50 aniversario de su publicación (1966-2016)
“VALENTÍN USAMENTIAGA JAREDA
Este pequeño reportaje del pueblo de
Oreña, desnudo de filosofía, tiene por finalidad hacer llegar un recuerdo a los
hijos de este pueblo que con espíritu aventurero y varonil dejaron sus hogares
en busca de mejor fortuna y ya porque esta les haya sido adversa o por las
exigencias familiares no han podido volver a la tierruca que los vió nacer.
Para muchos de estos Oreñenses, que
ya dejaron atrás la madurez, creo les sea una inyección de ánimo y hasta que se
les caerá una lágrima al leer y recordar nombres y apodos que les fueron tan
entrañables en los primeros años de su niñez.
Al citar algunos nombres con sus
apodos lo hago con el fin de que no haya confusiones por el hecho de coincidir
varios nombres con sus apellidos, pero nunca con ánimo de ofender a nadie. Pero
si hubiese alguno que así lo interpretase les ruego que me perdone, pues dice
Josefa Calderón “La Chata” de Oreña que su apodo lo considera un Don y yo así
lo creo.
El autor”
"OREÑA
Pueblo con mil años
Y digo con mil años como podía decir dos mil y para ello me baso en una
capilla situada en el barrio de Caborredondo, que según me contaron algunos
viejos ya difuntos, les oyeron decir a sus antepasados que había sido
construida en el siglo IX. Aunque la revista ALTAMIRA la sitúa en el siglo X o
principios del XI, yo me quedo con la opinión de los que pasaron a mejor vida
después de haber nacido, vivido y muerto en este pueblo. Esta capilla, hoy en
ruinas, que estuvo dedicada a San Bartolomé, fue la primera Parroquia de Oreña.
Poco es lo que sabemos a ciencia cierta de la fundación de este pueblo. En
la Parroquia actual se encontraba un archivo en el cual se conservaban todos
los detalles relacionados con el movimiento de este pueblo, pues en una piedra mesa que aún existe en el
portal de la iglesia, solían reunirse los vecinos en concejo y sus acuerdos,
por escrito, pasaban a dicho archivo,
cerrado bajo cuatro llaves en un lugar de la iglesia, teniendo que reunirse
para abrirlo el Alcalde Pedáneo o Regidor,
el Cura Párroco y dos miembros de la Junta, cada uno de los cuales tenía
su propia llave. Este archivo que hubiese sido tan importante en nuestros días,
sobre todo para nuestra juventud actual, desapareció durante la borrascosa tormenta
política del año 1936.
En unos libros propiedad de José Luis Marañón Sáez, oriundo del pueblo de
Oreña, pude leer un detalle curioso que será sin duda de lo más viejo que
podemos encontrar con relación a este pueblo y dice así:
“En un día del año 1700 ha sido arrestado Andrés Ruiz, alias “El Rebeco”,
molinero de Serranera, por el hecho de haber hallado un tonel de vino en la ría
de Puerto Calderón y no haber dado cuenta al Abad de Santillana”, de lo que
saco en conclusión que estábamos a las órdenes de dicho Abad, que sería
autoridad máxima en aquellos tiempos.
En la biblioteca de Fidel González, de Jerez de la Frontera, había hace
años un libro en el que hacía mención del pueblo de Oreña, a donde allá por el
año 1700 llegó un tal don Blas, que era Almirante o Vicealmirante de la Armada
española retirado y construyó el palacio de Quintana, y lo que en nuestros días
llamamos en nuestra iglesia la capilla de los Barreda, lo que con el tiempo
vino a parar a los Marqueses de Benemejís descendientes de esta familia. Este
palacio es el que en la actualidad poseen los hijos de don José Ventisca, y la Capilla
de los Barreda es la parte NE de la iglesia, separada por una gran verja de
hierro, donde se venera la imagen del Nazareno.
Otra de las cosas más viejas que conserva el pueblo de Oreña es la torre de
la iglesia, antes faro, el cual según me contó un viejo marino se encontraba
señalado en las antiguas cartas de navegación.
De esta torre, me dice don David Ruiz Rabre, Cura Párroco de Oreña desde
hace 35 años, que después de terminar su misión como faro, o cuando se acopló la
iglesia a la torre, ésta se levantó un cuerpo más, que es donde en la
actualidad están colocadas las campanas, así es que la parte superior tiene
bastantes menos años."
Véase, relacionado con esta entrada:
La Chata era mi abuela, su apellido era Usamentiaga. El apellido de su marido, mi abuelo, era Urréjola y el Palacio de Quintana es de unos primos míos (Ventisca Urréjola).
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