Arroyo dos vecinos: uno era de Cerrazo y otro de la Vega de Pas, que uno era mi padre y otro un pasiego, que iban juntos a la carretera de Cerrazo a barrenar con barreno de viento y fue cuando en ese pueblo de Arroyo se empezaron a cerrar fincas particulares con piedra calear que sacaban ellos.
Porque en aquellos tiempos eran los dos mejores barrenadores en aquella carretera de Cerrazo, mi padre se llamaba Eusebio Gutiérrez y el compañero Gumersindo Lavín, los dos cerraron en arroyo 5 o 6 cierros con pared de piedra calear, de 100 carros, de 60 y de 40, que fueron las primeras fincas particulares en ese pueblo de Arroyo, que cerraban ellos mismos, estas fincas las hicieron comprando trozos de terreno al pueblo de Arroyo y de Ubiarco y algunas que tenían ellos en propiedad que las llamaban helgueros, todas de monte y ellos las fueron empradando a fuerza de trabajar.
Las fincas de Gumersindo las llevan hoy familiares muy lejanos, las de mi padre las llevan todas, los nietos, en Arroyo que son todos propietarios, ya hace más de 50 años.
Cuando hace más de 50 años, casi todos fueron renteros de señores de Santillana y otros pueblos que eran los dueños de casi todas las fincas de la mies que son buenas y producían mucha maíz y muchas alubias, que sembraban 60, 70, 80 carros de tierra cada vecino.
La casa de mi padre es de Planta y Piso, la planta era un portal muy grande que se llenaba de panojas que había que quitarle la hoja y subirlas al desván. Esto lo vi hacer desde 1904 hasta 1915.
En 1905, estaban por la noche deshojando todos los de casa y yo estaba allí, y no dormía, entonces mi madre, mandó a mi hermano Nino que me subiera a la cocina, que me diera una taza de sopas y me llevara a la cama.
Me subió a la cocina, hizo con unos palos una lumbre, calentó las sopas y me las dio y a la cuna y ellos seguían deshojando hasta altas horas, y después subían a la cocina, ya tenían castañas, las comían, bebían una copa de anisado y a dormir, era hora, la vida de una familia unida.
Esto fue a primeros de siglo, después, ya fue cambiando y ahora no es conocido, todo eso que ya se acabó, yo lo escribo como cierto y lo firmo
Ángel Gutiérrez Posada (firma)
30-5-1985 "
"Año de 1986 día 28 de mayo
Tal día como hoy, hace 75 años yo estaba en Santillana, que era víspera del Corpus, se celebraba mucho y los críos de mi tiempo salían con sacos a buscar hinojo por los prados, para echarlo por las calles; todos los que vivían por donde pasaba la Procesión, que salía de la Iglesia por la calle del Río. Por el Cantón arriba, hasta donde estaba la cochera de los Marqueses que allí ponían un altar, allí paraban y después seguían hasta la Plaza que había otro altar, regresando a la Iglesia, por la calle del Racial. Todas las calles estas casi todas estaban tapadas de hinojo y espadañas que iremos pisando, desde todos los balcones que daban a las calles, tiraban flores deshechas al Palio, esto lo vi yo hacer bastantes años, este Día del Corpus.
Ángel Gutiérrez Posada (firma)"
En casa de mi padre casi todo el año había fruta en la huerta, castañas y nueces; todos los árboles frutales habían sido plantados por mi padre; los castaños por los abuelos, y los nogales por mi padre, que los plantó detrás de la Ermita del pueblo, en terreno que había delante de casa, que me recuerdo yo de cuando los sacudían que daban dos sacos de nueces o más, había castañas y nueces para todo el invierno, esto era hace 70 u 80 años.
Hoy no se lo que habrá, en posesión de ello estará un nieto, o un sobrino mío.
El terreno de la mies se empezó a vender en el año 1924 que fue cuando mi padre , uno de los cuatro renteros de los marqueses había en Arroyo compró, que eran unos 120 carros en varias fincas, las que llevaba en la mies, que le costaron entonces unas 6.000 pesetas, las otras fincas de los marqueses también las vendieron todas, así que en Arroyo hoy todos son propietarios.
Entonces, con mi padre estábamos solos en Arroyo: mi padre, mi hermano Vicente, mi sobrino Eusebio y yo, y una mujer que nos arreglaba, que era una parienta, ya vieja entonces, ya nosotros por esos años de 1920 en adelante nos defendíamos bien que fue cuando compramos el terreno (120 carros) que llevábamos a renta de los marqueses y la finca de los Hoyucos a Gabriel el de Ubiarco que medía 110 carros, cerrada de piedra calear, esta finca estaba sin empradar, la empradamos nosotros, también nosotros terminamos de cerrar otra finca en alto de la Cotera de 70 carros, todas estas y las que había cerrado mi padre harían un total de 700 carros que teníamos en Arroyo, la idea de mi padre siempre fue de dejarle una finca cerrada a cada hijo, que éramos 7, y los tenía. Pero después no nos tocó más que media. A mí, me tocaron 50 carros de una finca de 100 y 15 carros en fincas sueltas por la mies, estos 65 carros que me tocaron a mí, que por los años 1957 se valoraron en 65.000 pesetas, se los cambié a mi hermano Andrés por 6 que le tocaron a él por herencia de mi hermano Benigno en Oreña, que eran edificables y valían igual.
De los 145 carros que heredó mi hermano Vicente, más, que los demás hermanos
Ahora, como no tuvo familia, el día que muera la viuda, que es usufructuaria mientras viva, volverán a los sobrinos, según el testamento hecho por él.
A unos más que a otros, según dicen. Qué, quién, se lo iba a decir a él. De los bienes que tenía él en matrimonio como gananciales, aunque fueran comprados con dinero de él (hermanos), de eso son herederos los sobrinos de la viuda.
Como está lloviendo y no se puede salir de casa me paso el tiempo escribiendo cosas , mal o bien.
Ángel Gutiérrez Posada (firma)
4.6.1986 "
Genial! ... Que abuelo!!... Tienes más historias de él?
ResponderEliminar¡Sí tengo más escrito por mi padre! algunas cosas más iré poniendo en esta misma entrada al blog poco a poco.
EliminarÁngel GUTIÉRREZ GUTIÉRREZ es el dueño en el Barrio de Arroyo y sitio de Tío Andrés, prado cerrado de piedra de 4124 metros cuadrados y en el mismo Barrio y sitio de Socueto, prado cerrado de piedra de 4.369 metros cuadrados. Tiene escritura formalizada por Notario y Registro de la Propiedad. Herencia de mi abuelo Eusebio y de mi padre Ángel.
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