“Santillana del Mar ya tiene su historia
Sobre Santillana se ha escrito mucho, pero hasta ahora todo
habían sido trabajos de investigación a exteriores líricas totalmente
fragmentarios y a veces interiores. Es ahora cuando acaba de aparecer un
auténtico libro de oro de Santillana, en el que la estupenda villa es vista y
contemplada desde todos los ángulos posibles, con un criterio de sabia y rica
ilustración al mismo tiempo que con fina elasticidad. Y esta proeza intelectual
y artística sólo la podía llevar a feliz término un ilustre de la preparación y
gusto de Lafuente Ferrari. Nuestro Lafuente Ferrari –hay que decirlo así porque
su nombre es nombre que se cotiza, y por lo alto, en todos los lugares europeos
y americanos de la cultura- ha prestado con este libro a España un servicio
realmente enaltecedor.
Merced a sus pesquisas científicas y a sus hallazgos
artísticos, merced, sobre todo, a su paciencia recreadora, una de las más
ilustres y venerables villas españolas revive y actualiza su pasado en huellas
y magistrales páginas, que transpiran el abolengo de sus maravillosos
monumentos. Se necesitaba, no sólo ciencia, sino un gran alarde de poder positivo, para darnos junto a la fría
nomenclatura de los datos de entrañable y sabrosa vibración espiritual que
hacen del “Libro de Santillana”, de Lafuente Ferrari, un devocionario para
entender ese diálogo eternal que es siempre la Historia.
En este libro de Santillana, quedan retratados
magistralmente, como un bello troncal arquetipo, los esplendores y decadencias
de cientos de vidas y ciudades españolas. Es un libro escrito con concisión y
sobriedad, con emoción y cadencia de gran pieza orquestal. Todos sus capítulos;
“La caverna de Altamira”. “Los infantes”. “Las casonas”. “Los retablos”. “Los
claustros”. “Los sepulcros”, las visiones de los escritores, están esmaltadas
de fascinantes evocaciones y exactas citas. Y por si fuera poco, acompañan al
feliz texto unas extraordinarias fotografías, como no estamos acostumbrados a
ver en las guías de nuestras ciudades.
El libro de Lafuente es algo más también que un itinerario
exhaustivo, de la milagrosa existencia de este incomparable rincón de la Montaña.
Es el descubrimiento de un Santillana intacto y revestido, sobre el que parece
estar resurgiendo, a cada página todo un mundo de impresiones que, si en algún
caso, ya habían sido dudas constatadas,
nunca lo fueron con la exquisita madurez y el sugestivo poder creador
que nuestro crítico e historiador del arte ha puesto en la empresa.
Santillana hoy se pone de puntillas, no para ver ese mar que
se hace tímido ante su recoleta hermosura, sino para dar la mano a este
viajero, tan artífice de sus glorias, como le fueron aquellos reyes y monjas
que la presenciaron de blasones y carismas y la han dotado de una existencia
imperecedera para el arte y para la historia.
Santillana ha encontrado, si no la norma para sus monumentos
sí el historiador justo y eficaz de sus reliquias y escudos. Y Santillana queda
en este libro, y gracias a este libro como la presencia viva a un hábito, al
que ni la técnica, ni las prisas, ni los vaivenes del tiempo, lo serán capaces
de hacer cambiar, la historia de Santillana es ya, desde ahora, una lección de
pureza en la sangre, de primor en las piedras y de eternidad en el espíritu.
Enhorabuena a Lafuente Ferrari
J.L.CASTILLO PUCHE
(Palabras preliminares de la entrevista con Lafuente
Ferrari, publicada en “El Español” número 350, de 14-20 agosto de 1955.”
(DM 17.08 1955)
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