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| Recorte de periódico que guardaban mis padres y escribo a continuación: |
ALERTA
VACAS Y
PRADOS
Miércoles 8
de octubre de 1986
Su
pequeña explotación es considerada un modelo para la cornisa cántabra
Juan Gutiérrez, de Arroyo, un
ganadero que apostó por la reconversión
(Jesús Manuel Gutiérrez)
La Mies de
Arroyo, barrio de Santillana del Mar, en la ruta que nos conduce a Ubiarco se
muestra al viajero como lo que evidentemente es: un núcleo de gran
preponderancia ganadera. La situación del sector no es fácil, pero algún
ganadero vecino del lugar, caso de Juan Gutiérrez Pascua, 50 años, ha
emprendido ya la reconversión y esto le hace gozar de una situación de
privilegio respecto a aquellos otros que mantienen sus explotaciones
tradicionales.
La
estabulación de Juan Gutiérrez ha sido definida por los técnicos como modelo
para todo el norte de nuestro país, dado el pequeño tamaño de las explotaciones
que abundan en la cornisa cantábrica, y “competitivas” de cara al Mercado
Común.
Juan
Gutiérrez, “ganadero de toda la vida”, dio sus primeros pasos en Novales, en
donde nació. Posteriormente, consumió una etapa junto a sus padres en Oreña, y
finalmente, una vez casado con Eduviges, se estableció en Arroyo. “Mi padre era
de aquí; tenía fincas y ese fue el motivo de radicarnos en Arroyo”.
Adosado a su
modesta vivienda poseía este ganadero un establo construido a principios de
siglo, con paredes de piedra sin revocar, pesebrera pegada a la pared, techo de
madera excesivamente bajo sin luz ni ventilación… El estiércol lo sacaban a
carretillo y lo apilaban a la entrada de la casa.
En aquellas
precarias condiciones, a pesar de llevar varios años inseminando
artificialmente, y como consecuencia de la falta de confort ambiental y las
deficiencias en la alimentación, la producción obtenida era de poco más de
3.000 litros de promedio por vaca.
Una inversión de tres millones de
pesetas
Al principio
de los años 80, guiado de las orientaciones de un perito agrícola de Nestlé,
planta a la que entrega cada dos días la producción de leche, se decantó por la
construcción de una estabulación libre. Le supuso entonces una inversión de
tres millones de pesetas. “Tal cantidad me daba respeto”, nos dice, “pero la
mujer no paró de animarme y… manos a la
obra”. Hoy está absolutamente satisfecho. La estabulación incluye estercolero
subterráneo, moderna sala de ordeño, lechería, almacén de piensos y box para
partos. Con todo ello, ha conseguido una adecuada estructura de trabajo.
Juan
Gutiérrez dispone en su explotación de Arroyo de 15 vacas de ordeño, más 7
novillas e igual número de crías. No posee semental propio. “Siempre acudo al
Centro de Inseminación de Torrelavega. En los últimos años he estado
inseminando con dosis del toro europeo “Wael”, que me ha dado resultados
excelentes. No obstante”, argumenta, “ahora también me inclino por los de
procedencia americana, caso del “Toppy Hill”, ya que me dado cuenta que las
crías de éstos son de más tamaño.”
Una media por vaca de 6.250 litros al
año
En el
progreso experimentado por su explotación ha observado que el ganado consume
mayor cantidad de forrajes y aprovecha al máximo su potencial genético,
produciendo en el momento actual una media de 6.250 litros por vaca y año, notablemente
mejorada respecto a la de la situación inicial. Juan hace una mención especial
a la mejor vaca que pisó su estabulación: “Se llama “Colindra”, la compré en
Ubiarco y la pude registrar el año pasado 9.000 litros de leche.
Desgraciadamente, por motivos sanitarios, al presentar el animal signos de
brucelosis la tuve que sacrificar. Era una gran vaca llamada a hacer “cuadra”.”
Juan
Gutiérrez, tiene en propiedad 450 carros de tierra. Su enorme problema de cada
día es la diseminación de las fincas. “En Arroyo urge la concentración
parcelaria por la dispersión y porque
hay demasiadas fincas pequeñas”.
Sobre el
Mercado Común no se considera muy versado, aunque si se atreve a apuntar “que
las consecuencias ya se dejan sentir en las ferias de los miércoles en
Torrelavega”.
Grado cuarto de ascendencia:
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