sábado, 15 de julio de 2023

Fundación Santillana, en Santillana del Mar, año 1981

 

copia de "Si las piedras hablaran"

Fundación Santillana

El día 28 con la presencia de Jesús Polanco
Ricardo Gullón presentara la Fundación Santillana

J. Pindado

Ricardo Gullón, uno de los fundadores de la Escuela Altamira, está encargado de hablar en el Parador Gil Blas con motivo de la presentación oficial, el 28 de febrero, de la Fundación Santillana, de la que es presidente Jesús de Polanco, el hombre fuerte del diario “El País”.

El Sr. Polanco, cabeza del Consejo General del Patronato de esta Fundación, estará en Santillana del Mar la tarde del día 28 para visitar las obras –que se espera finalicen el próximo verano- de la Torre de don Borja y de la Casa de la Infanta Paz, que serán la sede de la Fundación Santillana.

En alguna ocasión ha manifestado Jesús de Polanco que el impulso de crear esta Fundación con fines culturales y educativos tiene una motivación en el cariño que por vía materna le empuja al encuentro de sus raíces. Dos vicepresidentes de la Fundación estarán ese día para acompañar a Polanco, el Sr. Díez Hochleitner y el Sr. Pérez González.

Explicará primero el programa a realizar y actuará el segundo como moderador en una rueda de prensa.

En el hall del Parador Gil Blas, en recuerdo de las reuniones que tuvieron los miembros de la Escuela de Altamira, se descubrirá una placa conmemorativa, de homenaje a los ya desaparecidos. Aquella escuela que nació por iniciativa del pintor Muthías Goeritz, "secundado por Ángel Ferrant, Pablo Beltrán de Heredia y yo”, dijo Gullón en la Universidad Internacional en el Curso de Arte de 1977. Creación vital, actualizada concepción antidogmática y libre, respeto por la intuición propia y auténticas son algunas de las características de este grupo altamirense apuntadas por Gullón. En el número uno de la revista “Bisonte” analizaba este profesor de la Universidad de Chicago cómo la Escuela se acogió al signo de Altamira, “por considerarse símbolo de arte vivo, de arte fuera del tiempo histórico, de arte por encima de todo nacionalismo representativo de una pintura que fundía formas y experiencia, de una pintura reveladora de una gran capacidad de síntesis”.

Javier Tussel, director general de Bellas Artes, Raúl Morodo, rector actual de la UIMP e Hipólito Escolar, director de la Biblioteca Nacional está previsto que intervengan, en colaboración con la Fundación Santillana, en una serie de actos y realizaciones que se están perfilando desde ahora.

Doña Blanca Iturralde será la representación genuina de esta Fundación en Cantabria.

(DM – Sábado 14 de febrero de 1981)

 

Muchas personalidades asistieron a un brillante acto inaugural

La “Fundación Santillana” inició ayer su andadura

Con la firma de un convenio de Cooperación entre la Fundación Santillana y la Dirección General de Bellas Artes, y otro con la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander se inició ayer formalmente la actividad de esta entidad patrocinada por don Jesús de Polanco consejero delegado de “El País”.

Largo, muy largo, fue el acto de presentación, por las visitas ordenadas (como si de una entrada selectiva a las Cuevas de Altamira se tratase) y por las numerosas intervenciones que existieron. El propio presidente del Consejo General del Patronato, señor Polanco, justificó “por razones pedagógicas y de seguridad” –las obras no están totalmente realizadas- los grupos de visita siendo “cicerone” del primero de ellos, que componían los duques de Alba (doña Cayetana cortó la cinta inaugural), el señor Ansón, y el secretario de Estado señor Robles Piquer.

Díez Hochleitner, vicepresidente del Patronato, resaltó los fines y programa de la Fundación, orientada hacia la creación de un importante banco de datos educativos, al fomento de conferencias, exposiciones y becas residencia para artistas. A la pregunta tópica y desenfadada del supuesto sobre la “evasión de Impuestos” que suele achacarse a estos entes respondería que “solamente se desgrava el diez por ciento”. Se pretenden realizar estudios comparados de carácter educacional en colaboración con FUNDESCO, contándose ya con una importante biblioteca especializada.

No se mencionó en ningún momento a la Universidad de Santander si bien se esperan proyectos y la sucesiva incorporación de organismos académicos y personalidades, a título personal, de otras fundaciones y de miembros de entidades de investigación. Aunque no está reglamentado, los miembros del Patronato han venido reuniéndose cada quince días en Madrid y a juicio del señor Hochleitner, presidente del Club de La Haya, deberán continuar los encuentros de trabajo, por lo menos una vez al mes.

Unos quinientos posters norteamericanos se han coleccionado porque también se implantará un “Museo del cartel”). Una sencilla, pero histórica exposición ya podía contemplarse: un gouache de Miró un dibujo de Santos Torroella pintado para esta ocasión; una obra de D’Ors (“no hay tal prehistorias”, una traducción del P. Isla de una edición de 1900 de la obra de Lesage “Gil Blas de Santillana”.

Aparecía doña Blanca Iturralde, perenne guardadora de los tesoros de Santillana, mínima entre la gente, pero feliz. Chus Otero –con su arpa de piedra expuesta- , se confundía, patriarcal, con los visitantes. Todos los parlamentarios de UCD, del PSOE Mario Garcia-Oliva, un concejal de Torrelavega, la señora de Teira, y por la alcaldía del pueblo, el señor Rosino, que descubrió la lápida conmemorativa de la Escuela de Altamira en el zaguán del parador, en lugar de Robles Piquer, como señalaba el programa.

Don Raúl Morodo –que insistió sobre la “internacionalidad” de la UIMP insistiendo sobre la idea de que no es de Santander, pese a su expresión de “País Cántabro”- felicitó a Jesús Polanco y a sus amigos aludiendo al contraste del asalto al Parlamento con el acto cultural celebrado, ambos durante la misma semana, y matizando la pertenencia a la izquierda del patrimonio cultural.

Estaban presentes en esta ocasión muchas personas conocidas: Pereda Aparicio, Zúñiga, doctor Vélez, gobernador,  presidente de la Diputación, alcalde de Santander, Ortiz Melón, Teja, Jesús Maza, López Aranda, el vicario general señor Osoro, el director de la Biblioteca Menéndez Pelayo, señor Revuelta; el mantenedor de la Casona de Tudanca, Rafael González; Zamanillo; Manuel Arce; los hermanos Madariaga de la Campa; Casado Soto; Carlos Galán; Crespo de Lara… y numerosos pintores (no así gente de la música) como Pedro Sobrado, Gloria Torner, Enrique Gran, Julio de Pablo, Román, Blanco del Piñal, etc. Pictóricamente están previstas exposiciones de mucho interés: una retrospectiva de la Escuela Altamira, exposición-homenaje a María Blanchard, etc.

Robles Piquer opinó para EL DIARIO MONTAÑÉS que era sumamente elogiable la idea de “la recuperación arquitectónica y de servicio público de la Fundación, encajando perfectamente este sentido de la iniciativa privada”. Tussel, director general de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas puso como “ejemplo” en su parlamento esta idea fundacional y su objetivo. Más extenso fue el director de la Biblioteca Nacional, señor Escolar, quien entre otras cosas destacó la figura de don Íñigo López de Mendoza, mencionó años de esfuerzo aperturista e hizo un canto a los libros.

La última intervención fue la de Ricardo Gullón, profesor de la Universidad de Chicago, quien tuvo un recuerdo para el movimiento artístico acogido al emblema del bisonte, la Escuela de Altamira, a la cual, al igual que Pablo Beltrán de Heredia, perteneció. Reconoció su emoción y sus palabras la transmitieron.

Los duques de Guell, el marqués de Benamejís, director general del Libro, delegados de Cultura y de Enseñanza, el director adjunto de “El País” Jesús de la Serna asistieron a la inauguración de esta Fundación instalada en la Torre de D. Borja u La Casa de la Infanta Paz de Santillana del Mar, pero que tendrá su sede en Madrid.

Uno de los propósitos de mayor trascendencia será la materialización en Santander de un simposio –con exposición nacional e internacional- para conmemorar el centenario de Juan Ramón Jiménez.

J. PINDADO

DM – Domingo, 1 de Marzo de 1981


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