copia de "Si las piedras hablaran" |
Fundación Santillana
El día
28 con la presencia de Jesús Polanco
Ricardo
Gullón presentara la Fundación Santillana
J.
Pindado
Ricardo
Gullón, uno de los fundadores de la Escuela Altamira, está encargado de hablar
en el Parador Gil Blas con motivo de la presentación oficial, el 28 de febrero,
de la Fundación Santillana, de la que es presidente Jesús de Polanco, el hombre
fuerte del diario “El País”.
El Sr.
Polanco, cabeza del Consejo General del Patronato de esta Fundación, estará en
Santillana del Mar la tarde del día 28 para visitar las obras –que se espera
finalicen el próximo verano- de la Torre de don Borja y de la Casa de la
Infanta Paz, que serán la sede de la Fundación Santillana.
En
alguna ocasión ha manifestado Jesús de Polanco que el impulso de crear esta
Fundación con fines culturales y educativos tiene una motivación en el cariño
que por vía materna le empuja al encuentro de sus raíces. Dos vicepresidentes
de la Fundación estarán ese día para acompañar a Polanco, el Sr. Díez
Hochleitner y el Sr. Pérez González.
Explicará
primero el programa a realizar y actuará el segundo como moderador en una rueda
de prensa.
En el
hall del Parador Gil Blas, en recuerdo de las reuniones que tuvieron los
miembros de la Escuela de Altamira, se descubrirá una placa conmemorativa, de
homenaje a los ya desaparecidos. Aquella escuela que nació por iniciativa del
pintor Muthías Goeritz, "secundado por Ángel Ferrant, Pablo Beltrán de Heredia
y yo”, dijo Gullón en la Universidad Internacional en el Curso de Arte de 1977.
Creación vital, actualizada concepción antidogmática y libre, respeto por la
intuición propia y auténticas son algunas de las características de este grupo
altamirense apuntadas por Gullón. En el número uno de la revista “Bisonte”
analizaba este profesor de la Universidad de Chicago cómo la Escuela se acogió
al signo de Altamira, “por considerarse símbolo de arte vivo, de arte fuera del
tiempo histórico, de arte por encima de todo nacionalismo representativo de una
pintura que fundía formas y experiencia, de una pintura reveladora de una gran
capacidad de síntesis”.
Javier
Tussel, director general de Bellas Artes, Raúl Morodo, rector actual de la UIMP
e Hipólito Escolar, director de la Biblioteca Nacional está previsto que
intervengan, en colaboración con la Fundación Santillana, en una serie de actos
y realizaciones que se están perfilando desde ahora.
Doña
Blanca Iturralde será la representación genuina de esta Fundación en Cantabria.
(DM –
Sábado 14 de febrero de 1981)
Muchas personalidades asistieron a un brillante acto inaugural
La “Fundación Santillana” inició ayer su andadura
Con la
firma de un convenio de Cooperación entre la Fundación Santillana y la
Dirección General de Bellas Artes, y otro con la Universidad Internacional
Menéndez Pelayo de Santander se inició ayer formalmente la actividad de esta
entidad patrocinada por don Jesús de Polanco consejero delegado de “El País”.
Largo,
muy largo, fue el acto de presentación, por las visitas ordenadas (como si de
una entrada selectiva a las Cuevas de Altamira se tratase) y por las numerosas
intervenciones que existieron. El propio presidente del Consejo General del
Patronato, señor Polanco, justificó “por razones pedagógicas y de seguridad” –las
obras no están totalmente realizadas- los grupos de visita siendo “cicerone”
del primero de ellos, que componían los duques de Alba (doña Cayetana cortó la
cinta inaugural), el señor Ansón, y el secretario de Estado señor Robles
Piquer.
Díez
Hochleitner, vicepresidente del Patronato, resaltó los fines y programa de la
Fundación, orientada hacia la creación de un importante banco de datos
educativos, al fomento de conferencias, exposiciones y becas residencia para
artistas. A la pregunta tópica y desenfadada del supuesto sobre la “evasión de
Impuestos” que suele achacarse a estos entes respondería que “solamente se
desgrava el diez por ciento”. Se pretenden realizar estudios comparados de
carácter educacional en colaboración con FUNDESCO, contándose ya con una
importante biblioteca especializada.
No se
mencionó en ningún momento a la Universidad de Santander si bien se esperan
proyectos y la sucesiva incorporación de organismos académicos y
personalidades, a título personal, de otras fundaciones y de miembros de
entidades de investigación. Aunque no está reglamentado, los miembros del
Patronato han venido reuniéndose cada quince días en Madrid y a juicio del
señor Hochleitner, presidente del Club de La Haya, deberán continuar los
encuentros de trabajo, por lo menos una vez al mes.
Unos
quinientos posters norteamericanos se han coleccionado porque también se
implantará un “Museo del cartel”). Una sencilla, pero histórica exposición ya
podía contemplarse: un gouache de Miró un dibujo de Santos Torroella pintado
para esta ocasión; una obra de D’Ors (“no hay tal prehistorias”, una traducción
del P. Isla de una edición de 1900 de la obra de Lesage “Gil Blas de Santillana”.
Aparecía
doña Blanca Iturralde, perenne guardadora de los tesoros de Santillana, mínima
entre la gente, pero feliz. Chus Otero –con su arpa de piedra expuesta- , se
confundía, patriarcal, con los visitantes. Todos los parlamentarios de UCD, del
PSOE Mario Garcia-Oliva, un concejal de Torrelavega, la señora de Teira, y por
la alcaldía del pueblo, el señor Rosino, que descubrió la lápida conmemorativa
de la Escuela de Altamira en el zaguán del parador, en lugar de Robles Piquer,
como señalaba el programa.
Don
Raúl Morodo –que insistió sobre la “internacionalidad” de la UIMP insistiendo
sobre la idea de que no es de Santander, pese a su expresión de “País Cántabro”-
felicitó a Jesús Polanco y a sus amigos aludiendo al contraste del asalto al
Parlamento con el acto cultural celebrado, ambos durante la misma semana, y
matizando la pertenencia a la izquierda del patrimonio cultural.
Estaban
presentes en esta ocasión muchas personas conocidas: Pereda Aparicio, Zúñiga,
doctor Vélez, gobernador, presidente de
la Diputación, alcalde de Santander, Ortiz Melón, Teja, Jesús Maza, López
Aranda, el vicario general señor Osoro, el director de la Biblioteca Menéndez
Pelayo, señor Revuelta; el mantenedor de la Casona de Tudanca, Rafael González;
Zamanillo; Manuel Arce; los hermanos Madariaga de la Campa; Casado Soto; Carlos
Galán; Crespo de Lara… y numerosos pintores (no así gente de la música) como
Pedro Sobrado, Gloria Torner, Enrique Gran, Julio de Pablo, Román, Blanco del
Piñal, etc. Pictóricamente están previstas exposiciones de mucho interés: una
retrospectiva de la Escuela Altamira, exposición-homenaje a María Blanchard,
etc.
Robles
Piquer opinó para EL DIARIO MONTAÑÉS que era sumamente elogiable la idea de “la
recuperación arquitectónica y de servicio público de la Fundación, encajando
perfectamente este sentido de la iniciativa privada”. Tussel, director general
de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas puso como “ejemplo” en su parlamento
esta idea fundacional y su objetivo. Más extenso fue el director de la
Biblioteca Nacional, señor Escolar, quien entre otras cosas destacó la figura
de don Íñigo López de Mendoza, mencionó años de esfuerzo aperturista e hizo un
canto a los libros.
La
última intervención fue la de Ricardo Gullón, profesor de la Universidad de
Chicago, quien tuvo un recuerdo para el movimiento artístico acogido al emblema
del bisonte, la Escuela de Altamira, a la cual, al igual que Pablo Beltrán de
Heredia, perteneció. Reconoció su emoción y sus palabras la transmitieron.
Los duques
de Guell, el marqués de Benamejís, director general del Libro, delegados de
Cultura y de Enseñanza, el director adjunto de “El País” Jesús de la Serna
asistieron a la inauguración de esta Fundación instalada en la Torre de D.
Borja u La Casa de la Infanta Paz de Santillana del Mar, pero que tendrá su
sede en Madrid.
Uno de
los propósitos de mayor trascendencia será la materialización en Santander de
un simposio –con exposición nacional e internacional- para conmemorar el
centenario de Juan Ramón Jiménez.
J.
PINDADO
DM –
Domingo, 1 de Marzo de 1981
No hay comentarios:
Publicar un comentario