Josefa Calderón La Chata.Foto envía su bisnieta María Seco 23.02.2022 |
Transcripción del Diario Montañés:
"Noventa y cuatro años y …
La señora Josefa, de Oreña, trabaja, lee y charla normalmente
Cuando la ropa costaba a peseta la vara; un traje de caballero seis duros y los zapatos de quince a veinte pesetas
Por José Manuel SILES
Foto envía su bisnieta María Seco (23.02.2022) |
-¿Qué hace ahora tu abuela, Mero? –preguntamos en la calle a un muchacho que va a trabajar en su bar.
-Arriba está. En casa la tienes leyendo el periódico.
-¿No se acuesta después de comer?
-¿Acostarse para reposar las comidas? Vete a verla.
Y enseguida estamos ante una anciana señora que, sentada en una silla baja, lee, efectivamente, los títulos del periódico, sin gafas, por cierto. A su lado, en otra silla, hay tela blanca, hilo, aguja y tijeras.
-Madre –la dice Gloria, una de sus hijas-, que va a salir usted también en el “papel”.
-Si es para cosa buena ….
-¿La cansaremos?
-No, hijo no. Si no contara todo ….
-¿No lo va a hacer?
-Sí, pero ¿lo que se me olvide, qué?
-Pues no lo ponemos.
-¡Qué gracioso!
-¿Cómo se llama?
-Josefa Calderón Sánchez.
-¿Cuántos años tiene?
-Noventa y cuatro años cumplí el 20 de mayo.
-Pues parece más joven.
-¿Sí …?
-¿Cuántos hijos tiene?
-Tuve siete. Viven cuatro; Dos hombres y dos mujeres. Tengo dieciocho nietos y treinta y tres bisnietos.
-¿De dónde es usted?
-De Oreña.
-¿Se casó en este pueblo?
-Sí con un hombre muy bueno que se llamaba Baldomero Urréjola.
-¿Cómo se llama esta iglesia, en la que se casaron?
-Iglesia de San Pedro.
-¿Qué ropa llevaba usted?
-Un vestido, pero no tan larguirucho como los de ahora. Ni con tanta cola. Pues un vestido ni corto, ni largo, gris, tirando un poco a jaspeado. Me costó cinco pesetas. Un velo muy bonito, eso sí. Ese me costó catorce reales. Y me puse zapatos, que me costaron quince pesetas.
-¿Y su marido, cómo iba vestido?
-Llevaba un traje de color, así … acanelado. Le costó seis duros. ¡No creas!, y unas botas negras que le costaron veinte pesetas.
-¿Dónde fueron de viaje de novios?
-A Santander.
-¿En qué?
-En el tren, desde Torrelavega.
-¿Cuánto les costó el billete?
-Dos pesetas.
-Y, después de casados, ¿en qué trabajaba su marido?
-Era un gran pescador.
-¿Tenían tienda?
-Sí, era de comestibles y bebidas. Se llamaba “La Confianza”. Esa tienda, yo ayudé a hacerla, así como la casa y las paredes de la finca.
-¿Qué usted también hizo su casa?
-¡Otra!, ¿y por qué no?
-Nos parece muy bien.
-¿Qué recuerdos más agradables conserva usted?
-A parte del día de mi boda y el de la Primera Comunión de los hijos, las partidas que echábamos en la tienda.
-¿Jugaba usted también?
-Sí, hijo, sí. Yo jugaba muchas veces, por la tarde, a las cartas y al dominó.
-¿Ha vuelto a ver a alguna de sus amistades de juventud?
-Hace algún tiempo vi a doña Amalia Sánchez de Movellán.
-¿Cuándo se encuentra más feliz, antes o ahora?
-En aquellos tiempos me encontraba más feliz, no porque ahora esté mal. Mi hija, Gloria, mi yerno, Nemesio; mis nietos y bisnietos que tengo junto a mí, me dan todo lo que quiero y me viene bien para la salud.
-¿En qué época considera que se ha vivido mejor?
-En la de ahora. Hoy se vive mejor. Mucho mejor que antes. Hay más probabilidades de alcanzar todo, porque se ha echado encima esa bendita “modernización”.
-¿Encuentra diferencia entre la juventud de su tiempo y la de hoy?
-¡Diferencia! Más que diferencia. En aquellos años del ochenta y ocho, ¡qué te voy a decir!
-¿Cómo se divertían, entonces?
-Pues… en las fiestas de los pueblos. La de Oreña es, precisamente ahora, San Pedro. Luego íbamos a las romerías, pero escucha aquí: íbamos en alpargatas, que costaban setenta y cinco
céntimos. Con vestidos de cinco pesetas y con pañuelos a la cabeza. Y te digo que escuches porque salíamos de casa a la romería a las dos y media, las tres de la tarde para llegar antes del anochecer. ¿Sabes que había “hule” si llegábamos a casa de noche?
-¿Quiénes tocaban?
-¡Ah! Pues los piteros de Cóbreces, que uno de ellos, Bernabé, ya murió. También lo hacían las panderetas Lorenza y Constanza. Murieron también.
-¿Ha estado usted con alguna personalidad?
-Doña Beatriz de la Torre de Trasierra frió patatas conmigo, muchas veces, en la cocina de mi casa, en Oreña. He charlado mucho con los hijos de don Antonio Correa y con don Gonzalo de la Torre de Trasierra, ¡que era un mocetón!
-¿Es difícil llegar a sus años?
-Todo depende de Dios, hijo mío.
-¿Ha padecido alguna enfermedad?
-Reúma, de vez en cuando.
-¿Usa gafas?
-Pocas veces, con ellas me mareo.
-¿Cose?
-Esta camisa que tengo aquí, pero Gloria no me deja.
-¿A qué hora se levanta?
-A las diez de la mañana,
-¿Y se va a la cama?
-A las once de la noche.
-¿Qué nos dice de la televisión?
-Que es un pasatiempo precioso.
-¿Puede darnos un consejo para vivir bien?
-Se lo digo a todos, pero no me hacen caso; yo les digo que la vida es bonita, pero hay que mirar por ella, por las cosas que Dios nos da, hay que estrujar mucho y contenerse, No vale ganar cuatro y gastar cuatro y mucho peor gastar ocho. Amoldarse y eso; vivir después.
-Y si usted viviera otros noventa y cuatro años, ¿qué haría después de tener su experiencia?
-Formaría una Sociedad con personas formales.”
(DM 30.06.1966)
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