sábado, 24 de junio de 2023

Jesús Otero, el escultor, (1965-1980)

 


Chús el escultor

Publicado en El Diario Montañés por orden cronológico:

D/M.13.03.1963

El notable escultor Otero dando los últimos toques a la escultura en piedra del Cristo en la iglesia de La Albericia.- Foto ARAUNA

Esta es mi mejor obra escultórica

.Diseño siempre en directo, porque así logro dar más expresión y emoción a la imagen
.Nos dice Jesús Otero, que ha realizado el grupo de Cristo y los doce Apóstoles para la nueva iglesia de La Albericia

Por Julio PÓO SAN ROMÁN

Casi seis toneladas y media pesa el grupo escultórico que ha de constituir el único retablo de la nueva iglesia, levantada a expensas de la Caja de Ahorros en La Albericia.

Integran el grupo un conjunto de esculturas de forma ovoidal, con un Cristo en el centro, y a ambos lados del mismo los doce Apóstoles, coronando la obra la paloma como símbolo del Espíritu Santo.

Jesús Otero, el excelente artista montañés, es el artífice que ha sabido plasmar en piedra arenisca, dorada, extraída de las canteras de Camplengo y Avios, de su Santillana natal, esa expresión ideal de Cristo en la Cruz, pleno de resignación humana ante el dolor y a la vez de serena majestad.

-He querido que la imagen apareciese como concentrada en su vida interna, es decir, no retorcida y atormentada, exteriormente, por el sufrimiento. Por tanto, he buscado en todo momento que su rostro fuese como el trasunto de la divinidad de Dios, henchida de piedad y de serenidad, pero reflejando, al mismo tiempo, la muerte física del hombre.

Hay cabrias, andamios, poleas, con las cuales los obreros van colocando las pesadas moles de piedra en unión perfecta. Chús Otero, desde abajo, dirige toda la labor.

-¿Qué si estoy contento? Ya lo creo que sí. Y mucho. A mi juicio, es ésta, mi mejor obra, tanto considerada en el aspecto del proyecto, como en la escultura.

No falta mucho para dar cima al conjunto al ensamblaje de las piedras de este grupo escultórico, que mide casi cinco metros y medio de altura por más de dos de ancho, con la imagen central del Cristo de dos metros.

-Presenté la idea al arquitecto de la obra don Javier G. de Riancho, quien inmediatamente la aprobó por considerarla adecuada al conjunto del nuevo templo diseñado por él.

El templo es grande, luminoso, de una sola nave y amplio coro. Con luceras a ambos lados, y otra en el trascoro; la sencillez de líneas preside el armonioso conjunto, en el que resaalta este grupo escultórico en piedra, sobre un frontil en negro del mismo material.

-¿Qué estilo has imprimido a tu obra?

-El mío propio, personal. Hay quienes afirman que le encuentran un cierto parecido con el románico, pero una vez confrontadas las obras, se ve que no tienen esa similitud que dicen.

-¿Es difícil trabajar con bloques tan pesados de piedra?

No, al contrario. La única dificultad estriba en el movimiento de las piezas, ya que hay que realizarlo, como es lógico, con más lentitud.

-¿Cómo ha diseñado este grupo escultórico?

-El Cristo, dibujándole en equeño previamente.y los Apóstoles en su mínimo tamaño. La talla la he realizado en directo toda ella, como es mi costumbre.

-¿Por qué?

-Porque da más expresión y emoción a la imagen, a la figura. Lo que no se saca de directo, pierde la espontaneidad y, por tanto, queda más frío, más como sin vida.

-¿Consideras difícil la escultura religiosa?

-Desde luego, porque hay que esforzarse más para conseguirla, y exige, al mismo tiempo, una mayor concentración del espíritu para lograr que inspire piedad, puesto que de lo contrario, la imagen reflejaría, tan sólo, el aspecto humano.

Chús Otero ha vuelto una y otra vez a dar órdenes desde abajo, mientras los operarios incrustan los bloques de piedra tallada de esta auténtica obra de arte, que podrán admirar todos dentro de muy breve espacio de tiempo, probablemente el primero de mayo como fecha tope señalada para su solemne bendición e inauguración.

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D/M 30.10.1965

Santillana del Mar

La escultura equilibrada

En el estudio del escultor Jesús Otero, que posee en Santillana del Mar observo por dentro al gran artista a través de su lograda obra.

Descubre la alegría de saberse plasmado en una incorruptible sinceridad en todas las hermosas esculturas que nos rodea.

Todos los más geniales escultores del mundo han tenido benéfica influencia en ellas. La observación que Otero saca de la naturaleza alcanzan su punto culminante en la magnífica cabeza del poeta José Luis Hidalgo, que emplazada provisionalmente en el Sardinero espera una urgente y necesaria base.

Jesús Otero es un fino espíritu invadido de poesía que sabe comunicar a la piedra con una vigorosa garra de artista clásico. Jesús Otero sabe componer y realizar sus esculturas con la sabiduría de un arquitecto y la finura de un artista.

El barro como materia (estoy ante unos bocetos) sobra en sus manos formas cóncavas y convexas de una impresionante vitalidad.

Primero: Otero plantea el problema creador en el barro y seguidamente, de una forma directa, lo lleva a la piedra produciendo, seguidamente, el acontecimiento de la creación más bella.

Jesús Otero está de vuelta de lo puramente abstracto espiritualmente, porque se ha entregado por entero al encanto de la naturaleza.

No me agradan las comparaciones: pero Jesús Otero es el escultor español que puede tratar de tu a otro español que se llama Pablo Serrano.

M. ANDRÉS

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D/M10.02.1966

Santillan a del Mar

Jesús Otero, el poeta de la piedra

Es un deleite para el espíritu visitar en Santillana del Mar el estudio del gran escultor, Jesús Otero, que vive sus sueños de poeta. Es la piedra en ese pueblo de ensueño donde la más hermosa historia está dibujada en la mejor arquitectura de su paisaje urbano, que desde cada esquina os invita, cortés y silencioso, a tratar de “vos” y de “vuesa merced” al cruzarse con sus sencillas gentes en las estrechas callejuelas románticas.

Jesús Otero tiene el clásico señorío del pueblo que le vio nacer. Jesús Otero lleva en el pulso de su arte el eco del más arcaico románico. En su estudio admiramos figuras en piedra de diversos animales que él ha idealizado con sus sabias manos de escultor poeta.

Cuando de temas religiosos se trata, cobran sus obras el más extremado esplendor místico. La figura de Jesucristo, llevada a la piedra por el escultor, es algo impresionante.

Sus Cristos están nimbados de luz clarísima y humana fe redentora. Mirando estos Cristos y estas piadosas Vírgenes que el escultor da forma y vida en la piedra se comprende fácilmente el mensaje divino del que por Amor murió por todos.

Si llegamos a su técnica, diremos solo, en su más exacto elogio, que es de los pocos escultores de España que llevan y tratan de dejar su obra en la piedra y sólo en la piedra, por ser la materia más noble y más de acuerdo con todo verdadero escultor.

Dejamos a Jesús Otero con sus sueños de artista que veis en la piedra sus creaciones de poeta-escultor en este Santillana del Mar donde duermen los siglos en la piedra histórica de sus casas.

Juan DE LA PEÑA

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D/M 18.02.1968

El escultor Jesús Otero da los últimos toques a su última obra , un magnífico alto relieve, que tiene como tema el mar. (Foto LOBETO)

Ha realizado una bella obra lírico-dramática
Jesús Otero, el poeta de la piedra

Jesús Otero y Santillana del Mar son dos nombres unidos por un vínculo espiritual indisoluble. El ámbito cultural y espiritual de Santillana, su arte de siglos sus restos de piedra milenaria, están proyectándose ahora, se han involucrado ya, en el vasto y rico ciclo creacional del escultor Jesús Otero. En cada una de sus creaciones está grabada la impronta románica, la huella y el vestigio de aquellas piedras toscamente humanizadas, religiosamente trascendidas.

Hemos contemplado la última creación escultórica de Jesús Otero. Un alto relieve conteniendo como trilogía temática una caracola, dos cabezas de caballos marinos y dos delfines. Podríamos decir que se trata de un paisaje marino surrealista esculturalizado, que alude simbólicamente al mar tal como le representaba la literatura y el arte de la mitología griega. Jesús Otero ha regresado al mito clásico de Poseidon como mera referencia ilustrativo-temática, ya que no para transcribir textualmente la dimensión expresiva y emocional de aquel arte. No debemos olvidar que la trayectoria artística de Otero se caracteriza precisamente por una constante y coherente evolución de formas y contenidos puramente escultóricos.

Este mítico mar de piedra concebido por Jesús Otero posee dos campos expresivos distintos: por un lado, el lirismo que resuena en la suave tactilidad morfológica de la caracola y el encanto y la ternura poética depositados en los delfines, elevados y trascendidos por el artista al rango superior de humanísimas criaturas. El otro núcleo expresivo pertenece a la tragedia, y está representada por la cabeza de un caballo apocalíptico y esperpéntico, donde la regularidad clásica y la timidez académica han sido aniquiladas por el desgarro de las formas y el brío y la fuerza concentrados por el material pétreo. Estamos sin duda ante una de las expresiones escultóricas más representativas de la entraña y el genio ibéricos.

En este caballo marino, o mejor en esta furia desatada, en este grito desgarrado, Jesús Otero ha retratado plásticamente nada menos que el rostro de su tiempo histórico. En la paz de Santillana hablamos de Vietnam, del odio de la guerra, del napalm… La ideología humano-existencial de Otero nos da la clave y el porqué de este caballo apocalíptico y esperpéntico. Recuerdo ahora al escultor las palabras del actor teatral Ramón Pareja Molina esta última Navidad en su casa de Santillana, cuando afirmaba Pareja existir en paralelismo sorprendente entre la estética de Valle Inclán y el arte de Jesús Otero. En la figuración escultórica de este caballo agónico y patético, adquiere validez categorial la opinión de nuestro actor del Piccolo Teatro Milanés.

Digamos finalmente, que el material empleado no ocupa rango de simple depositario de la expresión, ni es únicamente cimiento estructural, sino que se integra en la síntesis plástica y coadyuva a reforzar la coherencia expresiva del conjunto. El ataque directo a la materia, sin recurrir a procedimientos mecánicos, proporciona fuerza y espontaneidad a la obra de arte.

Jesús Otero continúa perfeccionando su obra, trabaja en el silencio y la sencillez; por todo esto, es uno de los artistas más importantes y más representativos de la escultura española contemporánea.

M.

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El Diario Montañés domingo 16 de agosto de 1968

A la izquierda, el perro pastor alemán. A la derecha, el oso. El nuevo y sugestivo tema, esculpido en arenisca de Santillana por el escultor Jesús Otero, que, en el centro de la fotografía, conversa con nuestro colaborador

Osos de seis toneladas en Santillana

.Tres nuevas obras de un insigne escultor montañés

.Jesús Otero acaba de brindarnos uno de los más sugestivos motivos de su arte

El oso es el animal de las múltiples facetas. En la literatura regional tiene una amplia prosapia. Ahí tenemos, por ejemplo, y sin pretender agotar el tema ni mucho menos, ese oso muerto en “Peñas Arriba”, en prodigioso alarde cinegético, que pudiera servir -pese a la rareza de la especie- de símbolo de nuestras cacerías. Recuérdense también, por su fino humorismo, aquel otro oso de Fernández Flórez, en el seno de la fraga gallega, fugitivo del lazo de un antiguo titiritero, que salía al paso de los caminantes cargado de viejos resabios y la mano tendida en súplica de limosna.

Por Joaquín DÍEZ BLANCO

El oso, en la historia de España, comiéndose a Favila, se hizo animal político. Las malas lenguas, que ni entre los historiadores faltan, no han dejado de decir que en el suceso hubo algunas cosillas no demasiado claras. Es posible que el oso pagase las faltas de otros bípedos de distinta especie zoológica, mucho más iniciada en la política y la intriga.

El escudo de Madrid, Berna y otras muchas ciudades le consagraron como símbolo heráldico. En este campo, Rusia fue su coto de privilegio.

En el circo, en el amor, en la leyenda… hasta en la farmacopea, el oso tiene siempre un puesto de excepción. En la tierra montañesa suelen referirse las virtudes de la grasa de este animal, como crece-pelo infalible; probablemente derivadas de los efectos horripilantes atribuidos al plantígrado.

Y en el arte…

EN EL ESTUDIO DE SANTILLANA

En las obras de Jesús Otero son muy frecuentes los animales.

Es fácil que pudieran ser, precisamente los animales lo más característico de su obra. Aquel magnífico grupo escultórico de dos caballos, hoy en la colección de Lafuente Ferrari, y cuya obra nos complace citar de entre todas en primer lugar; también, aquellos toros, símbolos de la tierra ibérica, del monumento del Ebro; esos asnos filósofos –burro callado por sabio es contado”- de algunas ocasiones; el mismo corderillo –al que no se puede dejar desapercibido, aún dentro del abigarrado grupo- del dintel de la puerta de la iglesia de la Virgen Grande; entre otros muchos ejemplos avalan lo que apuntamos. Después de una visita a Altamira, el asiduo estudio de Jesús Otero en Santillana, al penetrar en el mismo, siente una idea de continuidad, tras haber traspuesto un puente de siglos. El efecto no puede atribuirse a una mera coincidencia del tema; entre otras cosas, porque los mismos animales se ven en franca minoría, e incluso, las especies no resultan ni siquiera coincidentes.

Dejemos a los expertos en psicología y a los doctores del arte, el análisis de aquella sensación. Si nos fuera lícito decir algo en este sentido, apuntaríamos como causa principal, el fortísimo sentimiento del artista, que se hace trascendente por su maravillosa fuerza de sugestión. No son imágenes contempladas en un frío análisis anatómico. Son animales con los que el artista ha hablado muchas veces. Los artistas de Santillana hablan en su soledad con sus animales, como lo hacen reiteradamente nuestros campesinos. Pero… volvamos a nuestro tema.

UNA ESPECIE NUEVA

En el “zoo” de Jesús Otero, no recordamos ningún otro oso. Se lo decimos así. Jesús Otero nos mira sonriente. Adivinamos el chiste que se le ha ocurrido, que surge fácil, pues ya decíamos, el oso es el animal de las innumerables sugerencias:

-No. Osos nunca- nos dice- Luego, puntualiza. Es el chiste que latía en el ambiente.

-No había esculpido hasta ahora nunca un oso… pues, en cuanto a hacer el oso…

¿Quién más y quién menos en esta vida…? ¡Ya sabes! ¿Quién podrá decir que jamás ha hecho el oso en alguna ocasión?

Junto a los enormes bloques, hablamos del gran descubrimiento del nuevo tema: A la derecha aparece prácticamente completo el oso macho; a la izquierda, la osa, en otro bloque separado de similares dimensiones, juguetes con el osezno. Luego, en el centro, pero retirado hacia atrás, pensamos, por razones de orden espacial para aprovechar el recinto –pero que da al conjunto una distribución lógica- un perro pastor alemán, abre la boca con la lengua fuera, en busca de sosiego, tras montaraz correría.

Jesús Otero también parece ilusionado del flamante objeto de su arte. Miramos el macho desde diversos ángulos. Esta pieza, liberada del dinamismo que impone a la osa el jugueteo con su hijo, ofrece su sosiego llena de majestad. Las líneas, dentro de la depuración propia de la obra de Jesús Otero, alcanzan marcada elegancia. Las masas del plantígrado se ofrecen como materia idónea al sistetismo del escultor. Todo parece nacido como fruto espontáneo. “Cuidad vuestra obra y estudiarla tanto –recomendaba Miguel Ángel- que cuando esté concluida dé la sensación de no haber requerido el menor esfuerzo”.

SEIS TONELADAS

Pero, en nuestra condición de legos en el arte, no logramos despegarnos del material. Jesús va golpeando la piedra de Santillana. Nos gusta ver saltar esa arenisca –hermana en nobleza a las rocas más acreditadas de todas las latitudes-, bajo los golpes del puntero. Apuntemos aquí, pese a que esté tan manoseado, eso de que dentro de todo bloque de piedra, hay siempre una escultura maravillosa. El mérito del escultor radica meramente en ir desprendiendo aquello que le sobra.

Con Jesús trabaja un cantero, que le ayuda a adelantar el trabajo. Sentimos –ya hablaremos de todo- cierto dolor, recordando este noble oficio de cantero, hoy en esta tierra, en tramos de extinción, tras fama secular.

-No sé –nos dice Jesús contestando a nuestra curiosidad- lo que pudiera pesar cada bloque. Pongamos así, por encima, unas seis toneladas escasas.

Este tema se agota pronto. Bajo el improvisado cobertizo, hecho detrás de la gran pieza gótica del edificio en que vive y trabaja, para dar cobijo a la nueva obra, las referencias al mundo de la materia carecen de sentido. La piedra ha quedado olvidada. Sólo, ahora, sentimos el peso de las carnes del oso, en su quietud torpe de movimientos, ingrávido en su infinita pesadez…

J.D.B.

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 El Diario Montañés, sábado doce de octubre de 1968



Magnífica obra de arte de Jesús Otero

La estatuaria religiosa tiene en Jesús Otero un intérprete excepcional. Muchas son las iglesias que cuentan con expresiones escultóricas del sentimiento religioso, debidas al genio creativo de nuestro artista más representativo. Es ahora la nueva iglesia de Espinama quien contará con dos obras de Jesús Otero, un Cristo en la Cruz y la Santísima Virgen con el niño. Se trata de una estética religiosa que podemos denominar tradicional, ya que el escultor no ha distorsionado la peculiaridad morfológica de la imaginería ya clásica.

No obstante, Jesús Otero no ha repetido la imagen arquetípica del arte religioso tradicional, sino que, partiendo desde unos supuestos estilísticos ortodoxos, ha plasmado dos originales versiones de lo luminoso y sobrenatural, poniendo así de relieve que no es preciso recurrir a artificiosos alardes vanguardistas para reflejar la expresión de aquellas vivencias más alejadas de materialidad, como son estas dos esculturas imbuidas de espiritualidad.

En la foto aparecen Jesús Otero y su ayudante, el cantero Celestino Bustio, flanqueando al Cristo en la Cruz, que va a presidir el altar central de la nueva iglesia de Espinama, que se inaugurará el próximo día 24, gracias al patrocinio de esos ejemplares benefactores que son don Rafael Calvo y su distinguida esposa, doña María Jesús Briz.-M

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El Diario Montañés, viernes 5 de septiembre de 1969

Con Jesús Otero y su última creación escultórica



En nuestro habitual itinerario a través de las milenarias piedras de Santillana del Mar, siempre nos hemos detenido ante la casa del escultor Jesús Otero. Sus puertas se abren de par en par a la llamada del amigo, como el propio corazón del artista. El pasado miércoles, con mis compañeros de “perenigraje”, hemos llegado, una vez más, hasta el estudio de Otero.

La imagen escultórica que se yergue ante nosotros, en un gesto de dolor patético y terrible nos produce un trallazo emocional irreprimible. Estamos ante “Cristo en la Cruz”, un motivo representacional reiteradamente interpretado por Otero. Más poco tiene que ver esta última versión plástica, con la anterior iconografía oteriana sobre la Crucifixión.

Jesús Otero, “el escultor de la piedra”, ha utilizado en esta ocasión un nuevo material plástico, y quizás sea esta madera de roble empleada la que ha contribuido a perfilar una fisonomía expresiva inédita.

Es indudable esta influencia parcial de la materia, pero el resultado estilístico total es un compendio y una amalgama de previos compromisos ideológicos y pensadas resoluciones técnico-estructurales. Que existe una posición ideológica humanista, lo sabemos a través de las palabras que Otero repite con agónica entonación e insistencia; “El mundo va mal existe en el hombre de hoy angustia y ansiedad; este Cristo en la Cruz es una suprema súplica por la humanidad doliente”.

En cuanto al proceso creador y su problemática, el escultor dice: “Las dificultades técnicas en el tratamiento escultórico de la madera, provienen principalmente de la especial configuración de las vetas. Hay más lucha física con la obra en piedra, por la dureza de la materia y la pesantez de las herramientas. Sin embargo, la madera permite una mayor fluidez en el modelado y un mayor sentido ascensional”.

Efectivamente, este sentido ascensional de que habla Jesús Otero es la característica estético ideológica predominante en su “Cristo en la Cruz”, en nuestra opinión, una de las obras más representativas del escultor de Santillana.

Contemplando este Cristo vienen a la memoria aquellas bellas pero discutibles definiciones de Spengler: “Alma fáustica en aquella cuyo símbolo es el espacio puro, sin límites”. Así es la estructura corporal y anímica de esta imagen antiapolínea, espiritualizada y ennoblecida, a pesar de que el artista ha subrayado el carácter humano de Cristo.

Jesús Otero, a golpes de gubia y de corazón, ha reflejado la más rota y descarnada expresión del dolor, para que reflexionemos ante ella los hombres de este tiempo, “y ya que cada tiempo, tiene su tiempo, este es el tiempo de llorar” (C. Emilio Ferreiro).- M.

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El Diario Montañés, jueves 5 de marzo de 1970

He aquí un detalle parcial del Cristo que Jesús Otero acaba de finalizar y que enviará a Berkely (California) junto a un alto relieve con la figura de la Virgen. Estas dos obras serán radicadas en la iglesia de Santa María Magdalena, donde se haya cumpliendo su labor de apostolado una Misión española integrada por dominicos. (Foto LOBETO).

REFLEXIONES SOBRE LA ESTÉTICA DE JESÚS OTERO

Sus dos últimas obras, a California

Después de contemplar las dos últimas esculturas de Jesús Otero en su estudio de Santillana del Mar, nos encontramos ahora con una necesidad imperiosa de realizar un intento de aproximación crítica en torno a la peculiaridad estilística de tan subyugante aventura creacional.

Así, vemos que los componentes figuracionales que el canon estético religioso occidental había magnificado y sublimado, han sido distorsionados y desmantelados de la estatuaria oteliana. Pero Otero rehúye tanto aquel idealismo platónico como un naturalismo mero imitador de la apariencia más epidérmica y superficial.

El artista precisaba, pues, rebasar estas dos fronteras estilísticas –idealismo y naturalismo-, porque en su estética y en su ideología de la existencia hay un compromiso vivencial con la realidad visible de lo cotidiano y con la suprarrealidad presentida del misterio.

Para expresar esta doble cosmovisión de lo vital y de lo religioso, necesitaba partir de una estética que ahondara y profundizase hasta poder llegar a expresar la entraña más íntima de lo humano y de lo divino.

Y justamente aquí se produce una actitud aparentemente paradójica por parte del artista, porque en sus obras se percibe la resonancia expresiva de formas culturales e históricas ya lejanamente pretéritas.

La Edad Media, el Románico, Bizancio, Santillana encuentran un eco latente en la escultura religiosa de Otero. Hemos dicho Santillana, efectivamente; aquí está la clave del enigma.

El escultor no ha podido sustraerse de las imágenes y referencias que le suministra su entorno nativo. Los ojos de Otero han nacido a la visión de la vida en medio de un paisaje de piedra. Para aquella su mirada, todavía virgen necesariamente “en el principio era la piedra”.

Al pie de su casa, la piedra milenaria de la calle del Cantón ha sabido asumir y reinterpretar los fundamentos técnicos y expresivos del románico y ha  llegado a realizar una síntesis plástica de rango superior, con pleno derecho a ser integrada y reconocida en el capítulo creacional más renovador y válido de nuestro tiempo.

Otero se ha solidarizado con una cultura artística de corte primitivo y anticonvencional porque de esta manera piensa él testimoniar más auténticamente la angustia del hombre de hoy.

Hasta aquí queríamos llegar, hasta la certeza de poder afirmar, sin más ambages, que la estética oteriana está libre de reproche anacrónico, porque Jesús Otero no es un escultor medievalista, sino un testigo y un protagonista de excepción de la vida de aquí y de ahora, pues de aquí y de ahora son el dolor y también la belleza que amanan de toda su empresa creacional.

Y ahora, precisamente, acaba de finalizar dos obras el escultor de Santillana. Ha cambiado de materia. De la dureza tectónica ha pasado a la ternura vegetal. Las recias manos del cantero de la piedra labrada han posado su corteza noblemente encallecida, en un viejo roble del bosque y le han infundido alimento vital, llegando incluso a humanizar la figura imponente de Cristo en la Cruz.

La otra obra es un alto relieve, concentrando toda la bella tristeza de la Virgen. Estas dos realizaciones tienen un destino americano. La ciudad de Berkely (California) será su residencia.

El mensaje dolorido de amor y de paz de este Cristo puede ser un aleccionador motivo de meditación para los hombres de las tierras agitadas y violentas de Berkely.

El gubiazo estremecido de Jesús Otero ha llegado a las tierras de América, una manera simbólica de patentizar la condición universal de su arte.

M.

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Domingo 11 de julio de 1971 EL DIARIO MONTAÑÉS

LA ÚLTIMA OBRA DE JESÚS OTERO

UNA VIRGEN DEL ROSARIO PARA MIAMI-FLORIDA

Mide 2,35 metros y pesa 2.500 kilos

La sorprendente vitalidad de un genio escultórico excepcional

Jesús Otero continúa erosionando la estructura de las montañas con el suave viento de sus manos. Arrancada la piedra de su regazo geológico, el escultor la ha trasplantado a un ámbito representacional donde sólo el silencio la diferencia de lo humano. La Virgen del Rosario es una referencia sublimada de la humanística concepción que el artista tiene de lo sobrenatural y religioso.

Estamos ante la última obra de Otero. La renovada potencia creativa del escultor de Santillana ha salvado una vez más el escollo de quedar atrapado en el estilo por él inventado y asumido. Para no caer en el manierismo de sí mismo, Jesús Otero indaga y estruja las múltiples variantes estéticas secretamente escondidas en su peculiar sistema plástico del que siempre se dijo que devolvía el eco de una melodía medieval. La Virgen del Rosario devuelve asimismo el eco de toda la armonía clasicista, sin que esta dualidad de referencias culturales atente contra la unidad y la coherencia estilísticas que presiden toda la obra oterina.

Hay en esta imagen religiosa algo del Pórtico augusto de Mateo y algo del mármol de la Grecia de Pericles.

Otero ha resuelto con un concepto escultórico sencillo los arduos problemas que le ha suscitado su afán de originalidad. La Virgen del Rosario es ante todo un bello y difícil trabajo de composición artística, en la que el escultor ha expresado de forma elíptica y simbólica algunas dimensiones de la real. Ha perseguido la síntesis expresiva y la ha alcanzado con creces.

Esta singular creación escultórica tiene un destino americano. Ya está dispuesto su emplazamiento en la ciudad de Miami – Florida. En cuanto a sus dimensiones materiales, digamos que tiene una longitud de 2,35 metros y que su peso es de 2.500 kilos. La piedra ha sido extraída de Avíos (Suances).

 Al felicitar al artista nos felicitamos a nosotros mismos, porque ésta feliz realización artística es la comprobación evidente de que se conserva intacto y renovado el genio escultórico de nuestro Jesús Otero.

M.

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EL DIARIO MONTAÑÉS Miércoles, 9 de febrero de 1972

MÁS ALLÁ DE LA TRADICIÓN Y DE LA VANGUARDIA

Jesús Otero

Nuestros artistas han sido noticia en la última semana. Saltaron a la “palestra” informativa en bloque, porque en aquellos momentos era más importante su gesto solidario que el valor artístico de sus obras. Pero pasados aquellos momentos en que tenía primacía la actitud ética sobre el logro estético, fijamos hoy la atención en este último aspecto. Y más concretamente nos proponemos romper aquel bloque indiferenciado y vamos a quedarnos con una sola individualidad creadora.

Y entre las relevantes individualidades creadoras presentes en la exposición homenaje a José Luis Hidalgo elegimos hoy la de Jesús Otero. Esta elección no viene determinada por una particular valoración jerárquica,  ya que en arte es imposible establecer baremos de calidad y confrontar estilos y conceptos contrapuestos. Hemos elegido a Jesús Otero porque su fuerte personalidad escultórica nos sugiere una meditación en torno al debatido tema de lo nuevo y viejo en arte.

Contemplando la obra de Otero diríase que el artista se ha propuesto poner en tela de juicio la llamada “vanguardia”. Diríase que busca la legitimación de un canon estático más próximo de la tradición que de los manifiestos que justifican teóricamente el arte moderno. Pero esta suposición es más ficticia que real, ya que la escultura de Otero no es una reivindicación de lo tradicional ni una repulsa de la vanguardia. En nuestra opinión, el escultor de Santillana demuestra la posibilidad de coexistencia histórica entre estilos totalmente diversos, sin que la huella del pasado signifique desfasado anacronismo, ni la presencia de los “nuevos signos” nos haga pensar sin más en un arte de nuestro tiempo. Esta es la enseñanza principal que obtenemos nosotros de la enorme potencia escultórica de Jesús Otero: es posible un pluralismo clásico. La condición primordial de esta coexistencia estilística es que la obra tenga entidad creativa, calidad plástica. Y estos requisitos no son exclusivos de lo nuevo ni de lo viejo.

¿En nombre de qué teoría artística moderna se puede negar validez plástica al arte de Jesús Otero?

En la foto de Lobeto vemos al artista junto a la cabeza de niño presentada en la exposición de artistas locales. De un retrato individual ha hecho Otero un arquetipo. En el rostro de un niño concreto ha dejado resumida y explicada la expresión universal de la niñez, de la inocencia. Esa es la misión del auténtico creador, elevarse de lo particular a lo universal. Esa es la trayectoria que siempre ha seguido el arte de Jesús Otero. Por ello está más allá de la tradición y de la vanguardia.

M.

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EL DIARIO MONTAÑÉS  Domingo, 6 de agosto de 1972

UNA TARDE EN EL TALLER DE LOS PRODIGIOS

El gran momento creativo del escultor Jesús Otero

.LOS ANIMALES: CAPITULO DESTACADO DE SU TEMÁTICA

.”YO HAGO ESCULTURA COMO CANTAN LOS PÁJAROS”

Hemos visitado Santillana en un día de no tan pacífica invasión turística, en una tarde de miradas ensimismadas ante la soleada pátina de la piedra milenaria. Santillana del Mar era una fiesta. Pero nosotros –Nati, Emilio y yo- no veníamos a la fiesta, no habíamos sido invitados a ella. El objetivo de nuestra visita era Jesús Otero y su arte escultórico.

Así,  que aprovechamos el resquicio de una estrecha callejuela medieval que nos llevó ante un exultante paisaje verde. Hasta aquí no llegaba el zumbido de aquel enjambre humano invasor; se percibía, en cambio, la lenta cadencia sonora de una herramienta que golpeaba la materia. Estábamos en el umbral del estudio de Jesús Otero.

Una vez en el interior del estudio encontramos grandiosas sorpresas creativas: la elegante gracialidad de un esbelto corzo que presidirá una reserva cinegética; la armonía de líneas y volúmenes de un oso oteando; el rítmico y flexible dinamismo de las formas de una encantadora maternidad animal, y, por fin, la imagen serena y severa de la muerte yaciendo en la estructura tectónica de una imponente e informe mole de piedra.

En la inevitable conversación sobre su arte, coincidimos todos en el carácter monumental de toda la obra de Otero. Le preguntamos sobre las razones de este concepto estilístico. Responde así:

-Se trata de una actitud natural, instintiva. No sé por qué tiendo a la monumentalidad. Yo hago escultura como cantan los pájaros. He intentado hacer cosas de pequeño formato para disciplinarme pero no lo he conseguido. Lo confieso.

(Dejamos a Otero que siga hablando del proceso creador):

-No me gusta hacer cantería de taller. Aprovecho al máximo la propia forma de la piedra, las protuberancias, las aristas, incluso las calidades. Es ésta una forma de no corromper la materia. Pienso además que la forma escultórica está latentemente inscrita y perfilada en la propia materia.

-Se ha hablado de huellas altamirienses, de vestigios románicos en la estatuaria de Otero. ¿Qué hay de verdad en esto?

-Cuando trabajo nunca me acuerdo de estas referencias tan cercanas a mi entorno espacial y creativo. Yo opino que mi arte no se parece en nada al de Altamira y al de los artistas medievales. Esta semejanza remota detectada por algunos críticos –y que además no me molesta en absoluto- pudiera deberse a que trabajo como los antiguos canteros, al aire libre y con sus mismas herramientas.

-¿Cuáles son estas herramientas?

-El puntero y la maza para devastar, la gradina (cincel dentado) y el cincel para matizar. A veces empleo solo el puntero. Este deja huella muy grande y va muy bien a mi estilo.

-Admira pensar que empuñando tan sencillas y primitivas herramientas puedan levantarse obras de arte tan grandiosamente bellas. ¿Por qué ocupan los animales un capítulo destacado en la temática de sus esculturas?

Tal vez, porque los tengo gran cariño y me gusta observarlos. No sabría decir si es porque veo en ellos un sugestivo motivo plástico o porque les quiero. Siempre me hicieron gracia los animales. Además es un tema que deja más libertad al artista que un retrato por ejemplo. Deja lugar para que la fantasía, para la recreación, para “artizar” como digo yo. Figura entre mis proyectos hacer un toro agonizando, una vida frustrada por un asesinato. Ponlo así, como te lo digo. El toro, desde que nace y anda, desde que embiste, no es para asesinarle ni para divertir. Matar por diversión es un asesinato.

-Nosotros conocemos un poco a Jesús Otero y sabemos que su ideología humanista alcanza a todo lo creado, de ahí su apasionada defensa de los animales.

-¿Y qué nos dice el escultor de su estilística, permanecerá inconmovible?

-Puede haber todavía etapas de ruptura, de cambio de revolución, pero siempre teniendo como base unos cánones fundamentales. Tal vez haga próximamente algún cambio, pero no por la servidumbre que impone la vanguardia, no para hacer un arte actual, sino de siempre.

Reconforta la vitalidad creadora de Otero. Le decimos que es ésta una etapa de plenitud. Nos responde que puede superar este feliz momento creativo. Habla de sus sueños escultóricos: grandes caracolas marinas, grupos de caballos emergiendo de enormes bloques de piedra.

Un día, estos sueños tomarán forma viva en la piedra. Como ha venido ocurriendo hasta ahora. Entonces volveremos Nati, Emilio y yo al taller de los fantásticos sueños hechos realidad y asistiremos entusiasmados al prodigio. Como sucedió en esta inolvidable tarde de agosto.

M.

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EL DIARIO MONTAÑÉS viernes 29 de agosto de 1975

El escultor Jesús Otero, a punto de culminar el retrato

. Este monumento será colocado en la bolera de Carmona el día 3 de septiembre

Todo a punto para el día 3 de setiembre el pueblo de Carmona y los aficionados y jugadores de bolos vivan una jornada plena de emotividad y de añoranzas. En esta ocasión, la fiesta bolística carmoniega se verá enlutada por la ausencia física del hombre que llenaba los ocios de su actividad científica con el remanso contemplativo de nuestro juego vernáculo y con la amistad indiscriminada de los jugadores y de los hombres de bolos. Este hombre era el eminente doctor don Francisco Díaz González, fallecido en Madrid un mal día del pasado año.

Para perpetuar su recuerdo se levantará un monumento en la bolera de Carmona. La efigie escultórica del hombre de ciencia está a punto de ser concluida por el formidable artista Jesús Otero. En su estudio de Santillana del Mar perfila y deja tallada en la piedra la fisonomía física y espiritual de don Francisco.

En la fotografía de Lobeto vemos al escultor culminando ya su obra.

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D/M 22.05.1976

Jesús Otero el otro arte de Santillana


Para contemplar el estudio de la troika escultórica que hoy termino, fui a visitar al escultor Jesús Otero, hombre que transforma la belleza natural de la piedra en la artística que emana de su sensibilidad. Vive en una de las arterias que conducen al corazón que la Colegiata representa para Santillana del Mar. Pasé a través de una pequeña tienda de antigüedades y objetos típicos que tiene, el taller; allí me enseñó, rodeado de los materiales con los que trabaja y algunas obras terminadas, los bocetos del próximo trabajo: la fuerza y la nobleza de dos toros embistiendo.

Luego, ya sentados, iniciaríamos la conversación; una conversación que él quería distinta a las que se ven en la “telecorrupción”, sin ningún interés y con desconocimiento de los temas que abordan por parte de los entrevistadores.

-Jesús, ¿cómo fue su encuentro con el arte de esculpir la piedra?

-Comencé como Mauro Muriedas, cuando cuidaba vacas los días que no había escuela; entonces yo enredaba con barro, leía, dibujaba perros, vacas, etc., me gustaba mucho dibujar las nubes, pero me era muy difícil por su estado cambiante continuamente.

Posteriormente yo mismo preparaba las herramientas y trabajaba con piedra blanda. En esta época me ayudó mucho el maestro de la escuela Marcelino Rodríguez; yo hacía retratos de familia, luego vendría el tema de los animales.

-Continuando su camino formativo artístico ¿ha tenido algunos maestros como referencia?

-Los primeros años estuve sin maestros. Después me fui a Santander a trabajar con los canteros, para aprender y conocer el manejo de los utensilios de trabajo; por la noche me iba a la escuela de Artes y Oficios, entonces conocí a Daniel Alegre un escultor importante; él me ayudó lo suyo.

LA PIEDRA

-Suele ser frecuente, que los que esculpen en madera tengan más dificultades para hacerlo en piedra; no así a la inversa ¿sólo trabaja en piedra?

-En madera sólo lo hago para encargos, no lo domino como a la piedra.

-¿Tiene alguna posibilidad especial de expresión la piedra?, ¿se puede hablar de algunos temas que sean más adecuados al tratamiento de la piedra?

-La piedra tiene la ventaja de que es más maciza, pesada; la madera es más lirios, más etérea. Se las da tratamientos distintos.

-¿Cómo selecciona la piedra?

-Yo la traigo de Camplengo y Avíos. Una piedra puede ser bonita y dorada, pero puede destruir la herramienta; no es buena para encargos la piedra que supone más trabajo y esfuerzo, por cuanto encarece la misma, y los compradores no entienden de arte y sólo miran lo económico.

-¿Qué es lo que se plantea, qué le sugiere un bloque de piedra con el que va a trabajar?

-Por la piedra se puede cambiar la idea; el homenaje a la poesía que expuse en la Sala Espí, fue distinto a la concepción primera que tenía. Lo que trato es de no estropear la silueta de la forma natural de la piedra.

Jesús Otero estaba sentado frente a mí en un contraluz que dibujaba una imagen de un gran parecido con un español universal que era Picaso. Unos años mayor que Mauro Muriedas, le une una gran amistad con éste, que no frecuentaba su estudio.

-En una división esquemática de su obra, podemos delimitar tres apartados en los que al tema se refiere; los cristos, los animales y los niños ¿qué representan cada uno de ellos?

-Los cristos han sido de encargo los he hecho con mucho entusiasmo, pues esto se refleja en la obra. Yo no soy beato, religioso a mi manera, pero la figura de Cristo es importante como la de ciertos santos. En cuanto a los niños, me gustan por su encanto, su pureza; sin recelos y vírgenes de todo lo que luego la vida les arrastrará. De los animales, su belleza, su también encanto.

Chús Otero que así es como familiarmente se le conoce, no es un escultor de pequeño formato, no es de pocos centímetros, necesita grandes dimensiones, a dos concursos a los que tenía en proyecto presentarse no fue porque limitaban la obra a sesenta y ochenta centímetros.

LOS CONCURSOS

-¿Qué significan para usted los concursos?

-Están bien para conocer al artista, para dar difusión de su obra, pero no entendidos como algo competitivo, no con premios. Eso está bien para los que empiezan. Por otra parte, en ocasiones te puedes prestar a hacer el juego, pues el premio ya estaba otorgado antes del concurso. Intervienen los amigos. Lo comercialización, el que son uno conocido.

-Esto nos lleva su problema de la mercantilización del arte ¿cómo lo ves?

-Actualmente existe una mediatización por un espíritu feminoide. Donde la guerra, la pintura se mide en metros. Los nuevos ricos hechos a base de dinero que no sé de dónde ha salido, quieren llenar sus casas con obras de arte como algo decorativo; entonces surgen los marchantes en estrecha relación con un cierto tipo de crítica. Es la crítica pagada que pone de moda unos estilos y nuevos valores, aquellos que ven que tienen posibilidades, que luego ellos comercializan. El arte de moda  no perdura, si aquel que es reflejo de una época; los egipcios no pintaban a la moda, sino a la época. ¿Qué es ahora, por ejemplo del arte abstracto, ese que yo llamo obstruso?

Cómo se puede combatir este cáncer que ataca al mundo del arte.

-Con sinceridad, con valor para enfrentarse a ésos santones consagrados. Nadie tiene valor para decir esto es malo; uno por miedo y otros por ignorancia desprecian y atacan con una cierta agresividad.

ARTE ACTUAL, NO TONTERÍAS

-¿Y qué piensa de aquellos artistas que buscan nuevas formas de expresión, que investigan nuevas técnicas de un modo sincero y consecuente?

-De todo lo que he dicho se salvan muy pocos. Hay que hacer arte actual, de acuerdo, pero no tonterías; no dejarse engañar por mitos que responden a un momento presente y que no pasarán a la historia. Van a lo desagradable, a lo repulsivo. Falta gente con valor que diga: ¡hay que acabar con todo esto! Que ofende al buen gusto, a la estética.

-De todo esto se impone una pregunta ¿qué puede ser el arte?

-No concibo la vida sin él, el galopar de un caballo, la embestida de un toro, el viento azotando los árboles, no solo sirven para el pintor, también lo siente el escultor. Los niños jugando, hacen arte sin darse cuenta; las rocas, las montañas, son arte permanente, están ahí. Incluso el fútbol, aparte de lo sucio que puede haber en torno a él, es belleza; además, mientras que la telecorrupción nos ofrezca eso, no nos ofrezca algo peor.

Jesús Otero mira con unos ojos de gran viveza, su expresión refleja todo un sentimiento cuando se pone a hablar de sus amigos o de aquéllos que le ayudaron. Es la expresión del hombre bueno de Machado: “…en el buen sentido de la palabra, bueno”.

-¿Qué es lo más importante en su obra, lo que más trata de expresar, de un modo más patente?

-La expresión de algo noble, pero bien expresado, con gracia. El arte se puede resumir, que hay que expresarle con gracia.

-Materia, espacio… ¿ qué más es la escultura para usted?

-Hacer la belleza como yo la entiendo. Tengo la sinceridad de creer el arte así.

Hablar de Jesús Otero, es hablar de Santillana del Mar.

-¿Qué representa para usted Santillana, por qué su residencia aquí?

-Me quedo aquí por la piedra. En las grandes ciudades no se puede trabajar; hay que estar preocupados en buscar “los amigos” eso que antes hablábamos del mercado del arte.

-Pero ¿no margina un tanto el estar aquí?, ¿no existe el peligro de perder contacto con la actualidad?

-Están marginados los que no se compran un periódico, los libros, las revistas, nos permiten actualizarnos. Los artículos en la prensa nos hacen como estar en una tertulia.

Un reloj de pared iba marcando el poco tiempo que me quedaba de conversación. Por una vez estaba echando en falta el poder disponer de un coche, que me permitiese tomar un café con Jesús Otero; pero tenía que ir al autobús.

-¿En qué sitios hay obras suyas?

-En el extranjero tengo en Berlín, Miami, Berkeley, Colombia. En la provincia están las ya conocidas de Santo Toribio, la del salmón, la del oso.

Al final, como en un resumen de su obra, de su creación, me dice:

-Yo hago una obra para el desquite, para que la historia juzgue. Sólo dejar para mis amigos y los que aún no han nacido, para no defraudarles. Para los que hoy creen en mí y los que puedan creer.

Dejé a Jesús Otero después de estar la tarde con él, con su sencillez, con su bondad, con su arte. Al ir por las calles antiguas de Santillana, montones de turistas contemplaban el vetusto arte. Era el arte de los turistas, el de las tarjetas postales, el que se ve cuando se llega a Santillana; pero había otro arte que era desconocido para ellos, estaba detrás, de Santillana. Era de ahora, de siempre; era el otro arte, el de Jesús Otero.

Luis Alberto SALCINES

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D/M 19.08.1978

Jesús Otero: piedra viva


Uno de los artistas cántabros actuales que más ha sacado su arte a la calle. Tal vez por las características de su obra, es Jesús Otero. Si entramos en una iglesia de la provincia, es muy posible que veamos un Cristo o una Virgen suya; o si estamos contemplando el paisaje de nuestra tierra las tonalidades verdes de los campos se interrumpan por el color blanco y su pátina de tiempo de un oso, o un corzo, o un salmón, esculpido por Otero.

Jesús a la hora de trabajar la piedra, siempre ha preferido las grandes dimensiones. Por ello, sus obras han creado problemas de espacio cuando se han querido encerrar en el reducido espacio de las galerías. Donde las esculturas de Otero, es sin límites de espacio.

-A mí me gustan las obras grandes. Al aire libre por tanto. Por mi tamaño, mi obra es más de la calle.

El pintor, a la hora de manchar el lienzo se ve reducido a las dos dimensiones, y de una perspectiva determinada para que una perfecta visión de la obra. El escultor, tiene las tres dimensiones, liberándose de la  única perspectiva, para sustituirla por una visión esférica, espacial. Y además, en el caso de la escultura concebida no aisladamente, sino un espacio concreto, buscando una coherencia con el entorno, que dé más énfasis a la obra. El oso de Jesús Otero, o su salmón tiene esa perspectiva y no otra, porque tenía que tenerla, situado en unas coordenadas determinadas.

Los temas que Jesús Otero ha sacado a la calle, son una muestra de la obra que a él le ha caracterizado. Veremos por tanto, temas religiosos –Cristos sobre todo-, animales, bustos, niños… lo que más ha hecho han sido motivos religiosos, esto viene a afirmar a la Iglesia como núcleo de arte a través de los tiempos, donde se concentró el saber y del poder económico.

Del taller de Jesús Otero han salido cristos para muchos templos de nuestra provincia. Los hay en las iglesias de Udalla y Espinama, hechos en madera, también de madera hay uno en la iglesia de Bellavista en Santander, de dos metros largos de altura, caracterizado más que por su resignación por un gesto de protesta, parece estar clamando. Otro Cristo, esta vez en piedra, lo tiene la iglesia de La Albericia. Y por último, en la Virgen Grande de Torrelavega, un relieve en piedra: Jesús rodeado de niños. Cuando Jesús Otero, se acerca al mundo de los niños, a su ingenuidad, a su inocencia, universaliza la idea partiendo de unos niños concretos que él conoce, y aproxima su ternura a la ternura de los niños (qué ternura contenida reflejan los hijos de Diersen, de Pily Cantalapiedra, el de Ángel de la Hoz aún inacabado):

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D/M Martes, 24 de julio de 1979

Análisis de un escultor: Jesús Otero

Jesús Otero trabaja en su estudio de Santillana del Mar .(Foto: A. ARCE)

Jesús Otero es una especie de institución de Santillana del Mar, nadie ha salido del pueblo sin conocer su nombre. A Jesús se le puede encontrar, siempre que no haya alguna celebración cultural, en su casa de la villa, bien en el estudio o bien colocado en un ventanuco que da a su tienda de “recuerdos” cuidando la “integridad” física y económica de su local. Allí lo encontramos y estuvimos dialogando con él.

-Chús (así lo denominan los amigos), cuatro años llevas esculpiendo?

-Bueno, empecé de muy joven. Ya en la escuela era muy aficionado al dibujo. El maestro que teníamos entonces era muy bueno a pesar del gran número de alumnos a los que tenía que atender. Los viernes dedicábamos una hora a dibujar y fue entonces cuando empecé a interesarme por él. En aquel entonces venían muchos pintores ya a Santillana y a mí me parecían muy capaces. Ello me animó a pintar, pero la adquisición de los colores no me fue tan fácil como el coger unos clavos viejos y con ellos construir yo mismo una herramienta para tallar en piedra blanda, ya que por lo primitivo de los utensilios éstos no daban para más. Los días que no tenía escuela mi padre me mandaba a cuidar las vacas a un lugar donde había una fuente con barro y allí con otros muchachos de mi edad que se dedicaban al mismo trabajo hacíamos “canenes” de barro. Más que una forma de hacer “arte” lo que nos preocupaba era encontrar una diversión. Después empecé a tallar en piedra. Lo primero que hice fue un relieve de una cabeza (cabeza que conserva en su casona de Santillana encima de la chimenea). La gente empezaba a opinar sobre mis esculturas, aunque la mayoría de las veces no tenía demasiada idea, y aunque yo me dejaba influir por sus consejos, también procuraba hacer lo que a mí me gustaba y como yo quería. Así surgió otra obra, un relieve de toda la familia en piedra, entonces tendría yo quince o dieciséis años. Esta obra la vieron varios pintores como Ricardo Bernardo, San Román, y otros, junto con el escultor Daniel Alegra. Ellos, al ver que había algunas influencias en la gente me aconsejaron que hiciera sólo lo que yo pensara y no lo que la gente me dijera. Esto me dio ánimos para aislarme más y me refugié en un rincón de la casa para trabajar a mi gusto y manera.

LA PRIMERA EXPOSICIÓN

-¿Cuándo comenzaste a exponer?

-Mi primera exposición fue en el Ateneo de Santander en una exposición de artistas noveles donde mandé el relieve de mi familia, al que antes he aludido. Esta misma obra se expuso más tarde en una exposición de Artes y Oficios, también en Santander, donde recibí un premio provincial. Eso fue en 1926 y no volví a tener más exposiciones hasta el año 31 que hice otra exposición también en el Ateneo, donde hubo gran cantidad y buena calidad de obra.

Después de esto mandé obras al Salón de Otoño de Madrid los años 31, 33, 35 y en 1936 a la Exposición Nacional de Madrid, obras éstas, por cierto que me desaparecieron y de las que no he vuelto a tener noticias, aunque supongo que están en algún sitio.

Después de la guerra seguí trabajando y participé en una exposición colectiva en Madrid y en alguna otra exposición colectiva. Por entonces recibí un premio del Ayuntamiento de Bilbao por una obra que está actualmente en los sótanos del Museo de Arte Moderno de Bilbao.

En 1957 mandé una obra a Madrid para un concurso nacional, concurso en el que los dos primeros premios estaban concedidos antes incluso de convocar el concurso. El enterarme de algo así supuso que ya no volviera a participar en ningún otro concurso de escultura.

Después comencé a realizar imágenes religiosas por encargo, sobre de todo de Cristos. Esta es una labor que siempre he hecho con cariño, me gusta hacer figuras de Cristo porque veo en Él todo lo que no ven las beatas: un hombre bueno y superior. Otro modo por la que me gustaba este trabajo es porque mi obra se había centrado siempre en figuras de animales y con estas esculturas demostraba que no estaba sujeto a una sola faceta.

-¿Cómo es tu escultura?

-la escultura, como expresión de grupos ha de ser siempre en relieve, ahí creo que está mi punto fuerte. Con el relieve se logra poner a los actores dentro de una escena, no son imágenes sueltas e inconexas, no pueden serlo, cada una tiene que representar un papel dentro del conjunto. Para realizar relieves, no sólo hay que saber esculpir, hay que tener dotes de compositor, puede haber muy buenos escultores pero que por carecer de dotes de composición tienen que recurrir siempre a una figura única.

HAY QUE UIR DE LOS MODERNISMOS

-¿Qué opinas de la escultura moderna?

-Yo no tengo nada en contra de la escultura moderna, siempre y cuando muestre unas dotes de construcción e inteligencia. Pero sí que estoy totalmente en contra de esos nuevos “valores modernistas”. La gente por dejarse llevar de una moda acepta a estas personas que no tienen ni buen gusto ni inteligencia para realizar una obra como es debido. No admito una obra donde no se haya puesto ni orden ni inteligencia, ni a los que conciben el arte como un “montón” o un “bardal”.

-A qué crees que puede ser debido que tu fama no haya alcanzado a todo el público que tu obra merece.

Bueno quizá haya influido el que haya dejado de acudir a Madrid, a que no tengo, ni puedo tener amigos ministros, ni de un rango parecido. A mí me dio una buena oportunidad el antiguo Delegado de Obras Públicas, don Antonio Rubio, al encargarme las obras del oso, el corzo y el salmón, esto me ayudó mucho, ya que había sido una época en la que me habían puesto muchas zancadillas, zancadillas que aún noto en algunos organismos y que espero algún día les pese porque he trabajado mucho para que se sepa la verdad sobre estas gentes y sus nombres.

MI OBRA PERMANECERÁ SIEMPRE EN LA REGIÓN

-¿Qué planes tienes, con respecto a tu obra, para el futuro?

-Quiero hacerme yo un museo para mí y nada más. No tengo interés para que mi obra vaya a éste o a aquél museo, a no ser que se haga el museo de Torrelavega. Pero no tengo interés porque mi obra vaya a otros lugares. Si se hace el museo de Torrelavega tengo la idea de reproducir varias obras en bronce para él.

-¿Cuál es la meta más ansiada para un escultor?

-Llegar lo más arriba posible en su obra, dejar una obra buena. La cuestión económica no importa, lo esencial es la obra.

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DM - Martes, 2 de septiembre de 1980

Una calle de la villa llevará su nombre

Santillana del Mar rindió homenaje a Jesús Otero

“Aquí en Santillana del Mar, ha tenido en todo momento además de su taller de escultor, su campo de observación más importante, el de la condición humana. ¡Con qué amor me ha comentado de personas de esta villa de las que según él tanto aprendió! Jesús Otero nunca estuvo realmente fuera de Santillana, ni aún en sus horas y días de alejamiento físico”.

Eran estas palabras de Aurelio G. Cantalapiedra durante el ofrecimiento del homenaje que le tributara el Ayuntamiento de Santillana del Mar al escultor Jesús Otero: “Después vino el aguijón de la guerra civil a la que trató de aplicar noblemente las lecciones de alta moral que había aprendido en tanto mirar y oír a los demás y a las que, a lo largo de su vida, había sometido las ocasiones a un filtro de insobornable honestidad. En la guerra y en la postguerra, pudo ver y sufrir los incomprensibles comportamientos de los hombres Otero fue mal interpretado y, sobre todo, muy comprendido, y su alma se quedó rasgada con heridas que en otros con menor categoría humana que la suya, no hubieran cicatrizado jamás, a él sólo le dejaron el dolorido sentir.

Volvió, entristecido, a la piedra; se refugió en su observatorio de los misterios de la naturaleza; buscó comprensión en el tan querido mundo de los animales y algunos continuamos siendo sus amigos. La amistad que permite la gracia de horas de soledad en compañía, nos ha proporcionado momentos en el silencio de su taller, en los que apenas si las palabras eran necesarias, de vez en cuando, en el descanso de la maza, su comentario sobre las grandes aplicaciones científicas, a las que ha venido dedicando su intuición o sobre recientes hallazgos arqueológicos, devolvían a nuestro espíritu el tiempo y el espacio. ¡Qué de horas ganadas en su taller”

Recordó Cantalapiedra su librito titulado “Cuatro amigos”, donde se detiene en el componente ético y moral de Jesús Cancio, José Luis Hidalgo, Mauro Muriedas y Jesús Otero: “amigo leal hasta más allá de donde llegan los demás, con cualidades que surgen precisamente cuando son necesarias y entonces te maravillan”. Habló de la tertulia santanderina “la pájara pinta”, donde Otero era contertulio de Víctor de la Serna y Ricardo Bernando entre otros. De su paso por la Biblioteca Popular de su estancia en la Escuela de Bellas Artes, de su fraterna amistad con el pintor laredano Santiago Montes. Finalmente pronunció estas palabras dirigidas al Ayuntamiento de Santillana del Mar: “Los que suscriben –y me refirió a todos los que estábamos reunidos en este acto- se dirigen a usted con la seguridad de que lo que piden es justo, solicitando que por este Ayuntamiento se tome acuerdo en el que se reconozca oficialmente cuanto le debe Santillana del Mar a Jesús Otero Oreña, el escultor y el hombre, natural y vecino de esta villa en la calle del Cantón cuya obra y personalidad han encontrado amplio y elogiosos eco fuera no sólo de nuestros límites locales, sino, de los provinciales y aún de los nacionales, eco al que en todo momento ha estado unido al nombre de este hermoso pueblo, gracia que de concederse honrará a Santillana y a quienes la concedan”.

ROSINO

El reconocimiento que pedía Cantalapiedra para Otero encontró respuesta inmediata en el alcalde de Santillana Javier Rosino, que con voz emocionada hizo un canto a la personalidad humana de Otero, el escultor sobre el que había cesado el maleficio de que hablara un día Beltrán de Heredia. Rosino leyó el acta del pleno municipal en el que se había tomado el acuerdo corporativo de conceder por unanimidad, el nombre de una calle a Jesús Otero. Precisamente la calle que pasa por el taller del artista, la que va desde Los Infantes hasta la Colegiata pasando por la Escuela. Esa noticia produjo una ovación enorme en el público que llenaba el salón del Parador Gil Blas. Otero fue abrazado y felicitado por todos en un momento de incontenible emotividad. Junto al artista compartía esta prueba de reconocimiento su inseparable hermana Magdalena, la compañera de sus días de esplendor y de sufrimiento, una vida paralela a la suya y un acicate y un estímulo permanente para su quehacer creativo.

Luego fue la proyección de la película de Julio Sanz Saiz sobre la vida y la obra de Otero, un poema del mismo Julio, dedicado al escultor, así como otro de Matilde Camus recitado por ella misma. La presentación del acto corrió a cargo del concejal de Cultura del Ayuntamiento de Santillana, José Luis Palacio. Entre los asistentes se encontraban el alcalde de Torrelavega, Manuel Teira, el de Reocín, Vicente Saiz Martín y el de Santillana, Javier Rosino, así como Antonio Niceas, Blanca Iturralde, Pedro Sobrado, Mauro Muriedas, Ángel Calderón y numerosas personas relacionadas con el arte y la cultura.

M.

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