El Convento Reginaceli (como se lee en latín) desde 1595 hasta 1837 estuvo ocupado por frailes dominicos. Es el período que dedicamos en este reportaje y sobre todo, a los hechos importantes dignos de ser conocidos, por los lectores.
Principio de el Convento de Regina Coeli de Santillana
"Esta consideración movió el piadoso ánimo de Alonso Velarde (*) , Caballero bien conocido en Santillana, y su tierra, a procurar viniesen a ella los Religiosos de la Orden de Predicadores. Y aunque esta idea tuvo principio el año de 1570, no pudo reducirse a práctica hasta el de 1595, en que ocurrió el Capítulo Provincial, de esta Provincia, y donde se halló personalmente el mismo Alonso Velarde, quien supo presentar con tanta viveza y energía sus deseos, que no pareció al Provincial y Definidores podían negarse a complacer súplica tan bien fundada y conveniente al Instituto de la Orden. Y porque no se perdiese tiempo en cosa que importaba tanto, llevó consigo Alonso Velarde algunos Religiosos, que señalaron Provincial, y Definidores, sujetos de mucha prudencia y virtud y tales como pedían las circunstancias. Fueron estos bien recibidos de la Nobleza y Pueblo de Santillana, donde vencidas algunas dificultades, que ocurrieron con la Iglesia Colegial de aquella Villa, y obtenidas las licencias precisas, tomaron posesión de una casa, que llamaron convento, con el título de Regina Coeli, muy gozosos con dar principio a la fundación debajo de los auspicios de María Santísima, que ha sido siempre imán de los afectos de los Dominicos."(1)
Trabajos que padecieron los Religiosos y sus santas fatigas
"En medio de la estrechez que padecían los Religiosos, así por la cortedad y mala disposición del edificio, como por la falta de medios, y la fatiga de pedir limosna para sustentarse, no olvidaron las obligaciones de su instituto, ni el fin que los había traído a la Montaña. Antes bien, animosos con los trabajos, empezaron a darse a los ejercicios de Púlpito y Confesionario, con tanta felicidad, que en pocos días se vio muy otro el semblante de aquel País, así en la forma de las costumbres, como en la inteligencia de los Misterios de nuestra Fe, y aplicación a los empleos de piedad. Estos celosos desvelos arrebataron el cariño y la veneración de los Montañeses, deseando todos se multiplicasen los Conventos, para que toda la Montaña lograse el beneficio de aquellos Apostólicos obreros, a cuyo santo afán veían iban cediendo la ignorancia y los vicios."(1)
Desde entonces los frailes dominicos entraron a formar parte de la población de Santillana, socorriendo a su vecindario en las necesidades espirituales, compartiendo sus buenas y malas cosechas y elevando preces al Señor por sus almas.
En 1753 formaban la comunidad de Regina Coeli dieciseis sacerdotes y dos legos, y era Procurador del convento Fray Bernardo Cacho. Para el servicio de la sacristía tenía el convento dos niños a quienes daba solamente de comer y vestir.
Los estudios de artes y teología en Reginaceli
El Deán de la santa iglesia Catedral de Cartagena, en las Indias Occidentales don Antonio Fernández de Quirós: del Río (n. 1588 Avíos, m. 1668 Avíos), en su testamento hay una disposición de gran trascendencia, y es aquella por la cual deja trescientos ducados anuales para fundar en Reginaceli, o sea, en el convento de Padres Dominicos de Santillana, los estudios de artes y teología, que habían de enseñar un lector y dos teólogos. Allí estudiaron hombres eminentes y varios miembros de la familia de Quirós.
"Bien pronto se hicieron famosos estos estudios en una gran parte del país y acudían a sus aulas jóvenes de todas las clases sociales a instruirse en la filosofía y teología, así como en la moral, púlpito y confesionario, y de allí salieron señalados hijos que ocuparon altos puestos en diferentes carreras."(2)
Entre ellos deben destacarse:
Ilmo. don José de Cosío y Barreda, obispo de Salamanca, electo presidente de Castilla.
Ilmo. don Antonio Pérez de la Lastra, obispo de Gallipoli.
Don Antonio Bernaldo de Quirós, doctoral de Mondoñedo.
Don Juan Velarde, provisor y vicario general de Sevilla y doctoral de Murcia.
Don Francisco de Villa, capellán de los Reyes Nuevos de Toledo.
Don Diego Manuel de Barreda, auditor de los Ejércitos de S.M.
Don Diego de la Cueva, juez metropolitano de Santiago.
Don José de Ceballos y Guerra, juez metropolitano de Santiago.
Don José Ibáñez de la Madrid, maestre escuela de la Catedral de Méjico, juez ordinario de la Universidad y de Cruzada en todo el Reino.
Rvdmo. P. Don Fray Buenaventura de San Agustín (natural de Santillana), dos veces general de la Religión de San Jerónimo.
Rvdmo. P. Fray Alonso de la Madre de Dios (Cosío Velarde), natural de Santillana, general del Carmen Descalzo.
Excmo. Sr. don Pedro Rodríguez de Campomanes, primer Conde de Campomanes. Estudió gramática y artes en Reginaceli. Fue gobernador del Consejo de Castilla y primer ministro de los Reyes Carlos III y Carlos IV.
Don Francisco Rodríguez de Campomanes, hermano del anterior y remendador de monjas de la Orden de Santiago.
etc etc
(*) Alonso Velarde (n. 1520 Santillana, m. 1597 Santillana), fundó el palacio Las Arenas. Casó en 1550 con doña Catalina Velarde y Barreda. Sus hijos: Catalina, Pedro y Alonso.
(1) Historia del Convento de S. Ildefonso de la villa de Santillana. Madrid 1743. Medrano, Manuel José de, (O.P.).
(2) Historia del Convento de Regina Coeli del Orden de Santo Domingo de la villa de Santillana, manuscrito de la Biblioteca del Palacio de Barreda, en Santillana.
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